Tras el exilio forzado de un año, Evo Morales y Álvaro García Linera regresaron a su patria con una caravana multitudinaria que atravesó casi mil kilómetros desde Villazón hasta Chimoré, donde una impresionante columna convocada por las seis federaciones cocaleras del trópico lo recibió de pie.
En la misma pista del aeropuerto de Chimoré, en el trópico de Cochabamba, sobre la que un año antes Evo Morales y Álvaro García Linera escapaban rumbo a México de la persecución civil y militar, una impresionante multitud recibió a los líderes del MAS en su regreso a Bolivia tras un año en el exilio.
De esta manera, culminó la caravana encabezada por Morales que partió el lunes desde Villazón, en la frontera con la Argentina, después del acto de despedida en La Quiaca junto al presidente Alberto Fernández.
Evo Morales y una comitiva de 800 vehículos recorrieron casi mil kilómetros, ingresando a pueblos y ciudades donde los bolivianos recibieron a sus líderes con las whipalas que la presidenta de facto Jeanine Añez había decidido retirar en un principio de su banda presidencial.
El martes ocurrió, quizás, el hecho más significativo en la relación del pueblo y su líder. Morales ingresó a la ciudad de Orinoca, al extremo oeste del departamento de Oruro, la ciudad que lo vio nacer: allí posó junto a la casa de la infancia. Durante las elecciones de octubre pasado, el 99% de los orureños votó a favor de Arce y Choquehuanca (la fórmula del MAS).
“Esta es la fuerza del pueblo boliviano. Sigo convencido de que unidos podemos liberarnos, unidos podemos derrotar a los enemigos internos y externos de la gente humilde, de los pobres”, dijo Morales en el estadio que lleva el nombre de su padre.
La caravana había partido ese día del Salar de Uyuni, donde Bolivia acapara la mayor reserva de litio del mundo.
“Fue un golpe para saquear nuestros recursos naturales. Ahí otra vez nos hemos organizado y, luego de un año, derrotamos a los golpistas. Muchas gracias hermanas y hermanos, a Oruro, a todas y a todos”, expresó conmovido.
El lunes, después de un acto en la plaza de Villazón, Morales debió eludir tres bloqueos de ruta instigados por la oposición. Finalmente llegó a Atocha, donde estuvo al resguardo de cientos de mineros organizados en la Federación Sindical de Trabajadores Mineros de Bolivia.
Durante los tres días de trayecto, hubo masiva presencia de organizaciones sociales, sindicales y políticas de Bolivia y de la Argentina. En cada pueblo y ciudad, Morales se estrechó en abrazos con los vecinos que le ofrecieron comida, obsequios y cariño.
Por Pablo Bassi
Fotos: Mariano Vázquez y Marco Teruggi (desde Bolivia)
Equipo de Comunicación popular Colectivo al Margen