La corresponsabilidad Estado- comunidad como eje para garantizar derechos en las infancias patagónicas. Un análisis de las deudas que tenemos con niños, niñas y adolescentes.
Seguro habrán oído hablar de la Convención sobre los Derechos del Niño, cuya existencia tiene mas de 30 años y por ella, casi todos los países del mundo, comprometían proteger y garantizar el pleno goce de derechos de nuestras infancias. Argentina, allá por el año 90 también lo hizo, como no podía ser de otra manera. Numerosas provincias, todas las patagónicas, redactaron leyes de protección de infancias, y quienes trabajábamos en terreno con sus problemáticas, creímos que esto realmente transformaría la vida de nuestros niño y niñas y sus familias. La experiencia nos viene a decir, que las leyes, pueden ser necesarias, pero no suficientes para transformar la realidad.
Para educar a un niño hace falta una comunidad organizada.
El título surge de parafrasear un viejo proverbio que rezaba, para educar a un niño, hace falta una tribu y la propuesta central de un líder político argentino.
Recorría el diario y veo como desde antaño, en sus últimas páginas, se informan las necrológicas, la partida de un buen vecino a mejores destinos. Sin embargo, los periódicos locales, nada dicen sobre los nacimientos cotidianos en nuestras comunidades. ¿No sería interesante, comunicar a nuestros vecinos, la felicidad que nos embarga de traer un nuevo miembro a la vida de la comunidad?, dado que serán, todos sus habitantes, actores corresponsables de su crianza y educación. Tratare de explicarlo:
Deberíamos crear la sección “nacerológicas” y podría decir algo así: “La familia Pérez comunica con gran alegría, que, en el día de la fecha, nació en Hospital local, la niña Juana Pérez Diaz, madre e hija, se encuentran en perfecto estado de salud. Agradecemos a la comunidad por compartir nuestra alegría. Pronto se ira presentando en sociedad”. No sería mala idea.
Decía antes, que todos los miembros de la comunidad, serán corresponsables de su crianza y educación, pues este es el modelo que plantea la Convención sobre los Derechos de niños y niñas, crecer en familia, con escuela y en comunidad y obviamente, a él adhiero. Donde decir comunidad, es sinónimo de familia, en el sentido más amplio de familia. Me vienen a la mente dos ejemplos que seguro, rápidamente te permitirán comprender: Hace casi 30 años en una comunidad de Chubut, un grupito de adolescentes realizaba permanentes travesuras, y la mayoría de las veces finalizaban con intervención policial. Sus familias de origen, acompañaban poco a superar el problema. Surgió de un grupo de vecinos del sector barrial, asumir la responsabilidad de acompañar a estos adolescentes, generaron espacios para ellos, tipo centros de día, pero, sobre todo, tomaron contacto con la policía para asumir el acompañamiento, cada vez que los traviesos se mandaran alguna. Esta experiencia de acompañamiento dio muy buenos resultados.
En otra oportunidad, un adolescente de Bariloche, por motivos que no recuerdo se hallaba en Trelew, en casa de unos familiares, buscando su proyecto de vida y sin trabajo. Cada vez tenía menos cabida en la familia. Un llamado a una Organización de Bariloche, fue la gran alternativa, volver a su comunidad de origen, grata fue la respuesta, cuando al llamar por teléfono, desde la Organización, nos dijeron: “Claro que lo esperamos, aquí hay un lugar para Juan, Juan es nuestro, es de Bariloche“.
Se le asigna a la familia prioridad para asegurar el goce pleno de derechos de nuestras infancias. Sabido es, las transformaciones económicas, las modificaciones en el mercado laboral y los avances en perspectiva de género, mas otros factores, impactaron en la familia, dando lugar a nuevas configuraciones familiares. Formas de familia que cuestionan legalidades y configuraciones previas, como la familia nuclear, tradicional.
Es la familia el grupo fundamental de la sociedad y medio para el crecimiento y bienestar de las infancias, por tanto, debe recibir la protección y asistencia necesaria por parte del Estado para poder asumir plenamente sus responsabilidades dentro de la comunidad.
El Estado prestará la asistencia apropiada a los padres, familia ampliada y la comunidad para la crianza de niños y niñas y habilitará las instituciones y servicios necesarios para el cuidado de los mismos, que por cierto no son las mismas de hace un siglo, y en caso de ser necesario proporcionara asistencia material con respecto a nutrición, vestimenta, cuidado y vivienda.
Otra institución clave en el desarrollo de las infancias, lo constituye la Escuela, basta recordar, que algunos lo denominaban el segundo hogar, y por tanto el Estado compromete implementar la enseñanza gratuita y obligatoria; fomentar la enseñanza secundaria y que todos tengan acceso a ella de manera gratuita y conceder asistencia financiera en caso de ser necesario (becas).
La educación debe estar orientada a desarrollar la personalidad, las aptitudes y capacidades de nuestras infancias y prepararlos para asumir una vida responsable en una sociedad libre.
Coexisten, en el desafío de educar a nuestras infancias en comunidad, factores de riesgo y factores de protección y de acuerdo al Inter juego de los mismos, estará en juego el pleno goce de derechos o la vulneración de cada niña, niño y adolescente.
Es necesario señalar, que las cuestiones de infancias están íntimamente relacionadas a un Proyecto de País, a un determinado presupuesto y aquí adquiere sentido, la necesidad de reelaborar un Nuevo Contrato Social, dado que, a pesar de la ley y de los esfuerzos de muchos trabajadores de niñez, no hemos saldado aun, la deuda pendiente con ellos, pues como dice el Poeta, “… Es honra de los hombres proteger lo que crece, Cuidar que no haya infancia dispersa por las calles, evitar que naufrague su corazón de barco, su increíble aventura de pan y chocolate…”, para que algún día en este bendito País, ser niño sea un privilegio y ser jubilado una bendición.
Por Oscar Casanova (Referente Foro Patagónico de Niñez, Fiske Menuco)
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