Teniendo en cuenta la poca información a la que accede la comunidad respecto a la disposición final y las consecuencias de los residuos plásticos -y más precisamente lo que sucede cuando este se vuelve un microplástico- científicos del Instituto de Investigaciones en Biodiversidad y Medioambiente (INIBIOMA, CONICET-UNCo) comenzaron un trabajo de investigación y difusión a través de charlas en instituciones educativas y espacios de intercambio con la comunidad, muchas de las cuales este año se dieron de manera virtual. El equipo de científicos también está estudiando el impacto del plástico en los insectos y aves, y la presencia de microplástico en el agua.
“Venimos haciendo un trabajo de recopilación de toda la información que hay, que no necesariamente obtuvimos nosotros, pero que es información científica a la que mucha gente no accede porque, justamente, está en revistas científicas”, cuenta Micaela Buteler, Doctora en Ciencias Ambientales y científica del Instituto de Investigaciones en Biodiversidad y Medioambiente (INIBIOMA, CONICET-UNCo). “Es importante que la comunidad tenga este conocimiento, por eso comenzamos con las charlas sobre la contaminación por plástico y los problemas que genera”, continúa.
Lo cierto es que el problema del plástico tiene infinidad de aristas, pero lo que muchos no imaginamos es que este elemento tan utilizado en la vida moderna llega a estar presente, incluso, en el agua que tomamos y los alimentos que consumimos. “Son tan pequeños que los lleva el aire, no importa que estés en el lugar más remoto de mundo, el problema es global. Está en todos lados: incluso lo estamos comiendo y no se sabe cuál es el efecto en la salud. El agua de red que tomamos también tiene microplásticos, no solo acá, parecería que en cada lugar donde se busca se encuentran microplásticos en el agua. Es decir que la Argentina no escapa a lo que sucede en el mundo”, explica Buteler para dimensionar las consecuencias.
Se suma, entre otros puntos, que los plásticos pueden adsorber y acumular otros compuestos tóxicos y contaminantes del ambiente, que luego también pasan al organismo de los seres humanos o de otro ser vivo que los ingiera.
Reciclar no alcanza
Separar la basura es un gran avance, a esta altura imprescindible. Pero lo cierto es que este acto que suele dejar nuestras conciencias tranquilas no alcanza. A nivel mundial solo el 10% del plástico se recicla, pero además, el punto es que no se degrada, es decir, persiste en el ambiente.
En su artículo “¿Qué es la Contaminación por Plástico y por qué nos afecta a todos?”, publicado en el volumen 16 de la revista “Desde la Patagonia difundiendo saberes”, Buteler explica que “se producen más de 380 millones de toneladas de plástico anualmente (el equivalente en peso a un millón de aviones Boeing 747 completamente cargados por año) y tres cuartas partes de ese volumen se descartan como basura. Un pequeño porcentaje de esa cantidad se recicla, otro se incinera y el resto se desecha, acumulándose en vertederos, ríos, y océanos”.
En el texto también señala que desde que comenzó a comercializarse en el siglo pasado hasta ahora, se han producido 7.8 billones de toneladas de plástico, lo que significa que hoy existe una tonelada de plástico por persona en el mundo.
En la actualidad la problemática a primera vista es la gran cantidad de este elemento que hoy se desparrama por el mundo. En su trabajo, Buteler detalla que algunas estimaciones sugieren que el plástico constituye entre el 60% y el 80% de los residuos marinos. “Un estudio reciente determinó que la superficie del mar en el giro del Pacifico norte, contiene más plástico que residuos flotantes de origen natural y está dominado principalmente por polietileno y polipropileno”, señala. Pero la científica indica además otro punto de alerta a tener en cuenta, y es el plástico que no vemos: “Dado que las partículas de microplástico son tan pequeñas, resultan imposibles de limpiar y de recoger del ambiente ya que, incluso, son consumidas por los animales y los microorganismos”.
“No es solo un problema que el plástico quede en el vertedero y no sepamos qué hacer con esa gran porción que no se recicla. Sino que eso se va desintegrando. Entonces, no se degrada pero no es que va a permanecer intacto, sino que a través del tiempo se va convertir en micro y quizás nano partículas plásticas”, detalla la científica.
Todo esto que desconocemos e ignoramos cuando despachamos los residuos es sobre lo que urge concientizar. “Es por eso empezamos con las charlas, porque así como dentro de la comunidad científica la información sobre la presencia e impactos de los microplasticos es un tema muy reciente, seguramente un montón de gente tampoco lo sepa. Pero además, junto con dar a conocer esto también es necesario ver qué cosas podemos hacer”.
Así, Buteler señala la importancia de empezar a cambiar hábitos para reducir el consumo de plástico y así limitar su producción. “Hay plásticos que no vas a dejar de usar, pero podes llevar tu propia bolsa a los comercios, y no solo reciclar, sino también rechazar el plástico, hay muchos usos que podemos evitar. Como consumidores con nuestros cambios podemos ayudar a solucionar el problema”. Esto que parece un concejo de sentido común sigue siendo más que necesario: en el día la cantidad de veces que se nos da una bolsa de plástico para una pequeña compra se reitera y por costumbre, la reacción para pedir que no nos den la bolsa no es la más habitual.
Micaela señala finalmente la necesidad impulsar reglamentación sobre el uso de algunos plásticos que no son necesarios. Para esto, se está trabajando en una mesa junto al municipio de Bariloche y organizaciones ambientalistas con el fin, entre otros ejes, de que se regule el uso de los descartables.
Lo cierto, es que apremia dar respuestas a una problemática que tiene dimensiones cada vez más complejas y sobre la que no podemos estar ajenos. Para encontrarnos con los microplásticos basta con abrir la canilla del agua.
Por Violeta Moraga
Cooperativa de Comunicación Popular Al Margen