El Sistema implementado en el 2012 cumple un nuevo aniversario desde que comenzó a funcionar en nuestra ciudad como una oportunidad de trabajo formal para cientos de familias de los barrios populares. Recorrido por las experiencias que hacen de lo individual un futuro de dignidad colectiva.
Es mediodía y en el local de la Cooperativa Kata Wain Newen -una de las 5 asociadas que integran en la actualidad el Estacionamiento Medido y Solidario (EMS) en Bariloche- el movimiento de entradas y salidas se incrementa entre los intercambios para almorzar.
Por la ventana la luz del sol no deja adivinar el frío que cala las mejillas, que se encienden de este lado al calor de las oficinas ubicadas en la calle Rolando. Se cumple por estas fechas un nuevo aniversario del sistema de cooperativas que, asociadas al Municipio, dan trabajo a más de 150 familias barilochenses.
“Nunca había tenido un trabajo en blanco, tengo 20 años y esta experiencia es muy buena. Me cambió, porque puedo organizarme como persona y también crecer. Este trabajo me fortalece”, dice Maribel, que está hace casi un año en la Cooperativa.
– ¿Y en qué área te gusta más estar?
-Me gusta cobrar y estar con la gente, porque cuando fiscalizás y haces los avisos de deuda la gente se enoja más.
Maribel y varios de los que aquí transitan en este mediodía explica que todavía falta información y entendimiento sobre la tarea que ellos realizan, que las personas sepan a dónde van a parar los recursos, qué son de las cooperativas. “Muchos creen que nos llevamos los autos y les tenemos que explicar que no, que a lo que nos dedicamos es a cobrar el estacionamiento, la otra parte le corresponde a la Municipalidad con sus inspectores. Son rubros diferentes”.
“Me había vuelto a vivir a El Bolsón donde está mi familia porque no conseguía trabajo y no podía sostenerme. Finalmente entré como suplente, y ahora soy suplente fijo. Estoy contento, está muy organizada la cooperativa y el año que viene quiero estudiar para ser maestro en la escuela”, cuenta por su parte Juan mientras almuerza en uno de los turnos. Trabaja en la cooperativa desde hace 9 meses y llegó a través del Corralón por un grupo de diversidad.
Como las de ellos, son muchas las historias que se multiplican dentro del Sistema de Estacionamiento Medido que cumple 7 años de funcionamiento en nuestra ciudad. Muchos vienen de los barrios populares y encuentran aquí una posibilidad de trabajo formal estable, algo difícil en estos tiempos, pero sobre todo, otra forma de trabajo.
Ser cooperativa
Ramón Soto se sienta a compartir su experiencia. Es uno de los que está casi desde los inicios en el Sistema de Estacionamiento Medido: cuatro años en la Cooperativa Encuentro y dos en Kata Wain Newen: “Ser cooperativa es lo que queríamos desde el principio, porque estamos en un lugar donde somos dueños de esta empresa y nos organizamos. Más allá de que no tengamos un jefe, tenemos que tener un coordinador, un plantel que sale a hacer el diagrama del dispositivo de la cuadra”, explica.
Dice que como la suya, hay un motón de historias y recuerda los inicios del proyecto: “Comenzó enfocado en los sectores más vulnerables con el apoyo de varias organizaciones, como Al Margen, que nos acompañaron -y acompañan- hasta que pudimos formar la cooperativa”, dice y señala la pulseada contra el estigma que pesa sobre los barrios más humildes: “En el 2012 fue algo nuevo ver a los chicos de los barrios altos cobrar el estacionamiento y fue cambiando esto de distinguirlos como que venían al centro solamente a hacer cosas malas. La gente ya tiene un respeto y cuando hay oportunidad de charlar y contar lo que hacemos cambia el sentido, la idea de a dónde va destinada la recaudación”.
Explica que son monotributistas, socios de la Municipalidad pero no empleados del municipio. Que es importante entender que el acuerdo lo podría tener una empresa privada, pero lo tienen las cooperativas, que se quedan con el 70% de las ganancias dándole trabajo a cientos de familias barilochenses, llevando adelante programas sociales, permitiendo un primer empleo. Y que si hay incrementos, es para que los sueldos mejoren: el 60% de los trabajadores y trabajadoras del Sistema son jefes y jefas de hogar.
Es así que el aumento del 75% de la tarifa llega finalmente como respuesta a un largo reclamo de las organizaciones, ya que desde junio del 2018 no se incrementaba el valor que hoy permite pura y netamente alcanzar la inflación y seguir corriendo atrás de la canasta básica. Así y todo, el sistema sirve, y mucho.
“Hay compañeros que no podrían conseguir trabajo en otro lado, algunos tienen 50 años, o problemas de salud, y acá les damos contención. Es distinto a una empresa en la cual quedarían al margen por tener más de treinta años. Acá hay distintas problemáticas y se los va orientando para que se inserten en lo laboral y que de alguna forma puedan apuntar después a otro trabajo. Además muchos chicos estudian y se les pueden acomodar los horarios. Está pensado también para un primer empleo. Aunque en mi caso me quedé apostando a la cooperativa”.
Con 39 años cuenta cuando arrancó la cooperativa le dio la contención que necesitaba. Al poco tiempo fue padre y vivió el proceso como un gran aprendizaje conjunto. “Mi hijo tiene 5 años y vino junto con el trabajo, fue un proceso nuevo. En lo personal lo que me cambió es la idea de la responsabilidad, de empezar a ser más solidario: este no es un trabajo individual. Si anda bien el compañero va a andar bien la cooperativa. También me formó como papá, pude socializar con la gente. Antes estaba metido en una obra y levantando una pared no hablaba con la gente. Esto me ayudó a conectar y así les pasa a muchos chicos, que vinieron de una forma y están de otra”.
Son varias las tareas en las que se divide el trabajo en el Estacionamiento Medido, están los que supervisan auto por auto, los que cobran, los operadores. “Es toda una tarea de trabajo en equipo durante las siete horas que estamos y tratamos de ayudarnos. Quien coordina ve donde va a estar mejor cada uno, y va organizando”.
– ¿Qué puntos te parece que hay que fortalecer?
-Creo que es importante la información, la difusión, folletería, para que se sepa cuál es nuestro trabajo, para que quienes escuchen, o lean, vaya cambiando el pensamiento. Falta más solidaridad, mas tolerancia, valores que no se tienen que perder.
Termina de hablar y se calza la mochila, le toca continuar la tarea por las calles de nuestra ciudad. Lleva la sonrisa de quien sabe que la labor va más allá de uno mismo.
Por Violeta Moraga
Equipo de Comunicación Popular Colectivo al Margen