En la Patagonia la sequía es cada vez más extensa y más severa. Si una chispa de un fogón mal apagado, del tendido eléctrico o de un fuego intencional vuela lejos, el bosque arde como si fuera pólvora. En esta nota compartimos testimonios de lo que pasa cuando la vida depende de la dirección en la que sopla el viento.
Don Reyes estaba en su chacra en la costa del río Azul cuando su hija vino a llevárselo para El Bolsón. El fuego estaba cerca, había prendido en la confluencia del río Azul y Blanco y ascendía rápido hacía la zona de Mallín Ahogado. Don Reyes había sido desalojado de sus tierras en la base del cerro Fortaleza. No quería volver a perderlo todo. El sábado pasado, en lugar de ir a visitar a su otra hija -como había dicho-, regresó a su casa. Cuando ellas se dieron cuenta, lo fueron a buscar, pero el humo lo cubría todo. La policía no las dejó pasar. El lunes, mientras su familia y los vecinos lo enterraban, el avión hidrante y los helicópteros pasaban zumbando sobre sus cabezas.
El jueves 30 de enero se encendieron tres focos simultáneos en el sendero del refugio del Cajón del Azul. Hacía calor y el viento estaba desatado. En pocas horas el fuego cruzó la pampa de Mallín Ahogado y ascendió veloz hacía el cerro Saturnino donde vive Ana, maestra y compañera del MTE. Ana estaba de viaje cuando se enteró del incendio. Volvió para sacar la partida de nacimiento de sus hijos y los documentos. Su pequeño se abrazó a sus peluches, no los quiso soltar. “Es un momento en el que no sabés qué es lo más importante -dijo Ana-. Pensé en las cosas que necesitaría para empezar de nuevo. Esa fue mi lógica”. Antes de irse, fue a ver a su vecina. Doña Celina tiene 84 años, toda una vida en la chacra con su hermano, que tiene una dificultad motriz. Cultiva su huerta y cuida sus ovejas. “Yo de acá no me voy”, le dijo Doña Celina-.
La mayoría de los brigadistas atacaron la zona baja, de mayor incandescencia. En la parte alta fueron los vecinos los que trabajaron a destajo para salvar su parte del cerro. Ana pudo volver. El fuego pasó a dos kilómetros de su casa. Pero todavía sigue alerta. Está rodeada de una plantación de pinos, un árbol muy peligroso porque se prende rápido. Si cambia el viento y cae una chispa, el pinar se enciende como si fuera pólvora. Desde su ventana observa las fumarolas de humo. De noche alcanza a ver las franjas de bosque que arden.
Ana no tiene pruebas, pero está convencida de que el incendio fue intencional y que detrás de esta tragedia está la empresa Laderas, concesionaria del centro de esquí Perito Moreno. “Laderas, la empresa que maneja el testaferro de Joe Lewis, quiere hacer un loteo en la pampa de Ludden, un loteo más grande que el pueblo de El Bolsón, al lado del centro de esquí. Es una pelea que venimos dando los vecinos de Mallín hace muchos años. No nos van a sacar de acá.” -dijo Ana.
El sendero que se quemó es el camino que atraviesa la histórica marcha al Lago Escondido, en manos de Joe Lewis.
Alfredo tampoco quiere irse de su chacra. Dice que, si el fuego se acerca, se sube a la camioneta blanca y conduce hasta la ruta 40. Tiene 75 años, no ve ni oye bien, pero dice que conoce el camino de Mallín Ahogado hasta la ruta de memoria. Hace varios años que no maneja. Su mujer se fue con su hija que vive en Bariloche. Fue imposible convencerlo de dejar la casa sola. Se quedó con su perro y una escopeta. Dice que es común que roben las casas cuando la gente huye por el fuego.
Río Negro declaró el estado de emergencia ígnea. Esto habilita a la provincia a pedir un presupuesto extraordinario para combatir el incendio. Hasta ahora se registran 2700 hectáreas de bosque quemado y 200 familias evacuadas. La Asociación de Abogados Ambientalistas exigió al Servicio Nacional y al Ministerio de Seguridad a cargo de Patricia Bullrich que haga público el dinero que se está desplegando en este operativo. “Los vecinos de la zona merecen saber con cuánto dinero se compromete el estado para proteger el bosque, las casas, las familias –dijo Sofía Nemenmann, codirectora de la asociación-. No nos puede sorprender un incendio en verano en la Patagonia. Científicos del
CONICET vienen investigando hace muchos años el cambio del comportamiento del bosque de la Patagonia y anunciando el peligro de incendios. No puedo decir que se podría haber evitado, pero sí puedo decir que podríamos estar en mejores condiciones para enfrentar esta situación y que, sin dudas, de acá hacia adelante tenemos que estar mejor preparados”.
Fuentes oficiales confirman que el incendio fue intencional. La justicia está investigando las causas. Los especialistas dicen que la peor parte está por venir. Los brigadistas -en estado de agotamiento y en condiciones precarizadas-siguen combatiendo el fuego. Se recibió gran cantidad de dinero en donaciones de todo el país, pero lo que más conmueve es esa gran red de vecinos que resiste, contiene y va a estar ahí para ayudar a reconstruir las casas y la vida en la querida comarca.
Por Verónica Battaglia
Fotografías: Marcelo Martínez (Cítrica)
Cooperativa de Comunicación Popular Al Margen
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