Hace algunos días desde “Mujeres que no fueron tapa” buscan que la iniciativa #HermanaSoltaLaPanza se vuelva viral en redes a través de imágenes de mujeres con cuerpos reales, despojados de prejuicios.
“Es mucho más que soltar la panza, es soltar la vergüenza que nos siembran con millones de imágenes que no se nos parecen. Es empezar a salir del odio aprendido hacia nuestros cuerpos, de la vergüenza de no encajar en un modelo creado para que no encajemos“, dice en esta entrevista con Al Margen, Lala Pasquinelli.
– “Toda mi infancia fui gordita y odiaba mi cuerpo. Mi mamá me obligaba a meter panza o a usar faja. El verano era una tortura, a tal punto que intenté vomitar después de las comidas y no pude. Eso me hace sentir mucho peor. Hoy llevo una vida saludable y entreno mucho pero siempre está el fantasma persiguiéndome y nunca estoy 100% conforme con mi cuerpo”
– “Era chata antes de la pandemia, que me agarró pisando los 30, iniciando un tratamiento por trastorno de ansiedad y sufriendo violencia laboral. En el medio falleció una de las personas más importantes de mi vida y hubo/hay días (muchos) en los que me costó/cuesta levantarme. Aun así no me perdono haber engordado y no verme como antes. Me da vergüenza. Me cuesta aceptar mi imagen”
– “18 años de vida. Todos ellos cargados de complejos e inseguridad sobre todo por esta parte de mi cuerpo (la panza). Sufrí acoso escolar durante toda la primaria y parte de la secundaria. Mientras todas se desarrollaban con un cuerpo hegemónico y aceptable, yo me escondía para que nadie me dijera gorda. Aún mi mama, hermana o alguna tía siguen jodiéndome con “estás más gordita”. Trato de ser fuerte y aceptarme.”
Estos son algunos de los testimonios que se desprenden de la campaña ideada por el proyecto artivista y feminista de transformación social “Mujeres que no fueron tapa” en redes sociales. Lo denominaron nada más y nada menos como “Hermana, soltá la panza“. ¿Cómo surgió? Con algunas stories que cada vez fueron más, donde mujeres empezaron a viralizar relatos de sufrimientos severos y trastornos relacionados con sus cuerpos, como los aquí citados.
¿Cuál es la idea? Una invitación a “hackear la Operación Bikini para llegar al verano e inundar las redes de fotos de mujeres con cuerpos reales”. Busca “interpelar a aquellas mujeres que existimos, vivimos y no encajamos en ese ideal de belleza y alentarlas a salir a este verano 2022, soltando la panza“, dice Lala Pasquinelli, integrante de “MQNFT”, creadora de la iniciativa, en diálogo con Al Margen.
Ideales peligrosos
“Para ser mujeres hay que encajar en ese ideal de belleza y sino medio que somos de segunda categoría”, dispara Lala y hace una crítica a ese bombardeo constante de imágenes donde se nos vende “felicidad”, cuya protagonista es una “mujer blanca, delgada, rubia, con el pelo largo, lacio, sexualizada”. “Generalmente esos cuerpos aparecen en lugares paradisíacos, en familia, con amigos, diversión, consumo. Esos son los cuerpos felices que se reproducen mayormente en las redes, mientras que los otros quedan invisibilizados, no venden”, agrega.
Por ello, se toma su tiempo para apuntar contra quienes perpetúan esos modelos de “cuerpos de hambre y delgadez”; contando los días para llegar “optima” al verano para comprarte “esa malla en vez de usar una adecuada a tu talle”. Y que se valen de publicidades, medicamentos, centros de estética, gimnasios, cirujanxs plásticos, entre otrxs que imponen “pasar hambre, extenuarte en ejercicios o meterte a un quirófano” para poder “disfrutar” y “andar con menos ropa porque hace calor”. “Como si solamente algunos cuerpos, los ideales, pudieran llegar al verano y si no te condenan a quedarte tapada, ponerte una carpa o una túnica y quedarte en tu casa”, ironiza Pasquinelli.
Lo peligroso de estos discursos es justamente la imposición de ese “mandato de belleza como uno de los dispositivos políticos que modela la identidad, el tiempo y el bolsillo de las mujeres”. Hermana Soltá La Panza “tiene como objetivo poner en cuestión todas estas violencias sobre los cuerpos de las mujeres que parecen sutiles pero que van dinamitando lentamente nuestra seguridad, nuestro poder. Nos roban la plata, nos roban el tiempo, nos roban el deseo, la posibilidad de ser amadas, acariciadas”, opina y trae más ejemplos de chicas que dijeron: ¿cuántas veces no deje que me abracen en la cama para que no me toquen la panza de costado? O ¿cuántas veces me vi metiendo la panza?
“Cosas que hacemos todas o que hemos hecho alguna vez, que sin embargo cada una lo vive como: soy yo la que tiene este problema o soy yo que la que tiene fallas porque soy una gorda, porque tengo esta panza o este cuerpo deforme. Porque así nos tratamos, como nos trata la cultura”. Los relatos dejan al descubierto mucho sufrimiento.
Romantizar la delgadez
“Nos acusan de romantizar la obesidad, yo creo que es un modelo que romantiza la delgadez. Siempre el discurso sobre la enfermedad en relación a los cuerpos es sobre los cuerpos gordos y los cuerpos delgados no están sanos”, apunta Lala y sigue: “en el último tiempo, se ha construido una especie de triada entre belleza igual a delgadez y delgadez es igual a salud. Entonces del otro lado, en esta dicotomía en la que vivimos siempre, fealdad es igual a gordura y esto igual a enfermedad. Y la verdad que necesitamos poner eso muy en cuestión porque este modelo de delgadez también enferma”. Explica que Argentina está situado dentro de los países con más trastornos de alimentación en el mundo. Hace referencia a todas las patologías que de allí se derivan.
“Pareciera que esto no existe, que el único problema que hay con la delgadez es que algunas personas tienen trastornos alimenticios. Bueno esas personas son cada vez más. Cada vez arranca esto cuando las personas son más jóvenes. Cada vez más casos de niñas de 5, 7, 8 años. Entonces es un modelo que enferma, el modelo de la romantizada delgadez”.
– ¿Y qué pasa con aquellas personas que encajan dentro de esos modelos hegemónicos?
-No estamos criticando a las mujeres que tienen cuerpos flacos o que quieren encajar. Cada una hace lo que puede en este mundo que recibimos tantas opresiones. Estamos haciendo la critica a un modelo que dice que solo esos cuerpos de mujeres sexualizados, solo esa desnudez, solo eso es válido y el resto es vergüenza. Criticamos que atrás de ese ideal hay un negocio ultra millonario de un montón de corporaciones que enriquecen a este modelo que te inseguriza y que también te enferma.
Es un tema que nos atraviesa a todas. En algún momento de nuestras vidas, pasamos por estos complejos y aún al hoy cuesta reconocerlo. “Todo el tiempo estamos negociando con este mandato, hasta de manera consciente”, puntualiza Lala y finaliza: “para mi es el tema que más encarcela los cuerpos y las voluntades de las mujeres y sin embargo es el que menos abordaje tiene. Inclusive por los feminismos porque muchas veces se piensa que es un tema banal, superficial. Es mucho más fácil hablar de otros temas que hablar de este y este es el que facilita casi la mayoría de las violencias”.
Mañana, miércoles 17/11 a las 19.30 hs habrá un encuentro arancelado por zoom, para compartir, aprender a soltar la panza y mandatos, para transformar la vergüenza en orgullo, para caminar juntas. Más info en: https://mujeresquenofuerontapa.com/
Por Luciana Avilés
Cooperativa de Comunicación Popular Al Margen