Alivio, euforia, desahogo, alegría, esperanza. A muchos los atravesaron estos sentimientos a medida que se confirmaba el triunfo del Frente de todxs. A no tan pocos les dio miedo o medio bajón que la diferencia no fuera tan amplia como en las PASO. Pero con el reconocimiento de Macri de la derrota y las palabras de Alberto, CFK y Kicillof, se terminó de desatar la fiesta popular.
Es inconmensurable la multitud que salió a las calles de distintas ciudades a festejar el triunfo del Frente de Todxs. En particular en Bariloche, la Plaza de los Pañuelos colmada, reflejó fielmente la paliza en toda la Patagonia que sufrió el Macrismo. Una paliza similar a la que el gobierno le dio con sus medidas a la región. En la capital del país, los alrededores del Bunker del Frente eran una marea interminable de gente con caras de felicidad, de alivio y desahogo. Y todxs sabiendo que este gobierno de miseria planificada ya tiene fecha de vencimiento recontra chequeada. Personalmente me invadió una sensación tremenda de alivio. Pensé que iba a estallar eufórico de alegría al confirmarse el triunfo, pero no. Fue sensación del agua fresca en las manos encalladas luego de una larga jornada de trabajo. Por un lado, el cansancio tremendo por el esfuerzo, los golpes y llagas, y por otro, la profunda sensación de alivio del agua fresca llevándose parte del dolor, y el sentir de trabajo realizado, aun sabiendo todo el trabajo de reconstrucción que queda por hacer, por curar, por reconstruir. Personalizo estas sensaciones, pero creo que son las de muchos. La militancia esta estigmatizada por el poder real, el compromiso por ideas y convicciones se paga caro y más si es en función del poder del pueblo. Siempre se queda uno con la sensación haber podido hacer más, pero aun así siento la satisfacción de haber sido parte de los muchos compañeros y compañeras, de la mucha gente de a pie, que mientras nos apaleaban, la siguieron peleando, poniendo el cuerpo en las calles, en las redes, en los medios, en los barrios, en el trabajo. Nos trataron de ladrones, de ñoquis, de violentos, de vagos, de locos, de asesinos, de cómplices, de corruptos, de terroristas, de idiotas, igual seguimos insistiendo. Y lograron golpes más dolorosos aun inculcándole a colegas, amigos y familiares ese mismo discurso del odio. Y quizás sea el momento de tomar conciencia de lo poderoso y peligroso que es el discurso del odio que instalaron. El Gobierno de Macri tuvo saldo positivo solo en recuperar los porcentajes históricos de gorilismo o antiperonismo de la sociedad argentina.
La ideología individualista, meritocrática, cipaya, antinacional y racista tiene tanta raigambre o más que su objeto de odio, el peronismo. Un porcentaje importante de los votos a Macri no es totalmente antiperonista, pero el domingo lo eligió como el “mal menor” cual, si fuera en un Ballotage, con la carga del sentido común instalado por los grandes medios del peligro de la vuelta del “populismo”. Es muy probable, que igualmente que Macri no llegue finalmente al 40%. Seguramente el escrutinio definitivo muestre un más real 38-39% a favor de Macri, siguiendo los porcentajes de la provincia de Bs As, que históricamente ha sido reflejo casi exacto de los porcentajes a nivel nacional. Allí el triunfo del Frente de Todxs fue 52 a 38, una paliza tremenda de Kiciloff a la máxima estrella de la costelación macrista. Esta presunción sobre los números finales está bien reflejada y fundamentada en la nota de Tuny Kolman de P12 del martes (https://www.pagina12.com.ar/227970-que-paso-con-las-encuestas). Como todo en Cambiemos, hasta la aceptación de la derrota fue una puesta en escena. Varias horas después de mostrar diferencias mínimas, por la carga preferencial casi total de aquellos distritos favorables a Macri, Córdoba, Mendoza y CABA, el expresidente en funciones reconoció, antes que su porcentaje bajara del 40%, el triunfo de Alberto. Si se confirman los números finales de esa noche, prácticamente la totalidad de los votantes que no votaron en las PASO y si en las generales tendría que haber optado por Macri y Alberto Fernández no habría sumado ni uno. Aun así es real un repunte de 4-5% del oficialismo desde las primarias. Asimismo, lo importante es que se derrotó a un conglomerado de poder inmenso, sin importar por cuánto. Igualmente, números más números menos, en cualquier país del mundo una victoria sobre un oficialismo por 8-10% es una victoria titánica. Recomiendo escuchar las reflexiones de Horacio Verbisky o de Aliverti y análisis locales, como el de Roxana Arazzi, respecto a los poderes que se derrotaron el domingo (Aliverti: https://www.pagina12.com.ar/227784-alegria-sin-reparos-por-el-triunfo-de-alberto-fernandez-en-l, Verbisky: https://radiocut.fm/audiocut/horacio-acerca-del-albertismo-o-cristinismo/ , Arazzi: https://araziroxana.com.ar/nota/352/editorial-de-roxana-arazi-301019?fbclid=IwAR3LUzSDcG0-eK7pOuMW3JuwdiN3jbeb7sDqxui6s_R2_o4DYqmJuI7589k). Hay que ser conscientes que minimizar el triunfo del Frente de Todxs no deja de ser una de las tantas estrategias de desgaste y condicionamiento del poder real al futuro Gobierno, antes de que asuma. Si uno enumera las fortalezas a favor del Gobierno saliente, se hace fácil comprender el repunte, a pesar de la debacle económica actual. Este gobierno contó con el respaldo del Gobierno de EEUU, el FMI, los grandes empresarios, los especuladores financieros más importantes del mundo, las empresas de servicios públicos y los medios de comunicación concentrado y hasta las grandes multinacionales que manejan las redes sociales. Sobre este último punto, hay estudios que indican que la mitad de los usuarios de redes sociales no sabe que son los trolls y bots y no sabe del grado de manipulación y veracidad que tienen las “noticias” que circulan por las redes. ¿Les parece poco poder de fuego? Por ello es para pensar a futuro como se trabaja estos aspectos. La mayoría de la población se informa por los medios masivos y las redes. Y para entender la realidad cotidiana la gente necesita herramientas de interpretación, ideas, conceptos. Y cuando no los tiene, recurre al sentido común instalado, que es el que han construido a lo largo de tanto tiempo los grupos concentrados de poder. Allí no importan ni las cifras, ni lo profundo de la crisis.
Si a alguien lo han convencido de que hay muchos planes, el problema de la crisis puede seguir siendo que no se ajustó lo suficiente. Lo mismo con la pesada Herencia, el Estado gigante, la cleptocracia, los comandos cubano venezolanos y otros mitos que se asientan sobre ese sentido común instalado. Además, hay que contar que el resultado de las PASO, hizo de la primera vuelta un escenario de Ballotage. Así muchos que habían optado por otras fuerzas, cambiaron su voto en pos de la polarización.
Para el Frente de Todxs y sus satélites, las PASO definían todo y se convenció hasta a los periféricos que así lo era, y fue cierto, ese fue el golpe de gracia al poder. Para Cambiemos/Juntos por el Cambio, después de esa paliza de las PASO, sabían que lo definitoria era poder pasar la primera vuelta. Así convencieron a muchos que los votarían como mal menor en una segunda vuelta, que adelantaran su decisión. Aún con todos esos condimentos, el porcentaje no debería sorprender, ya que es similar al obtenido por Angeloz, radical de derecha, en 1989 luego de la debacle del gobierno de Alfonsín por los golpes de mercado que llevaron a la hiperinflación. O incluso es menor la cantidad de votos hacia la derecha que los que sumaban Menem y López Murphy en 2003 (25 y 20%, respectivamente). Es más, es lo que sacó el macrismo en las legislativas de 2017. Si, la derecha tiene ese nivel de votos en nuestro país y si, hay por delante una batalla cultural por delante para que sean cada vez menos.
Pero en 4 años, con todos los medios a favor y todo el poder real, y con una persecución judicial y mediática a la oposición inédita en democracia. ¿Les parece mucho que hayan sumado 4-5 % de lo obtenido en la primera vuelta de 2015? Lo importante que se le ganó a un conglomerado de poder inmenso y, sin ir más lejos, a principio de este año no se sabía si se le ganaba. Sabíamos antes de las elecciones la reconstrucción titánica pendiente, económica, política e ideológica.
Se hace imprescindible entonces pensar en estrategias que fomenten la aparición de más anticuerpos en nuestra sociedad contra esas políticas que siempre nos llevan a la miseria. Así como se logró que la defensa de los DDHH sea bandera y que la gente se volcara a las calles para impedir el 2×1 a los genocidas, se precisa el mismo trabajo para un nunca más al megaendeudamiento, a la concentración de la riqueza, a la destrucción de nuestras industrias, al éxodo de científicos, al gatillo fácil, a la represión de la protesta social, a la persecución de la militancia política y social y de nuestros pueblos originarios, a la privatización de la salud y educación, al saqueo de nuestros bienes naturales, a la precarización laboral, y al hambre. Es por ello simbólicamente importantísimo que en el escenario de la victoria estuvieran las Abuelas y las Madres de plaza de mayo y que la consigna fuerte también fuera un Nunca más al neoliberalismo. La tarea no es fácil, en un mundo donde el neoliberalismo domina. Pero también en un mundo donde este statu quo muestra sus límites y empieza a encontrar resistencias, más o menos organizadas. Los levantamientos populares de Chile y Ecuador van por esa vía. Nosotros al estar un paso adelante, habiendo triunfado en las urnas contra el antipueblo, seremos de gran ayuda para su lucha.
Como cierre, me gustaría destacar que el domingo fue el comienzo del fin de un ciclo histórico, aunque aún falta un mes para la asunción de Alberto y Cristina Fernández. Por un lado, se dio algo inédito, es la primera vez que un presidente que va por la reelección no lo consigue. Segundo, esta derrota contundente se dio a pesar de todo el respaldo del poder real nacional e internacional. En este sentido, quizás la muestra más cabal del cambio de ciclo sea el reconocimiento del propio Trump a Fernández por la importante victoria, a través de un llamado que ambas partes hicieron público. Tercero, esta nueva experiencia neoliberal, la tercera después de la dictadura del 76 y el menemismo-delaruismo, solo pudo durar 4 años y el poder real tuvo que poner “su gente” por primera vez en los cargos visibles. Esto quiere decir que nuestra sociedad, a pesar de todo el poder que enfrenta, está desarrollando anticuerpos contra estas políticas nefastas.
La gente de a pie desde el minuto cero, y también antes, estuvo en las calles contra el ajuste. A las dirigencias, sociales, sindicales y políticas, les llevo más tiempo encontrar el rumbo para una acción unificada. Pero se logró en solo 4 años, a pesar del poder de fuego de un gobierno antinacional, de la represión, la persecución judicial y mediática, el atraso de aumentos y tarifazos para después de las elecciones, del clientelismo descarado y muchos etcéteras. Ahora se abre una nueva oportunidad histórica de consolidación de un modelo de país inclusivo y soberano. Nuevamente se hace necesario recordar que el camino será lento y difícil. Seguramente va haber medidas que van a gustar más y otras menos. Va a ser un Gobierno nacional y popular, con todas sus contradicciones intrínsecas de lo popular, pero no uno sirviente de la Embajada. Y que vamos a tener que estar en las calles para poder mantener el rumbo.
Eso sí, démonos un tiempito de reflexión para valorar lo que logramos como pueblo, una victoria titánica contra el poder real…. Festejémosla como tal, y después obvio a arremangarse para lo empezó, ¡Bah! Lo que nunca termina, la batalla de ideas y la pelea por un país más plural, justo, inclusivo y soberano.
Por los Santiago
Por los Rafita
Por todas y todos los reprimidos, perseguidos y presos por luchar
Por todos los esquilmados por el ajuste,
Por los pibes, por los viejos, por todos, todas y todes
Por todos los pueblos e identidades que habitan nuestro país y la Patria Grande
Por los 30 mil.
Porque somos un pueblo que no pueden dejar de rodillas
Porque el futuro ya llegó y es nuestro, ¡¡Salud!!
Por Manu De Paz
Equipo de Comunicación Popular Colectivo al Margen