El presidente Alberto Fernández presentó el proyecto de ley de interrupción voluntaria del embarazo. ¿Como serán los debates y fundamentos a dos años de la desaprobación del mismo en el Senado? Analizamos cuales fueron los principales argumentos en contra y porque es urgente que sea ley.
En el 2018 pudimos ver, por primera vez, después de haber presentado el proyecto de Ley 8 veces, el debate ocurrido antes y durante en el Congreso. Por primera vez también pudimos escuchar los argumentos a favor y en contra de diputados y diputadas en el recinto. Las exposiciones en contra se centraron básicamente en dos grupos: uno fue considerar el comienzo de la vida en el momento de la concepción y otro fue afirmar que un cigoto es per se una persona con derechos humanos; haciendo hincapié y a veces como argumento en sí mismo, en lo que dice la Convención Americana de Derechos Humanos y nuestra Constitución Nacional.
Las exposiciones a favor intentaron correrse del debate de cuando comienza la vida y enfocarse en lo político, en lo que ocurre en la realidad, en como la ley debería dar un marco regulatorio a lo que ya inevitablemente sucede considerando que es problema de salud pública. Se intentó como dijo el filósofo Argentino Darío Sztajnszrajber en el debate abierto por la legalización, no discutir metafísica, sino política, porque en términos filosóficos «no nos vamos a poner de acuerdo nunca».
Significados y significantes
¿Es posible debatir y discutir que políticas implementar si los legisladores que están en contra insisten en argumentos metafísicos y llevan la discusión no solo al terreno de las creencias personales, sino que argumentan en base a falacias a través de palabras que simbólica y literalmente no son acordes con la realidad médica y científica?
En el debate abierto por la legalización y algunos “defensores de la vida” insistieron que, desde el momento de la concepción, unión ovulo con espermatozoide, existe en el vientre de la madre un bebé y otros se adelantaron aún más en el desarrollo y argumentaron que literalmente existe un niño. Desde estas premisas falases y argumentos se llegó a decir, siguiendo la lógica de estos significantes, que “la legalización del aborto es lo mismo que legalizar la pena de muerte sobre una persona que no cometió ningún delito y que no pudo defenderse” según el abogado Constitucionalista Alberto Bianchi. Y siguiendo esta línea Oscar Botta, director ejecutivo de Profamilia, directamente afirmó que “el aborto es desaparición forzada de personas“. Estas afirmaciones dieron pie para que el legislador salteño Alfredo Olmedo proponga un cementerio para los niños asesinados.
No está de más aclarar que la ley permitiría la interrupción del embarazo hasta la semana 14 de gestación.
Según las declaraciones de algunos legisladores que este año votarán en contra en el congreso se seguiría con esta línea argumentativa veamos:
-Héctor Baldassi (JPC):” Voy a votar en contra de este nuevo proyecto porque mi postura es defender la vida humana desde la concepción. Nadie tiene derecho a decidir sobre la vida de otra persona, menos aún si no tiene posibilidad de defenderse.”
Leonor Martínez Villada (CC-ARI en JPC): “El aborto no es legal porque es inconstitucional. No es un derecho porque nadie tiene derecho a matar, tampoco es libre porque hay uno que no eligió y éste es el más vulnerable.”
-Soher El Sukaria (JPC): “Voy a votar en contra porque antes de matar el Estado debe prevenir. Legalizar el aborto es el camino más corto y fácil. El proyecto de Ley está viciado de nulidad ya que atenta contra nuestra propia Constitución Nacional que expresa -claramente- que la vida comienza desde la concepción.“
Embrión = Persona con derechos
Está claro que en el cigoto y en el embrión hay vida, como hay vida en el espermatozoide, en un ovulo o en un órgano cuando se trasplanta. Lo que no está claro, es que el embrión sea desde el principio, una persona humana. La biología, la embriología, etc. no afirman tal cosa, ya que esta categoría -persona humana- no es una categoría biológica, sino filosófica-teológica. El concepto de “persona” no pertenece a la biología, sino que es una construcción filosófica-teológica-jurídica.
La persona no es una realidad que aparezca ya completa y de una vez, instantáneamente, sino que se va formando gradualmente a medida que se desarrolla la potencialidad humana inscrita en el embrión. Por este motivo las leyes lo protegen gradualmente. A medida que pasen las semanas el derecho de la mujer irá decreciendo y el del embrión aumentando porque la posibilidad de vida y el desarrollo va en aumento. A partir de los tres meses el feto goza ya de una protección legal mucho más eficaz y un recién nacido, aún prematuro, es considerado persona para todos los efectos legales.
En palabras del filósofo Costarricense Antonio Marlasca López:
“(..) el preembrión, el embrión, precisamente por ser vida humana, exigen ser tratados con todo respeto y circunspección, pero pretender que tengan exactamente los mismos derechos que una persona hecha y derecha es una evidente hipérbole y una extrapolación ilegítima.”
Argumentar además que la Ley propuesta es inconstitucional no es un fundamento valido, ya que con esa tesitura no podría cambiarse nunca nada de la realidad que no esté avalado por la constitución y no sería valido ni siquiera el debate y la presentación del proyecto.
Muchos de estos legisladores dejaron de lado estos argumentos cuando se trató la ley de fertilización asistida. La lógica de embrión = persona con derechos avalada por la Constitución no la utilizan cuando la decisión de la manipulación de ese embrión (congelarlo o descartarlo) está en manos de un médico. Pareciera ser que el problema de fondo es cuando el embrión no está en una probeta, sino en el cuerpo de una mujer y es ella la que decide sobre el mismo y en ese mismo momento si quiere ser madre o no.
Deseo vs Obligación moral
¿El Estado puede obligar moralmente a una mujer a ser madre en contra de su voluntad, decidir sobre su cuerpo y sobre su vida? Está claro que un embrión no es un niño, ponerlo en pie de igualdad de derechos de una mujer no solo es una falacia, sino que es un a falta de empatía y de un abandono total de esa mujer por parte de Estado. Significa obligar a esa mujer, a esa niña a ser madre en contra de su voluntad, no hay nada más aberrante y cruel que esto. Hablamos de estar a favor de la vida, de nuestro cuerpo, de derechos, poco se habla de la mujer gestante de lo que significa atravesar un embarazo, ser madre, de los cambios físicos, hormonales, emocionales, psicológicos que nos ocurre cuando gestamos, cuando parimos y entramos en el puerperio. Ser madre tiene un costo emocional, físico y espiritual, un lado B muy duro que las mujeres padecimos en silencio mucho tiempo y ahora lo podemos expresar sin culpas. El deseo de ser madre, la construcción que hicimos de ese deseo hace posible que podamos atravesar y salir de ese estado sanamente.
Generar políticas públicas para acompañar a la mujer en su deseo es la única manera de abordar esta problemática y de defender la vida porque lo que es real, concreto y no metafísico es que:
- Según las cifras del 2018 que aportó el Ministro de Salud de la Nación, Alberto Rubinstein, se producen 354.627 abortos al año, es decir, 41 abortos por hora, el 95% en condiciones inseguras.
- El aborto es la principal causa de muerte materna en la Argentina. Cada año mueren en Argentina según estadísticas oficiales 100 mujeres por prácticas de abortos clandestinos e inseguros
- La legalización del aborto, además, implicaría un ahorro de 84% si se legaliza, 98% de internaciones menos y reducción del 92% de las muertes.
- Cada 3 horas, en Argentina, una niña de entre 10 y 14 años se convierte en madre.
- La experiencia internacional muestra que el aborto legal y seguro reduce notablemente la mortalidad materna. En Uruguay, a partir de la legalización de la interrupción voluntaria del embarazo, del 37% de las muertes maternas que existían se disminuyó al 8% entre 2011 y 2015.
- En los países más desarrollados del mundo el aborto es legal y la cantidad de abortos se redujo drásticamente.
Esperemos que les legisladores dejen de lado sus creencias personales y que esta vez estén a la altura de las circunstancias y legislen a favor de la vida de las mujeres.
Hagamos historia, hagamos política. ¡Sera Ley!
Por Irene Rassetto
Fotos: Euge Neme
Cooperativa de Comunicación Popular al Margen