Viendo las urgencias que viven muchos pobladores rurales frente a las intensas nevadas de este invierno, un grupo de diseñadores comenzó a trabajar en prototipos de raquetas y trineos que pudieran facilitar los traslados y ofrecer herramientas concretas para sortear las dificultades.
Hay ideas que de alguna forma se concretan en el momento justo, como si siempre hubieran estado allí y solo faltara la voluntad que empuje la piedra para echar a rodar. Así parece haber sido para este grupo de diseñadores “sin fronteras” que venía construyendo este espacio con la intensión de aportar desde la profesión a problemáticas concretas, y que en este primer proyecto pusieron rápidamente manos a la obra junto a la comunidad escaladora.
“Un grupo de amigos preocupados por la situación de las nevadas fueron a hacer una recorrida por algunos parajes rurales cerca de Bariloche. Llevaron alimentos no perecederos y vieron cómo estaba la gente del campo en esa zona de la estepa patagónica y a la vuelta nos contaron el contexto que estaban viviendo algunos pobladores, gente mayor que está pasando situaciones preocupantes”, repasa ahora el diseñador industrial Manuel Rapoport, impulsor y uno de los integrantes de este espacio de diseñadores que se va gestando.
En estos parajes, quienes hicieron la recorrida, muchos de ellos esquiadores y escaladores, vieron que la gente no podía moverse de sus casas por la cantidad de nieve que había caído y en muchos lugares se les estaba muriendo el ganado. “Las ovejas después de una cierta cantidad de nieve ya no se mueven más, se entierran y no sobreviven, y estas personas, muchas de ellas gente mayor que no se puede movilizar por la cantidad de nieve, no podían ir a socorrerlas porque se enterraban hasta la cadera”, continua Rapoport y relata que sin embargo quienes fueron con esquíes de travesía y trineo pudieron socorrer a los animales y ver a la gente en lugares donde todavía hoy no llegan ni los Unimog de la Gendarmería: la casa de una familia, por ejemplo, estaba a 17 kilómetros de donde podía llegar el vehículo más cercano.
Así, volvieron con esta inquietud. ¿Cómo poder ayudarlos en el desplazamiento? Actualmente no tienen esquíes, ni raquetas, ni trineos. “Ahí se nos despertó la chispa. De alguna manera desde hace mucho tiempo venía craneando la idea de hacer una especie de ONG o espacio de trabajo comunitario para diseñadores: industriales, de producto, de servicio, gráficos, encontrar un lugar donde poder desarrollar proyectos y este era un ejemplo perfecto donde se puede aportar desde el diseño a la comunidad”.
Es así que varios diseñadores comenzaron a sumarse rápidamente a la convocatoria y pensar posibles soluciones. En este sentido, surgieron varias líneas de acción. Por un lado, el primer impulso fue pensar en un diseño, en una herramienta concreta: si faltaban raquetas, diseñar raquetas que se pudieran fabricar rápido y a bajo costo. Paralelamente, otra línea empezó a pensar sobre la idea de que la gente pudiera resolver con lo que tuviera a mano sus propios equipos, aprender a hacerse sus raquetas y trineos para trasladarse. “Era un camino importante: hacerles llegar la idea de las raquetas y la forma de hacerlas con los materiales que tuvieran en el campo: madera, cuero, alambre, retazos de manguera”.
De esta manera, por un lado se lazó una campaña solidaria para conseguir recursos que permitan realizar lo más rápido posible trineos y raquetas. Para esto se está solicitando esquíes que ya no se usen -material fundamental para hacerlos trineos- o donación de dinero.
Paralelamente, también se está trabajando con Radio Nacional para difundir unos micros radiales que enseñan cómo hacer las propias raquetas y trineos con materiales sencillos, audios explicativos que están acompañados por infografías que también serán distribuidas. “Hay trucos para que sea más resistentes, prácticos, utilitarios para trasportar cosas, para que no se entierren, detalles que se puede trasmitir por audio a la gente en la estepa. Y eso también va acompañado de una infografía. El objetivo es sacar esto rápido. Se está sumando mucha gente a donar esquíes viejos que pueden tener una segunda vida en estos trineos para carga de insumos. Si las personas pueden por lo menos desplazarse alrededor de su casa en el campo y puede llevar forraje a las ovejas, puede salvar a sus animales. Creo que está bueno, es una primera experiencia y estamos muy entusiasmados”.
Cambiar el enfoque
La propuesta sobre la que crece este espacio, que da sus primeros pasos con este proyecto, cambia de alguna manera el foco del diseño como un servicio exclusivamente gestado a merced del comercio y el mercado en busca de un hacer que permita también brindar un servicio social. “A lo largo de estos años he desarrollado varios proyectos que tienen un poco ese espíritu y he conocido proyectos de otros diseñadores con ese espíritu y quiero ir sumando esas personas con esa sensibilidad y construir algo por ese lado. De ahí surgió el nombre de diseñadores sin fronteras, nombre que no se si va a prosperar pero que claramente da a entender por dónde vamos”.
– ¿Y cómo lo vivís, personalmente?
-Soy de la idea de que dada la situación en la que estamos viviendo y las cosas que están pasando, en el mundo estamos cómo en un punto de inflexión. Hay que darse cuenta que cada uno de nosotros tiene que aportar algo que vaya más allá de su ámbito, de su núcleo familiar por decirlo de alguna una manera. Generalmente uno labura, sostiene a su familia, etc, y cuando satisface eso, por ahí invertís en consumo de otras cosas, porque es lo que te vende este mundo. La tendencia es más individualista. No es que ande promoviendo a todo el mundo que haga cosas por los demás, pero sí creo, por lo menos a mi ver personal, que si uno no excede su ámbito de incumbencia, no va más allá, no se expande más lejos, no vamos en un camino de mejora, de progreso, de beneficio humano general.
Por Violeta Moraga
Equipo de Comunicación Popular Colectivo al Margen