Desde que un sábado a la mañana el videito de CFK sacudió el panorama político pasaron cosas. La situación social y económica no dejó de mostrar signos paupérrimos y tristes.
Que la mitad de los menores de 18 estén bajo la línea de pobreza, que cierren 50 Pymes por día, que la mitad de la capacidad industrial siga parada, que la desocupación siga aumentando y que la inflación halla llegado al punto más alto en 30 años tristemente nos recuerdan cada vez más al 2001. Si no estamos cerca de un estallido como en ese momento se debe a dos razones: Una es el piso de seguridad social que se construyó durante la gestión anterior. En aquellos años había millones que no tenían nada semejante a las, ahora devaluadas, pero aún presentes, AUH y Jubilaciones por moratoria y de amas de casa, entre otros.
Dos, es el grado de descomposición de la democracia y la representación política que había en esos años y que hoy, a pesar de todo, no existe. Es probable que mucha gente de distinto poder adquisitivo aguanta el estallido porque hoy hay una opción de terminar por las urnas con un modelo económico de hambre. En aquel lejano y cercano 2001 no se vislumbraba desde el pueblo una alternativa disloca de statuo quo neoliberal que dominaba a toda la clase política. No lo digo yo. Lo dicen referentes de las organizaciones sociales, como Juan Grabois, hasta representantes sindicales, como Yaski, o de los PyMES.
Así como la economía mostró una continuidad en su declive, el panorama político cambio y mucho. Hasta el anuncio de la formula Fernández – Fernández tres espacios se vislumbraban competitivos hacia las elecciones, el peronismo-kirchnerismo amplio, el macrismo y Alternativa Federal. Este tercer espacio incluso palpitaba la posibilidad de dejar afuera del Ballotage al actual Gobierno. Este tercer espacio en las últimas semanas implosionó. Casi la totalidad de los Gobernadores afines a este espacio se han declarado a favor de la estrategia de CFK y hoy forman parte del Frente Todxs (Unidad ciudadana, PJ, Frente renovador, Proyecto sur, PC, Nuevo Encuentro, entre otros). Sobre el cierre de las alianzas terminó de concretarse un acercamiento que ya era un secreto a voces, el Frente Renovador de Sergio Massa. Queda por definir su rol en el nuevo frente, entre ir a una PASO frente a Alberto Fernández o como candidato a diputado. Me inclino más por esta última posibilidad. El tiempo y la rosca dirán.
De los cuatro fundadores de Alternativa Federal, uno se refugió en su provincia mediterránea, otro se fue a ser vice de Lavagna, otro se sumó al Frente Todxs y otro terminó de blanquear su oficialismo eterno. Tal como anticipamos en la nota anterior, la jugada maestra de CFK los dejo sin espacio. Cabe detenerse un momento en la aventura pichetto-panquequista. No se trata ni cerca de una mala copia de la jugada de CFK con Alberto Fernández. El establishment, círculo rojo, o el poder real, como quieran llamarle, venía exigiéndole a Macri la inclusión de algún Peornista Federal para captar parte de ese electorado. Sino las encuestas propias y ajenas mostraban el peligro de perder las elecciones. Asimismo, el macrismo necesitaba, como dijimos, alguna jugada para tratar de recuperar la iniciativa política luego del video de CFK. El rionegrino no fue la primera opción, fue la quinta. Ninguno de los anteriores que le ofrecieron el puesto aceptó: Urtubey, Sainz, Loustou y Manes. La quinta marca nunca suele ser buena y más aún pueden perder votos antiperonistas con Espert y Lavagna.
Eso sí a la hora del anuncio del eterno oficialista como vice, se apuraron a tratar de instalarlo como una jugada maestra, como una muestra de amplitud de Cambiemos. En realidad, Miguel Ángel, no vino con ningún Gobernador bajo el brazo, ni la euforia de los Mercados tras el anuncio significa la alegría del pueblo, quizás si su miseria. El rionegrino nunca fue un atrapa votos, sino un hombre de lobby y palacio. Un especialista de la rosca y negociaciones en las altas esferas del poder político y económico. Por esa capacidad es que logró surfear como oficialista de todos los gobiernos que pasaron desde que está en el Congreso. Pichetto llegó a Cambiemos para consolidar su núcleo duro por derecha. Su acompañamiento y defensa de las leyes de ajuste, el discurso xenófobo, antiinmigrante y pro mano dura, y hasta su antiperonismo, aunque suene raro, ya lo hacían parte del mundo neoliberal de Cambiemos. La alianza oficial cambio su nombre a Juntos por el Cambio, en un reflejo de lo que hicieron sus candidatos en las provincias para tratar de despegarse de una marca desgastada y piantavotos. La apuesta oficial entonces es la bolsonarización del discurso, la continuidad de la persecución mediatico-judicial a cualquiera que se muestre opositor y la repetición del discurso en lo económico de que “lo peor ya pasó”. El objetivo es consolidar el núcleo duro, no perder en primera vuelta y apostar todo al ballotage. Puede funcionar el discurso de Pichetto para profundizar la polarización que quieren instalar; capitalismo serio, república, mano dura vs. Argenzuela.
Es probable que algunos números muestren una aparente recuperación al empezar a compararse con los peores meses de la crisis que empezó el año pasado. A ello le sumarán la quema de reservas para mantener estable el dólar, el atraso de algunos de los aumentos tarifarios, medidas de incentivo al consumo y créditos a jubilados y AUH para llegar con una suerte de “veranito ecónomico” a las elecciones. Está por verse si lograran ese efecto deseado y si todavía hay parte de los indecisos proclives a comerse ese buzón.
Así y todo, las elecciones provinciales no dejan de darle sopapos al oficialismo, aunque el domingo pasado tuvieron algo de respiro. Después de varias elecciones consecutivas con derrotas, el oficialismo logró retener la Gobernación de Jujuy y se impuso en las PASO de Mendoza. Esto matizó las palizas en Entre Ríos, de la mano del peronismo unido, en Chubut, donde se impuso el candidato del Frente Renovador secundado por peronismo, y en Misiones, donde el FR de la Concordia arrasó con más de 60%de diferencia con Cambiemos. Cabe detenerse un poco en el caso de Jujuy. El carcelero de Milagros Sala, Gerardo Morales, oficialista, pero sin usar el nombre cambiemos, se volvió a imponer. Eso sí, con muchos menos votos que las elecciones anteriores y donde la suma de las distintas listas peronistas lo superaba. Nunca es lineal la suma de listas separadas, pero es una muestra del valor de encontrar o no la unidad. Es triste que la democracia jujeña halla premiado a quien ha instalado el laboratorio represivo de Cambiemos a opositores y organizaciones sociales, a quien ha cooptado la suma del poder público, al manejar ejecutivo legislativo y también el judicial al haber colocado su propia mayoría automática en la Corte. Eso sin contar que a poblado la administración pública y todas las oportunidades de negocios provinciales con sus familiares.
La pérdida de votos de la Alianza Cambiemos no es exclusiva de Jujuy ni en Mendoza donde se volvió a imponer. Según un informe de la consultora PXQ de Alvarez Agis, comparando las doce elecciones provinciales que van de este año Cambiemos perdió 11,7 puntos porcentuales (1,2 millones de votos) respecto a las del 2017 y 6,4 puntos porcentuales (544 mil votos) respecto a 2015. Para más detalles sugiero la lectura de la nota de David Cufré “La campaña de Wall Street” del sábado 15 de junio (https://www.pagina12.com.ar/2000382-la-campana-de-wall-street). Por lo que anticipan las encuestas y las elecciones primarias, las elecciones de hoy de Santa Fé, Formosa, San Luis y Tierra del Fuego no la auguran una mejoría en los números a la alianza Cambiemos (ahora Juntos por el Cambio). La suerte todavía no está echada. Tienen aún mucho poder político, judicial y mediático y mucho apoyo financiero y de inteligencia del Gobierno de EEUU.
El espacio que pasa a ser clave es el de Lavagna y Urtubey. No necesariamente porque aspire a ocupar el lugar de Alternativa Federal y evitar la polarización. Sino por a quien le saca votantes. Al parecer una parte minoritaria de los votos de Alternativa Federal irían a esa alianza porque la mayoría de los ex referentes de ese espacio están hoy con Alberto Fernández. La consolidación del Frente Todxs parece haberse comido la mayoría del espacio ideológico de la avenida del medio. Por otro lado, Lavagna en el momento donde tenía mayor conocimiento y prestigio en la población en las elecciones de 2007 llegó alrededor del 17%. Difícil que se acerque hoy a esos guarismos. Sin embargo, no habría que descartar que logre captar macristas desencantados, incluso del núcleo duro, dada la mala realidad económica y, porque no, la aparición de un pejotista en la fórmula de Cambiemos.
Completando el panorama de las formulas, encontramos que dio la unidad de casi la totalidad de los partidos troskistas en FIT Unidad. Las exigencias democráticas de las PASO de necesidad de representación en todas las provincias con un piso electoral lógico para participar de elecciones nacionales, han logrado unir lo que se había roto con diferencias ideológicas. Este espacio busca escapar a la polarización y aspira a captar votos de la sangría de Alternativa Federal. Las encuestas nacionales por ahora números similares respecto a elecciones anteriores. El panel se completa con el Nuevo Más, que no sumó a la unidad troskista, el Frente Despertar del ultra neoliberal Espert, y El Frente NOS, del ex carapintada y ex jefe de aduanas de Cambiemos Gómez Centurión, acompañado por Cintia Hootton, afamada antiderechos.
Estamos a semanas del cierre de listas y del inicio de una larga campaña. Pero los equipos que van a enfrentarse ya están conformados. Al parecer un cerca de 25% de los votantes definirá su voto en los próximos meses. Queda por verse si el Gobierno puede convencer de su relato a una porción importante que le permita llegar al Ballotage. El Frente Todxs, con Alberto Fernández a la cabeza, apuesta todo por ganar en primera vuelta. No solo para asegura una victoria rápida, sino para tener el poder político necesario para poder Gobernar el país en debacle que dejará Macri.
Por Manu de Paz
Equipo de Comunicación Popular Colectivo al Margen