El homenaje de las militantes feministas que fueron compañeras de Susana Yappert, la recuerdan en esta emotiva despedida.
Estas palabras llegan días después de que la “Su” emprendió un nuevo vuelo. Estas palabras llegan con pausa en tiempos donde el tiempo “sobra” (o no), cargadas de emociones y recuerdos. Estas palabras brotan de aquellas feministas que quieren recordarla, para no olvidar su paso por este mundo que hoy está un poco más triste por no tenerla en las calles luchando, pero con la convicción de que su esencia y su legado seguirán girando en todxs aquellxs en lxs que plantó la semilla de la valentía y la perseverancia. Para ella, en su memoria, y para todas quienes tuvimos el placer de conocerla y compartir juntas este camino que busca transformar nuestras realidades y la sociedad entera.
Cuando llegó la noticia que temíamos desde hace unos meses, lo primero en que pensé fue en su sonrisa. De oreja a oreja. E inmediatamente se me vino su voz. Tan pausada, tan calma pero tan firme al mismo tiempo. También pensé en sus lentes y en su mirada. Profunda. Con convicciones. La imaginé caminando por Bariloche. Marchando, a decir verdad. Con un pañuelo verde en el puño, con su pelo al viento patagónico. Y ahí se me ocurrió traer toda su trayectoria, su caminar. Recopilar un poco para recordar. Para recordarla.
La última imagen que tengo bien marcada de la Su o de la Susi como muchxs le decían, fue el año pasado cuando viajamos a Neuquén para encontrarnos con las compañeras colegas de todo el país que integran la Red Par (Periodistas en Red por una Comunicación no Sexista). Era la reunión anual de este espacio que ella conocía a la perfección y que se encargó de enseñarme. Me amadrinó y me hizo sentir parte. Así como solía hacerlo siempre. Generosa hasta los huesos.
Ahí es cuando empezaron a brotar los recuerdos, unos tras otros. El tiempo, que en épocas de coronavirus pone en jaque a muchxs, en mí causó ganas de tener más historias de ella, más anécdotas, de escribir algo. Se sumó que en las redes empezaron a circular muchos testimonios de amor, muchas fotos donde se la ve rodeada de lxs suyxs: con su compañero, con sus hijos, con su madre, con sus compañeras feministas. En sus diferentes espacios tanto en Bariloche como en Roca.
Entonces pensaba qué hacer con todo lo que hay por decir. ¿Cómo hacer para canalizar todo por lo que ella luchó? ¿Qué elegir contar sobre su vida? Todo me sonaba bastante trillado y acotado la verdad. Por eso me dije: qué mejor que recordarla entre todxs. Qué mejor que recordarla en su mundo, el de las palabras, la pluma, las calles y la militancia, rodeada de verde, violeta y naranja.
Y ahí empezó a pensarse este sencillo pero sentido homenaje. Con palabras e historias de mujeres a las que marcó y por las que luchó hasta lo último, para que el día de mañana el mundo sea un poquito más justo para con nosotras. Estas mujeres son algunas de las tantas en las que dejó huella y fuego para seguir ardiendo. Ella, mujer comprometida con las causas justas, comunicadora y guerrera incansable que supo darlo todo hasta el final. Hoy es pensada y recordada así.
Dice Rosana González, ginecóloga, compañera referente y militante del movimiento feminista en Bariloche: “A Susana la conocí en un Encuentro de Mujeres que hubo en Bariloche en los 90. Por ese entonces ella estaba con el blog “Las hijas de Eva”. Yo la leía en el diario (Río Negro) y creo que esas fueron nuestras primeras comunicaciones. Por mail. Por escrito. Nos veíamos de vez en cuando. Después empezamos a tener lazos más fuertes. Siempre pertenecí a redes de mujeres en Bariloche. Tuvimos “Liwen”, después “Las unas y las otras”. Ella pertenecía a la red interinstitucional de Viedma. Y ahí nos poníamos de acuerdo en muchas actividades que hacíamos.
Lo que más me resalta cuando pienso en ella es lo diferente que éramos. Ella era una persona poco deportiva. Le gustaba poco la vida en el exterior. Le gustaba más la vida interior. Y yo todo lo contrario. Eso es lo que más me queda de ella. Lo diferente que éramos. A pesar de esto, cuando pasaba por Roca me quedaba en su casa. Teníamos buenísimas charlas. Hasta altas horas en la noche.
Me gustaría recordarla como era. Recordarla como transgresora ideológicamente. Luchadora. Innovadora. Ocurrente. Creo que tenía todo eso, aplicado a una cabeza muy maravillosa. Pensadora. La recuerdo como un alma gemela. La siento como una comunión de almas, de espíritu. Comunión de proyectos y de objetivos. Como pocas personas tuve en mi vida. A pesar de nuestras grandes diferencias. Ella era una persona que permanentemente establecía lazos. Entrelazaba proyectos. Entrelazaba ideas. Tendía la mano. Abría un puente. Era muy impresionante ver como tejía esta red que nos sostiene. Permanentemente. Tenía ese gran objetivo.”
Pina Felitti, amiga compañera de militancia agrega: “De alguna manera la tenía presente porque cuando estábamos con Rosana (González) en Viedma en una función pública, utilizábamos su pluma para que fuera mensajera de lo que nosotras hacíamos en algunas oportunidades. Pero la conocí mejor cuando ella era vocera de la Defensoría del Pueblo de Bariloche. Hice un par de proyectos y entonces estábamos en contacto cotidiano. Luego compartimos en la Red de Géneros. Ella era nuestra voz. Teníamos la idea de manifestar algo y sabíamos que Susana lo iba a traducir de la mejor forma. Muy prolija. Muy exigente. Una militante referente de los derechos de las mujeres. Con mucho conocimiento, con mucha capacidad. Con mucha experiencia. Ella venía del Valle con un montón de cosas ya hechas. Fue nuestra representante en Río Negro cuando hubo que ir al Congreso a exponer nuestra postura sobre el proyecto de ley de interrupción legal del embarazo el año pasado.
Nos unía la militancia. Nos encontrábamos en todas las marchas. Pero además de eso nos unía una cosa muy especial: yo pertenezco a una generación muy diferente a la de ella, tengo más años y soy italiana. Entonces ella siempre me decía que yo me parecía a su madre. Había una conexión que traspasaba ya la militancia o una compañera de trabajo. Realmente se la va a extrañar un montón. Se va a extrañar un montón esa voz que reclama por nuestras exigencias, por nuestros derechos. Una bellísima persona. Siempre pensando en la otra. Con una templanza única.”
Sandra Chaher, periodista y comunicadora social con especialización en género y derecho. Compañera de Susana en la Red Par expresa:
Yo estudiaba comunicación. Tenía un novio de la carrera. El mejor amigo de este chico estaba de novio con la hermana mayor de Susana. Con Marcela Yappert. Y así nos conocimos todo el grupo. Me hice mucho más amiga de Marcela y después con los años nos fuimos haciendo mucho más amigas con Susana. Es una relación que empezó cuando teníamos 20 años.
Anécdotas tengo un montón. Voy a contar dos. Una personal y otra profesional. La personal es compartida. Susana tenía una casa en el Valle con pileta. Nosotros nos íbamos de vacaciones al sur. Mi hija tiene 17 años y desde que tiene 2 años vamos al sur. Y entonces pasábamos por la casa de Susana. Hacíamos dos o tres días y seguíamos para el lugar de la cordillera a donde fuéramos. En algunas de esas vueltas, estábamos en la pileta con Augusto (el hijo más pequeño de Su) y mis hijos. Todos chicos. Estábamos charlando en la pileta, rutina de vacaciones. Yo tenía en brazos al más chico de mis hijos que era bebé y la chiquita casi se ahoga. Entonces mientras seguíamos hablando con la otra mano rescato a la nena. Y nos reíamos porque este era el típico multitasking femenino. O sea un hijo cargado en un brazo y con el otro socorriendo a la otra hija. Esto era parte de la rutina de cualquier mujer. Y la profesional tiene que ver con sus convicciones. Era muy de “Susana” decir lo que pensaba, sin importar si quedaba sin trabajo como muchas veces le pasó. Por decir lo que pensaba. Por protestar. Por criticar públicamente.
Era una persona extremadamente sensible. Todo lo que pasaba a su alrededor ella lo sentía un montón. Hay que recordarla por su trayectoria profesional, por ser militante feminista. Hay que recordarla como una caminante de las estepas. Siempre teníamos la discusión de que a mí me gustaba de Bariloche el bosque y a ella no. Por eso vivía más tirando a Dina Huapi. Una mujer que iba buscando historias de la gente de su tierra. Con mucha sensibilidad feminista. Que como buena comunicadora las iba contando. Fue una enorme trabajadora de los derechos humanos, de temas de género, de feminismo. Una militante social y política. Me parece que siempre tuvo el ojo puesto ahí. En el territorio que era de ella.
Si algo hizo Susana y por lo que hay que recordarla es que llevo la Patagonia fuera de la Patagonia. A quienes no éramos de ahí nos hizo conocer historias que no mucha gente conocía. No todas las hizo públicas. Sí las que salían en la columna que tenía en el Río Negro, pero otras cosas sólo las escribía. Las tenía guardadas, pero no las publicaba. Sí las contaba.”
Erica Hlenczuk, psicóloga, amiga y compañera de La Colectiva recuerda: “A Susy la conocí en 2012. Las dos compartíamos mesa como disertantes acerca de la violencia simbólica, en el marco de las Jornadas por la No Violencia hacia las Mujeres. Ella aún vivía en Roca. Recuerdo que cuando la convocamos le aclaramos que no contábamos con recursos económicos ni siquiera para su traslado, y ella respondió: ” voy, con un chocolate es suficiente”.
Pausada, elocuente, con una capacidad brillante para analizar, articular. Me deslumbró. Ese encuentro se transformó en una amistad profunda. Nos hermanó la lucha por los derechos de las mujeres y nos embanderamos en La Colectiva Rio Negro, espacio en el que ella era referente.
La sororidad, la horizontalidad en la construcción, su generosidad siempre acompañada de su sonrisa cálida y amplia. Hoy miraba alguna de nuestras fotos, y me emocione pensando en que ella era capaz de correrse, de salirse de foco para que entráramos mejor las compañeras. Esto metaforiza con cada una de sus acciones, con su manera de habitar e interpretar al mundo. El otro, la otra, siempre en primer lugar.
No hay forma de olvidarla. Nos reencontraremos con ella en las calles gritando que no hay olvido ni perdón, en la multitud de pibas con pañuelos verdes, en las consignas militantes que subrayen la necesidad de un presente y futuro con igualdad y justicia social. La volveremos a ver cuándo nos abracemos y seamos todes juntes el fuego que nos legó.”
Arantxa Mieville, amiga militante feminista. Integrante del Bondi Feminista del Colectivo Al Margen dice: “A Susana la conocí cuando armamos la Red Interinstitucional de Género en Bariloche. Ella trabajaba en la Defensoría del Pueblo. Y ahí nos hicimos amigas. Tengo muchos recuerdos. Quería elegir algo lindo. Divertido. Tengo muchos con sororidad. Con militancia. Con mujeres.
En el 2015/2016 yo me había venido a vivir a mi casita del Procrear. Y habíamos organizado en casa un curanto para el 31 de diciembre. La primera vez que íbamos a hacer algo así. Jugado. Empezamos a trabajar temprano. A las 7 de la tarde. Susana iba a venir con Claudio y su hijo Augusto. Trajeron vinos y cosas ricas para sumar. Y resulta que el curanto por un error de piedras o que se yo, no se cocinó. Asique esa noche nos la pasamos charlando. Abriendo vinos. Riéndonos mucho mucho. En un momento pusimos música. Se pusieron a bailar. Susy y Claudio se coparon bailando. Esa noche estaba muy divertida. Se río mucho. Un poco por los vinos pero también se acercaba y me decía: “hace muchos años que no me reía así y que no bailo tanto con Claudio”. Me dio mucha alegría y ternura. Acordarme de ella. Bailando. Creo que ese es un lindo recuerdo.
Quiero recordarla como ella era. Serena. Firme. Muy solidaria. Muy digna. Muy amorosa. Me acuerdo mucho de su indignación. El compromiso. Como puso el cuerpo. En armar notas. En hacer seguimiento de las causas feministas.”
Palabras que me y nos quedan resonando después de escuchar y leer estos que son algunos de los testimonios que traje a colación para ilustrarla: feminismo, sororidad, valentía, firmeza, convicciones, sonrisas, dignidad, compromiso, derechos, libertad.
Todo esto es ella. Todo esto y mucho más. ¿Qué si la vamos a extrañar? Imposible no hacerlo. Pero sabemos que su paso y su lucha no fueron en vano. Y que acá estaremos, poniendo el cuerpo en las calles y en todos los espacios que vayamos copando, porque querida Su: no descansaremos, no pararemos hasta verlo caer porque unidxs y juntxs lo vamos a tirar y nos volveremos a encontrar en un abrazo sonoro y hermanado. ¡Hasta la victoria siempre compañera! ¡Hasta la victoria siempre!
Por Luciana Avilés
Equipo de Comunicación Popular Colectivo al Margen