El Laborde es considerado el festival más argentino de los festivales de folklore. Aspirantes de todas las provincias se disputan el premio al campeón nacional de malambo mayor. El ganador alcanza la gloria máxima con la condición de respetar el pacto secreto de campeones para resguardar el prestigio y la tradición de este certamen. Por primera vez en Bariloche se llevó a cabo el Pre Laborde donde se seleccionó a los mejores bailarines para representar a Río Negro en el campeonato nacional.
El 19 de octubre, por primera vez en nuestra ciudad, tuvo lugar el pre Laborde. Folkloristas de todos los rincones de la provincia hicieron temblar el escenario de Bomberos Voluntarios. El jurado compuesto por Arnaldo Pérez (campeón de malambo en 1976), Ilse Spinoza Ramos (profesora de la Universidad Nacional de las Artes), Nicolás Quiroga (campeón en recitado gauchesco) y Jorge Benegas (músico), estuvo desde el mediodía hasta bien entrada la noche eligiendo a los más destacados entre veinte categorías distintas para representar a la provincia en la edición 2025.
El Festival Nacional de Malambo se celebra todos los eneros desde 1966 en la pequeña ciudad de Laborde, en el sur de Córdoba. Es el más auténtico de los eventos folklóricos y para mantener la pureza de la cultura gaucha, la comisión organizadora se autofinancia y evita las formas comerciales de los eventos más famosos del folklore. Tiene un estricto reglamento que cuida el estilo autóctono de la vestimenta, la música y la danza. Los galardonados solo se llevan la copa de Laborde. Pero ser el campeón nacional de malambo los convierte en algo muy parecido a un semidiós, aunque eso signifique el fin de su carrera como bailarín -así lo explica la cronista Leila Guerriero en su libro Una historia sencilla–. Nunca más podrá competir en otro festival. No hay nada más después de Laborde.
Existen veinte categorías en esta competencia: paisana nacional del malambo, recitador gauchesco, cuarteto, canto solista, parejas de baile, entre otras, pero la de malambo mayor es la más esperada por el público. El bailarín tiene que zapatear por cuatro o cinco minutos a alta velocidad y terminar de golpe. Esto requiere de un gran esfuerzo que roza el umbral del límite físico. “El malambo empieza lento pero a medida que avanza se vuelve muy rápido -dijo Ricardo Ralil Vilches, candidato a la categoría de malambo mayor por Bariloche-, cuando llegás a los 4 minutos ya estás en una velocidad muy alta, tu sistema muscular y pulmonar están al 100. Además el malambo termina de golpe, pasás de hacer una actividad muy explosiva a frenar en seco, tu corazón pasa de estar a palpitaciones muy altas a terminar en un segundo. Tenés que tener una preparación aeróbica previa muy grande. Ahora se está exigiendo estudios médicos porque la actividad demanda tanto desempeño físico como a un atleta”.
Los malambistas entrenan durante un año. Invierten mucho tiempo y dinero para solventar los gastos de la preparación física y los honorarios de los profesores que les marcan las coreografías para este gran momento. Es necesario preparar dos secuencias de baile, una con estilo norteño y otra para el malambo del sur, además de construir un personaje y contar una historia en escena. Ricardo Ralil investigó sobre el primer Juez de Paz cuando Río Negro era territorio nacional. “Busqué fotos antiguas para inspirar mi traje. En la parte sur represento al juez investido de autoridad, una persona mucho más seria, mucho más frontal, que trabaja con el silencio. En la parte norte, compuse a partir de la foto del juez en una fiesta rural, acá desarrollo un juego de pasos más divertido y un costado menos estructurado y más desafiante de esta figura”.
El pre Laborde demostró que en Río Negro el malambo brota con fuerza. y que nuestra ciudad es un gran semillero de bailarines -de los once candidatos para el malambo mayor, seis son de Bariloche-, donde la Escuela de arte La Llave se vuelve un espacio vital para contagiar esta pasión popular.
Carlos Soto zapatea desde los cinco años. Aprendió malambo en un taller en La Llave y ahora es profesor en esa misma escuela. Pero no es fácil vivir del folklore. Durante diez años trabajó como playero en una estación de servicio, subió mucho de peso, se alejó de su mayor pasión hasta que sus hijas le pidieron que vuelva a bailar. Ahora tiene 41 años, volvió a correr y ensayó todos los días durante los últimos meses. Por su porte y actitud eligió representar a un estanciero. El malambo para Carlos es como la vida misma.
Mauricio Andrade también comenzó a bailar desde muy chico y ahora es parte del ballet Tradición Sureña. Además pinta ponchos tradicionales, parte clave de la vestimenta gaucha, que rodea la cintura y flamea al ritmo del repiqueteo veloz del malambo. Un amigo y su compañera lo animaron a que se presente al campeonato y desde que esa idea se abrió como posibilidad, nunca dejó de crecer. “Mi personaje está basado en la Campaña del Desierto. Es un milico de frontera desertor. Me interesa mucho todo lo que es la cultura originaria, nosotros tenemos una historia acá que es muy fuerte y no se cuenta. Sentí que de alguna forma en el malambo que hago puedo contar una parte de esa historia. Con la Campaña del Desierto también tengo sentimientos muy encontrados pero bueno, siento que la frontera tiene cosas para decir: historias que no están relacionadas con la muerte, que también hubo desertores que eligieron dejar las armas y quedarse con el pueblo que habitaba estas tierras”.
Recién a las diez de la noche se escuchó el himno del Laborde. Esa es la señal que da comienzo al momento más emocionante de la velada. Cada vez que un aspirante a malambo mayor subía al escenario, el público lo ovacionaba y le regalaba palabras de aliento. Fueron once candidatos que encarnaron figuras de un pasado simbólico de nuestra región que todavía está en disputa. Como si esa batalla se estuviera librando en su cuerpo, dejaron todo su hálito en una danza vertiginosa y explosiva. De ese combate uno solo salió victorioso, ese fue Pablo Picuntureo. Pablo nació en Bariloche, estudió en La llave y ahora vive en el Bolsón. En el 2014 ganó el Pre Cosquín y en el 2022 salió segundo en el Pre Laborde. El año que viene será su gran oportunidad.
El ministro de Desarrollo Humano, Deporte y Cultura de Río Negro, Juan Pablo Muena y el Secretario de Cultura, Franco Ávila estuvieron presentes, entregaron la declaración de interés municipal del Pre Laborde al subdelegado Javier Bravo y comprometieron su palabra para hacer que esta fiesta vuelva a suceder en 2025 otra vez en Bariloche.
Por Verónica Battaglia
Cooperativa de Comunicación Popular Al Margen
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