Desde noviembre hasta mediados de marzo el pueblo uruguayo se prepara y vive el carnaval. Este año, con un gobierno de derecha luego de 15 años del Frente Amplio en el poder. Fernando Tetes, periodista uruguayo y amante del carnaval nos cuenta su visión de esta fiesta popular.
– ¿Qué relevancia tiene el carnaval en Uruguay?
-El carnaval en Uruguay tiene dos vertientes muy fuertes. Una es el carnaval de Montevideo y otro es el carnaval del Uruguay en sí mismo. Nos planteamos el carnaval de Montevideo como la fiesta popular y masiva más fuerte. Sigue siendo evento público que vende más entradas, se venden casi dos millones de entradas entre el teatro de verano, los tablados, las llamadas… supera al fútbol.
En Montevideo, primero que nada, está la mitad de la población uruguaya. Además, hay un trabajo muy fuerte con la movida de la Murga Joven, un evento multidisciplinario que se realiza hace 20 años, hay casi 60 murgas que participan. De ahí surgen murgas como La Catalina, Queso Magro, Metele que son Pasteles, Cayó la Cabra. Se maneja muchísima juventud que va desde los 14 a los 35 años.
Podríamos decir que el carnaval es casi todo el año. Conversando con los protagonistas te dicen que ya en mayo comienzan a escribir, casi todos los letristas saben para qué lado van a agarrar para el carnaval 2021. Además, el año que viene se cumplen 100 años de La Gran Muñeca y se espera una gran fiesta. Los espectáculos tienen que pasar una prueba de admisión que en general es la última semana de noviembre, por lo que en mayo ya tienen que empezar a ensayar y armar un repertorio.
Es un trabajo muy complejo, las murgas que no tienen que dar admisión normalmente se juntan en septiembre para comenzar a ensayar. La fiesta es muy larga, en Montevideo vivís el carnaval todo el año. En el interior del Uruguay hay menos exigencia, el carnaval empieza a vivirse en noviembre y en febrero explota. Es intenso pero menos competitivo, tiene una mezcla de encuentro cultural, hay zonas en la que se vuelve bien brasilero.
– El carnaval tiene una fuerte declaración política y social ¿Crees que tiene incidencia en la opinión pública?
-Yo parto de la base de que todo lo que hace el ser humano es político, en todo que lo que hacemos o dejamos de hacer hay una connotación política. Se dice que la murga es la voz del pueblo. El carnaval tiene más de 100 años, las murgas siempre fueron contrarias a toda reacción del poder. Con la llegada de la Dictadura, el carnaval y las murgas supieron visibilizar a través del canto popular la opinión y el sentir de mucha gente.
A la salida de la Dictadura, las murgas se mantuvieron con un tinte muy opositor que hasta ahí fue visto bastante bien, hasta hace 15 años el progresismo era opositor. Lo que sucedió después es que hubo algunas agrupaciones que mantuvieron su tinte profundamente vinculado al Frente Amplio, identificadas militantemente y otras que se vincularon directamente con la crítica.
Obviamente 15 años de gobierno del Frente Amplio dieron para que la crítica fuera bastante menor, pero nunca se dejó de criticar. Este año es un año muy particular y las cuestiones han tomado otro giro. El carnaval ha trascendido el mero hecho artístico del tablado o del concurso, está en los medios y en las redes sociales.
Las redes han sido invadidas por todo tipo de opiniones. Hubo una campaña muy fuerte este año de decir que el carnaval es de la izquierda. Las murgas siempre han estado vinculadas a la izquierda, a la revolución, a lo revulsivo, a la crítica y estar en contra de los poderosos. En Montevideo, más del 50% de la población es de un gobierno progresista, por lo tanto no asusta que le gente quiera ver esto. El carnaval refleja el país y Uruguay es un país que durante 15 años fue gobernado por el progresismo.
Por acción o por omisión el carnaval ha tomado un tinte progresista. Yo creo que las murgas cumplen un rol fundamental en la política. El mero hecho de haber despertado alarmas en la Coalición Multicolor que está en el poder es hecho importante. Si convence o no es una linda pregunta… En realidad siempre nos quedamos con la duda si el carnaval no se come su propia cola, sino está dando vuelta sobre sí mismo y sobre la misma gente convencida. En este revolcón de los últimos 15 años quedó más a la vista la falta de imaginación para generar espectáculos. Yo creo que siguen reflejando el mundo. La murga nunca va a dejar de ser una voz política, una voz social.
– ¿Qué momentos de este carnaval 2020 te han sorprendido más?
-Hubo momentos muy importantes. Arranco por Agarrate Catalina, la canción final que hicieron, la zamba que canta el Zurdo Bessio con el recitado a la aporofobia, el odio hacia los pobres es muy fuerte, tremenda. Hay letras que nos quedan en la memoria. El “vamos a la plaza” de Metele que son Pasteles, tuvo un mensaje de acción directa, ellos son muy frenteamplistas. Después Queso Magro tiene un homenaje al Pitufo Lombardo que es increíble.
Este carnaval empezó con un gobierno de izquierda y terminó con un gobierno multicolor, de derecha. Era muy difícil atravesarlo para los conjuntos, las murgas lo pudieron hacer y en el caso de los parodistas tuvieron la genial representación de Luis Lacalle Pou de parte del Rusito Gonzales de Los Muchachos.
– ¿Cuáles crees han sido los cambios significativos en el mundo de las murgas en estos últimos años?
-A medida que pasa el tiempo, cambia el relato. El lenguaje y las intenciones cambian. En las décadas del 50, 60, 70 el humor en el carnaval era absolutamente machista, dedicado a ridiculizar a homosexuales, enanos, con fobias hasta racistas. Ahora estamos empezando a hablar de un carnaval que deriva su humor en otros lugares.
Por Fabián Agosta y Sergio Brangold ( programa radial “El Gran Tuleque”)
Fotos: Euge Neme
Equipo de Comunicación Popular Colectivo Al Margen