La justicia autorizó a Emiliano Friedrich a atravesar el territorio de la comunidad Buenuleo para acceder a las 90 hectáreas restituidas. La comunidad va a tener que soportar que delante de sus propios ojos desfile el poseedor de un boleto de compraventa de dudosa legitimidad junto a los que atacaron al lonko y vandalizaron su vivienda. ¿Cómo llegamos hasta acá?

Las tranqueras
Eran cinco, ocho, diez perros. Saltaron la tranquera -los más pequeños pasaron por el hueco entre las maderas-, corrieron pendiente abajo y se abalanzaron sobre un móvil de la policía. Sus ladridos rodearon a los oficiales.
-Vienen tres veces por día a constatar que no pasemos el alambrado -dijo Sandra -la vocera de la comunidad Buenuleo- mientras agregaba unas ramitas para avivar la llama y calentar agua.
Hace tiempo que la comunidad se retiró de las tierras en disputa. En 2024 el nuevo presidente del INAI anuló la resolución que reconocía la ocupación territorial de la comunidad sobre 481 hectáreas en el cerro Ventana. La justicia ordenó la restitución de 90 hectáreas a Emiliano Friedrich -poseedor de un dudoso boleto de compra venta- y por primera vez en la historia condenó por usurpación a cinco integrantes del pueblo mapuche. Sentencia apelada por los abogados de la comunidad.
Se oyó el motor de una camioneta F100 o Chevrolet. Esta vez los perros no se inquietaron. Ramiro Buenuleo -el lonko- y su hijo volvían del monte. Traían leña. Ramiro describió cómo diez días atrás la fiscal Betiana Cendón junto a cincuenta oficiales de la policía y del grupo COER irrumpieron -sin aviso- en la entrada a la comunidad. Un camión municipal arrancó la primera tranquera al borde del río Ñireco. Una tranquera de hierro con un cartel que decía -Lof Buenuleo. No pasar sin autorización-.

Las 90 hectáreas en cuestión dividen el territorio comunitario en dos, impidiendo la comunicación con la parte alta del terreno. La fiscal en jefe pretendía darle acceso a Friedrich a través del lote de los Buenuleo. Se presentó con una nota de la municipalidad, pero el municipio no tiene injerencia en el territorio porque éste se asienta sobre el ejido de Parques Nacionales. La comunidad la denunció por excederse en sus facultades.
–Lo que corresponde es que un juez habilite una servidumbre de paso -dijo Ramiro-. Y no que pasen por el medio de nuestro territorio.
Sin embargo, este miércoles la justicia penal autorizó a Friedrich a atravesar el lote comunitario para acceder a su propiedad. El juez dictaminó que se volviera al estado de cosas anterior a los hechos. Antes de la recuperación Friedrich pasaba por ese camino. Pero desde ese momento hasta ahora pasaron muchas cosas, entre ellas el ataque brutal que sufrió la familia Buenuleo el 29 de abril de 2020 cuando el falso propietario y sus cómplices: los hermanos Vera, Antonio Puñales y Víctor Sánchez irrumpieron en su vivienda y golpearon a mujeres y niños e hirieron al lonko. Varios de los agresores fueron llevados a juicio y condenados.

Las nacientes del río Ñireco
El territorio comunitario se extiende sobre la ladera este del cerro Ventana desde lo que se conoce como la pampa de Buenuleo hasta muy cerca de las nacientes del río Ñireco. En 1909, Antonio Buenuleo, tatarabuelo de Ramiro, recibió del Estado Nacional la tenencia legal de un lote de 625 hectáreas que la familia ocupaba desde 1825. Luego la comunidad cedió parte de las tierras para la construcción de los barrios populares Pilar I y Pilar II.
En 2010 Emilio Friedrich se presentó como propietario de 90 hectáreas del lote comunitario. En sus manos tenía un boleto de compraventa cedido por Claudio Thieck con la firma de Antonio Buenuleo, abuelo de Ramiro. El abuelo denunció la falsedad del boleto, los plazos legales se demoraron y el problema no se pudo resolver porque en 2014 Antonio Buenuleo murió. En 2019 la comunidad reivindicó sus derechos sobre la zona en conflicto.
El río Ñireco bordea el límite oeste del territorio. Este río abastece de agua a gran parte de la población de Bariloche. La comunidad teme que su nuevo vecino pretenda desarrollar proyectos turísticos que implicaría movimientos de suelo que afectarían la calidad del agua de la ciudad.

Preocupado por esta situación, el lonko acompañado de la defensora oficial federal y del apoderado legal de la comunidad se reunió con Dámaso Larraburu, intendente del Parque Nacional Nahuel Huapi. Dámaso les comunicó que Friedrich había ofrecido una parte de las 90 hectáreas a Parques Nacionales a cambio de la aprobación de un proyecto inmobiliario. Como el permiso fue denegado, Friedrich pidió un recurso jerárquico para que sea el presidente de la Administración de Parques Nacionales quien reevalúe la propuesta.
-El abuelo Antonio decía que las márgenes del arroyo Ñireco no debían ser pobladas -dijo Ramiro-, porque este río tenía un propósito. Lo decía antes de que Bariloche se abasteciera de este cauce. Antes había muchos arroyos y ojos de agua de donde la gente obtenía agua. Cuando hizo el acuerdo con la provincia para instalar las tomas de agua dentro del territorio comunitario estableció que más arriba de las tomas no se podía construir nada. ¿Por qué? Porque el agua se contamina. El ser humano es el contaminante más grande de este mundo.

El lonko
Ramiro Buenuleo: padre de familia, lonko de la comunidad, maestro intercultural. Según los medios hegemónicos, Ramiro Buenuleo: usurpador de tierras, terrorista, tira bombas.
Ramiro nació en el barrio Pilar II que lleva el nombre de su tatarabuela Pilar, enfrente a la escuela 329 Don Antonio Buenuleo, en honor a su abuelo. Fue él quien cedió la tierra y ayudó a construir parte del edificio. Ramiro es el menor de cuatro hermanos. Su madre se fue de la casa cuando tenía tres años. Su padre trabajaba muchas horas en una empresa que recolectaba la basura de la ciudad. Pasaba las tardes con su abuelo Antonio. Lo acompañaba a recorrer el territorio para juntar leña y así aprendió las primeras palabras en mapuzungun.
–Akuy ñi peñi decía mi abuelo cuando estornudaba -recordó Ramiro-. Esto quiere decir: llegaste mi hermano. Él decía que su espíritu, a veces, quedaba dando vueltas por ahí y cuando volvía al cuerpo generaba un estornudo.
Ahora el lonko enseña mapuzungun en la escuela 329. En 2020 la comunidad presentó un proyecto para que su lengua y su cultura formen parte de la vida en las aulas. En pareja pedagógica con el maestro de grado, Ramiro comparte la sabiduría del pueblo mapuche de primero a séptimo grado. Muchos de los alumnos que asisten a la escuela son parte de este pueblo originario y se interesan por conocer el significado de sus apellidos.
-En el caso de grados más avanzados, -dijo Ramiro-, cuando trabajan fracciones yo les hablo de las formas de fraccionar los campos para darle un mejor uso a la tierra y no sobreexplotarla, en relación a la siembra, la ganadería y también con la extracción de leña. También visitamos el arroyo Ñireco que provee de agua a la mayor parte de los niños de la escuela. Llegamos hasta la toma de agua para que conozcan de dónde se saca el agua que no viene solamente de la canilla, sino que viene de un lugar estratégico.
Hasta que los vientos de época no cambien, la única forma de desactivar esta bomba de tiempo es apostar a la educación, a que se conozca la cosmovisión originaria, su forma de concebir los bienes comunes y su cuestionamiento a los modos de explotación de la naturaleza para construir una ciudadanía que pueda articular el derecho privado con el derecho indígena.
Por Verónica Battaglia
Foto portada: Eugenia Neme
Equipo de Comunicación Popular Al Margen
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