Las experiencias de consumo ligadas a la economía popular y la producción agroecológica siguen creciendo en la Patagonia. Conocemos la experiencia del Nodo de Consumo Soberano de Fiske Menuco a través del testimonio de Liliana Huenchul, una de sus integrantes.
– ¿Qué es Haciendo Caminos?
-Haciendo caminos es una Asociación Civil que está desde el 2007 teniendo como eje la soberanía alimentaria, la educación y comunicación popular y la economía social y solidaria. Esos son nuestros ejes de trabajo. En el marco del trabajo que hacemos venimos este año trabajando fuertemente en el Nodo de Consumo Soberano, que se dedica a la comercialización de productos de la economía social y solidaria y de verduras y frutas.
Actualmente somos alrededor de 18 personas, es un grupo muy heterogéneo. Hay trabajadores sociales, ingenieros agrónomos, comunicadores, productores agroecológicos y apicultores. Esta variedad hace que tengamos diferentes miradas sobre la producción y el consumo. Hemos podido conformar este equipo de trabajo que es ad-honorem, es un trabajo hecho a fuerza y aparte del trabajo que tiene cada uno.
– ¿Qué tipo de productos comercializan y en qué zona están los lugares de producción?
-Lo que tiene que ver con verduras es de la región del alto valle de Río Negro, chacras que están en Roca, Cervantes… De a poco vamos contactando nuevos productores que están pensando en sumarse a esta propuesta agroecológica, que están en este camino.
Nosotros este año hicimos ventas de bolsones por mes que nosotros llamamos “episodio”. Buscamos que los productos sean de producción familiar, de gente que no tiene una producción masiva. Los productos son más naturales, no tienen conservantes. Además, nos vinculamos con cooperativas. En muchos de los bolsones que hicimos este año sumamos a las cooperativas yerbateras de Misiones que hacen el proceso de secado tradicional de la yerba. Después hay panes, miel, dulces caseros.
– ¿Cómo es el proyecto Tomate Compañero?
-Tomate Compañero es un proyecto de venta de tomates agroecológicos. Para empezar, la semilla que utilizamos para estos plantines son recuperadas, son semillas criollas. Todo el proceso de producción y de cuidado de la planta no tiene ninguna exposición a agroquímicos.
En esta primera experiencia van a haber variedades de tomate perita, el roma, variedades que nuestros compañeros fueron recuperando. Están pensados para poder ofertar un tomate que la gente pueda hacer en salsa. Acá, en la región del Alto Valle es muy común que las familias se junten a hacer salsa… te juntás en el verano y comprás 5 o 6 cajones de tomate. Nosotros queríamos estar presentes en esa actividad familiar y acercar este tomate que sabemos que es sano y después nos va a acompañar durante todo el invierno.
– ¿Cómo es la situación en el Alto Valle respecto a la tierra?
-Nosotros en este año de trabajo fuimos aprendiendo y conociendo que hay muy poca producción agroecológica en la zona y uno de los factores que inciden en eso es que la gente que produce no es dueña de la tierra. Son en su mayoría familias que arriendan esa tierra y que, por lo tanto, no pueden hacer cambios que tengan que ver con el riego.
En la zona del alto valle las tierras están preparadas para la producción frutícola. Esta producción tiene otra forma de riego que no es la que les sirve a los agricultores. Sabemos que el no ser dueño de la tierra y no poder hacer cambios hace que las personas elijan comprar la verdura que viene de otros lugares y venderla en sus verdulerías. Así perdemos la producción local y la oportunidad de saber qué estamos comiendo.
Por Fabián Agosta y Julia Biagioli
Cooperativa de Comunicación Popular Al Margen