A partir de diciembre la nueva composición edil contará con la representación de Marcelo Casas (Soyem) y Gerardo del Río (Comercio). ¿Cuáles son los proyectos de estos dirigentes gremiales para Bariloche?
Dentro de los nueve concejales que el próximo 10 de diciembre ingresarán a componer el cuerpo de once deliberantes, dos son dirigentes sindicales: Marcelo Casas, primer vocal del Soyem, el gremio de trabajadores municipales, y Gerardo del Río, secretario de Interior de Comercio.
“Más allá de nuestra derrota en la categoría de intendente, la elección fue positiva. Por donde partimos, por lo difícil de llegar a una sola lista y mantener los tres lugares en el Consejo, siendo oposición”, dice a Al Margen Casas, del Frente de Todos (FDT), fuerza que se ubicó segunda con el 20,41%.
“El resultado fue satisfactorio, aunque esperábamos más acompañamiento. Creo que el electorado dio un mensaje a la ciudadanía: el de la multiplicidad de voces”, señala Del Río, de PUL (Partido Unión y Libertad), que con el 5,62% se ubicó por debajo de Juntos, el FDT, Bariloche por el Cambio y Podemos.
¿Cómo proyectar la representación de estos dirigentes? ¿Como portavoces de sus gremios u hombres del partido?
Casas milita desde los 20 años en el peronismo. Dice tener más trayectoria política que sindical. E incluso, que su tarea estará por encima de la pertenencia al Frente de Todos. “Uno tiene que tener una mirada amplia, para tener en vista a todo Bariloche en su conjunto”, sostiene el ex secretario adjunto de Soyem, que nuclea a casi dos mil hombres y mujeres. No obstante, anticipa que avanzará desde su banca en la creación de escalafones dentro de la carrera administrativa para los trabajadores públicos.
Más tajante fue Del Río: “Somos representantes de los trabajadores y dentro del partido también damos esa pelea”, afirma el dirigente de Comercio, un sindicato con 4000 afiliados organizados en un universo de casi 15 mil empleados en la ciudad. “Muchas de nuestras familias están en la informalidad y trabajan por migajas”, agrega.
Las fuentes de trabajo están en el centro de las respuestas de Del Río. Explica que desde diciembre buscará “reflotar, mejorar y actualizar” la caduca ordenanza que privilegia la mano de obra barilochense.
En un mismo sentido, dice que “muchas PyME fueron atravesadas por la crisis y cerraron sus puertas. Muchos compañeros quedaron en la calle al no haber una regulación que favorezca a los empresarios locales respecto de los que viene de afuera”.
Ambos tienen una visión similar del Estado. Casas, por ejemplo, entiende que la municipalidad debe impulsar matrices productivas que rompan con el “paradigma del turismo”. Aquel que mapea a Bariloche donde termina Dina Huapi en una línea recta hasta el Llao Llao.
“No niego la importancia del turismo, pero somos 160 mil los barilochenses que vivimos todo el año y en nuestros barrios faltan servicios, caños, veredas, cunetas”, apunta el dirigente del Soyem.
“Bariloche está dividido, todos los sabemos”, comenta Del Río. “Entre el Alto y el Centro, la ruta y los alrededores. Nosotros en contacto con los vecinos hemos encontrado una ausencia real del Estado”, precisa.
Por Pablo Bassi
Equipo de Comunicación Popular Colectivo al Margen