El anuncio de este impulso económico para pibes y pibas en tratamiento por consumo problemático y adicciones, generó múltiples expresiones estigmatizantes. SEDRONAR y Vientos de Libertad aportan miradas para un debate que atraviesa a toda la sociedad.
El fin de semana pasado, el Jefe de Gabinete, junto al Ministro de Desarrollo Social anunciaron en la casa terapéutica “Vientos de Libertad” el Programa Potenciar Acompañamiento, una política que busca fortalecer los proyectos de vida saludable de jóvenes que están atravesando la última etapa de su tratamiento.
Si bien aún no hay detalles de su implementación y sus alcances, se espera que llegue a todo el país a través de la red federal de dispositivos bajo convenio de la Secretaría de Políticas Integrales sobre Drogas (SEDRONAR), cuya titular, Gabriela Torres, también estuvo presente durante el anuncio.
Según explicaron a través de un comunicado oficial, “la persona puede optar entre finalizar sus estudios, realizar una capacitación en el marco de la formación profesional sociolaboral, o incluirse en alguna línea socioproductiva o sociocomunitaria del Potenciar Trabajo”. El Programa estará bancarizado y el monto mensual será de 8500 pesos.
Tras el anuncio, las redes sociales se hicieron eco de lamentables memes y dichos estigmatizantes. “Les pagan por drogarse”, o “con esa plata van a comprar porro”, fueron algunos de los comentarios que dominaron el sentido común de los foros. Con pedagogía y raciocinio, otres, intentaron echar claridad sobre el asunto.
Con la intención de aportar a las herramientas para un debate colectivo en clave de derechos, Ladran Sancho se comunicó con trabajadores de espacios que acompañan procesos de adicciones y consumos problemáticos en nuestra ciudad.
“Es una definición. No solo con un incentivo económico”, explicó María José, desde Vientos de Libertad MTE. “Tiene que ver con un complemento transversal que entiende las problemáticas de las compañeras y compañeros que están en situación de consumo”.
La referenta de la casa de Mujeres, disidencias y niñes hizo hincapié en el protagonismo que tienen las pibas y pibes en la construcción de esta política que busca aportar al reconocimiento de sus derechos educativos, sociales y laborales; así como en el rol de las organizaciones sociales. “Se ganó en la calle y en las construcciones cotidianas de todos los espacios”, explicó.
Además aportó una mirada necesaria a la hora de pensar el impacto diferencial que tiene la problemática en mujeres e identidades disidentes: “Del consumo de elles no se habla. Muchas de ellas si son madres atraviesan el proceso con sus hijes y que cuando terminan su tratamiento es mucho más difícil encontrar laburo”.
“Es un puntapié para poder discutir con el Estado programas de vivienda, programas de trabajo. No hay proceso de transformación si no es con tierra, techo y trabajo, para que eso sea real. Hay que seguir peleando por garantizar más derechos, por visibilizar esta problemática, y para pensar los núcleos de sentido que estigmatizan”, describió.
Sobre este último punto, María José sintetizó: “El foco no está en la sustancia. Sino en poder pensar que hay un montón de vulneraciones de derechos que llevan a una persona a tener una problemática del consumo”, apuntando a la necesidad de discutir el modelo médico hegemónico.
Desde SEDRONAR, Germán afirmó la importancia de que el Estado asuma un rol de acompañamiento, frente a distintos paradigmas que calaron en la sociedad. Una mirada punitivista “del adicto chorro” y un mirada médico sanitarista que las y los piensa como “enfermos”. “Son constructos sociales que estigmatizan a estos sujetos y sujetas que son consumidores problemáticos de sustancias”, expresó.
Y que, de cierta forma, está arraigado en una mirada sobre la pobreza. “Para aquellos que vienen de los sectores vulnerables, que han sido excluidos históricamente, aquellas que han sufrido violencias históricamente, a la hora de pensar otra vida, si no hay una perspectiva de cuidado y una ayuda económica las están empujando a retornar a esos entornos de consumo”.
Desde la perspectiva de SEDRONAR y de la Ley de Salud Mental, explicó Germán que “la reinserción es uno de los tramos más importantes en los procesos terapéuticos, porque es donde se empieza a construir una perspectiva de vida más piola, más saludable, en contraposición a lo dado, que son condiciones paupérrimas de vida, como de vivienda, de accesibilidad al trabajo, a la salud, etc.”
Además, Germán describió que hoy prima una mirada de las multicausalidades “una mirada de los sentidos en tensión en relación a la necesidad construida del Estado de acompañar estos procesos”, y afirmó la necesidad de “constituir una red de contención y discusión de la mirada sobre los consumidores y las sustancias. En el marco de un neoliberalismo global, poner en discusión el sentido del consumo es construir sociedades mejores”.
Por Lucía Felice (Ladran Sancho)
Redacción
Equipo de Comunicación Popular Colectivo al Margen