Con una importante labor colaborativa, que sigue creyendo en la fuerza del trabajo colectivo frente a la crueldad y el individualismo, la ESNR 97 de Bariloche sacó el primer número de su revista digital Nuestra Voz, que contó con cuarto año como centro editor. Las páginas, en las que participaron alumnos y alumnas de toda la escuela, no sólo reflejan el trabajo que vienen realizando las distintas áreas sino también el ida y vuelta con el propio territorio.
El cable de internet cuelga sin conducir a ningún lado. Desde diciembre, a la escuela 97 del Barrio 2 de Abril, como a tantas otras de Bariloche, le cortaron el servicio, junto con otros programas que se arrancaron de las instituciones de un día para el otro. Una vez más, el contexto se vuelve una tierra escarpada sobre la que hay que redoblar la imaginación y el esfuerzo para materializar derechos y hacer florecer proyectos entre las piedras. La idea de realizar una revista fue uno de esos impulsos que abonan e insisten sobre la idea de comunidad y cooperación en medio de tanto griterío individualista.
“Somos estudiantes de la escuela E.S.N.R 97 que ubica en el Barrio 2 de Abril, también conocido como el alto. Somos un grupo de amigos que estamos cursando cuarto año del secundario. Somos en total 17 estudiantes que queremos compartir lo que sucede en nuestra escuela, espacio que habitamos de lunes a viernes”, cuentan en la presentación de la revista este grupo de chicas y chicos de cuarto año que funcionó como grupo editor de la plataforma. “Con esta revista buscamos ser escuchados y visibilizar nuestro territorio. Cuarto año funciona como centro editor, pero esta revista es posible gracias a la colaboración de todos los actores institucionales. Entre sus páginas se encontrarán consejos, preguntas, información, efemérides, cómics, artes visuales, biografías, entrevistas y recetas”, continúan abriendo paso a coloridas paginas que ellos mismos diseñaron y editaron, junto a los textos con los que colaboraron de todas las áreas de la escuela.
Es viernes y el equipo de comunicación se prepara para la actividad de lectura que sueñen realizar este día. En la sala de profesores envuelven paquetes con caramelos, y otros premios para el juego que están preparando en torno a la lectura de la revista. Harán la presentación con todos los cursos en el pasillo central. El entusiasmo empuja y atraviesa toda dificultad.
“El proyecto nació en una jornada pedagógica”, cuenta Camila López, profesora de Lengua y Literatura quien, junto con Ainara Olivera, también profe de literatura, realizan el Taller de Comunicación en cuarto y quinto año. “El objetivo era trabajar la alfabetización y la cooperación. Entonces nos pusimos a pensar desde el área cuál podría llegar a ser la propuesta y en ese sentido pensamos esto de la alfabetización digital, enseñarles y que puedan ir desarrollando herramientas que les pueda servir y tenga la impronta de ellos. Nace ahí la idea de hacer una revista educativa”, dice mientras envuelve sobres.
Fue así que, considerando las posibilidades en relación al tiempo y al ritmo escolar, comenzaron a idear la revista, dándole a cuarto año la posta como equipo editorial. “La idea era que esta revista sea atravesada por los diferentes saberes que trabajamos en el área y, además, que todo el contenido, el material que se encuentre dentro de la revista sea trabajo que se hace acá adentro, desde las demás áreas, talleres, materias particulares. Entonces es un trabajo colaborativo”, continúa.
Como marco de la actividad, Paula Yende, vicedirectora de la institución explica que el proyecto alfabetizador institucional tiene tres ejes: la cooperación, la alfabetización múltiple -para salir un poco de la alfabetización tradicional- y la trasversalidad de todas las áreas: “La idea de esta colaboración o cooperación tomó forma material en el área de Comunicación con la Revista”.
“Las profesoras de las otras áreas nos fueron contando los trabajos que se hacían al interior del aula y surgió contenido muy interesante”, agrega Ainara y señala que hay mucho trabajo que generalmente queda en el aula o en la carpeta y las familias no se enteran, los otros estudiantes tampoco o la misma comunidad. “A veces trabajamos en nexos con el centro de salud, con otras escuelas, con la Fundación Sí, que también está los sábados acá en el barrio. Entonces se trata de ir haciendo lazos y que se vea todo el trabajo territorial que hay en el barrio”.
El proyecto superó ampliamente las expectativas. “Para mi sorpresa y para sorpresa del equipo de gestión hay otras instituciones, colaboran otras ESRN de Bariloche, el movimiento fue bastante amplio y eso también nos parece que es un trabajo que hace la escuela: trabajar con otras instituciones en el barrio en el mismo nivel”, describe Paula Yende.
Para llevar adelante el proyecto cuentan se dividieron en comisiones. Una estudiante de cuarto año hizo el dibujo de la portada que después una de las profesoras pasó a formato digital, fueron agregando, buscando la caligrafía que más gustaba, para que todos tengan la posibilidad de participar más allá de la elaboración y corrección de los textos, y más. “Si bien son generaciones que nacieron con la tecnología, no es lo mismo usar un celular que una computadora y que administrar un email, que después es una herramienta que van a seguir usando o esto de aprender cómo se usa un driver, cómo compartir un documento y editarlo de manera conjunta, usar un programa de diseño que tiene herramientas complejas de trabajar. Ahí se vio el logro también”, dice Ainara. Así nació una revista que, por ahora, dado los costos, seguirá siendo digital, aunque a todos les gustaría un mínimo de tirada en papel para tener en la escuela y hacer circular: que se pueda repartir un día con una familia a otro con otra, ya que en el barrio mucha gente no tiene internet.
– ¿Cómo fue la devolución de los alumnos y alumnas?
– Es un cuarto muy especial, se llevan muy bien, están acostumbrado a trabajar de forma cooperativa y enseguida les gustó la propuesta. Esta idea de ser centro editorial, ponerle un nombre a la revista, empezar con el diseño gráfico. En un momento fue: ¿lo vamos a lograr? Porque también hay un montón de obstáculos para poder llevar adelante un proyecto, no solo la voluntad es esencial en esto, de parte de los docentes y de parte de los pibes y pibas, sino también a nivel recurso hay algo muy fuerte para cuestionar y es cómo llevamos adelante este tipo de alfabetizaciones digitales, por ejemplo, en un espacio, en un territorio, donde no tenés los recursos, donde internet funciona muy mal, donde hay un solo televisor para cinco aulas. Al principio de este proyecto nos atravesó el no tener internet y básicamente era: cómo hacemos para hacer una revista digital sin internet de la escuela. Entonces estábamos ahí compartiendo los datos.
Lo cierto es que los recortes se hicieron notar con el quite de varios planes, no solo la Internet: dejó de llegar el Plan Joven y el plan Conectar Igualdad. “Todo lo que viene de Nación este año no está. Ya veníamos trabajando con pocos recursos de gobiernos anteriores y ahora directamente no tenemos. Por eso las sensaciones son encontradas, en el sentido que siempre trabajamos con la voluntad del equipo, sobre todo en esta escuela, que está situada en un barrio alto de Bariloche, con las características que tiene. También nos hace replantear esa vulnerabilidad que hay y que está dada por el mismo gobierno, cualquiera sea su color, su bandera, sea provincial, nacional. De hecho, funciona esto porque la escuela es pequeña y porque hay equipo, esa es la condición de la ESRN 97, la humanidad, la cooperación, colaboración y creo que la materialidad de la revista un poco muestra eso: la voluntad de todo el equipo docente llevado a cabo en este caso por el taller del área de Comunicación, del área de Lengua y Literatura, pero refleja la voluntad de todas las personas que trabajamos aquí”, dice Paula Yende y Camila agrega que, más allá de las caras visibles, la realidad es que “se pudo realizar porque todos los otros profes mandaron los trabajos, lo comunicaron en sus cursos, hubo muchísimo compromiso, horas extras, llegar a casa porque acá no se podían mandar los trabajos, editar, sacarle foto a los trabajos: intentamos mostrar lo que pasaba en todas las áreas, que son cosas muy lindas”.
También señala la necesidad de romper con el estigma que hay de “que los pibes no hacen nada, los pibes no quieren aprender: Cuando se les propone algo que realmente tiene un sentido para ellos, trabajan por eso. De hecho, de ahí el nombre de la revista Nuestra Voz, que fue votado a partir de una pregunta que era qué nos identifica como escuela”.
“No es menor este dato, porque también reivindicar que cuando un proyecto convoca, responden. Está esa fuerza también”, completa Paula. “A principio de año dijimos: que sea el eje de la escuela ir un poco contra la individualidad que plantea la sociedad hoy en día. Me parece que esta escuela es un territorio propicio para la cooperación y creo que el ambiente que es político, educativo y a nivel social también, es una propuesta interesante volver al acto cooperativo, colaborativo, las redes el trabajo intercultural, el trabajo interinstitucional. Porque si ese no es el eje de la educación: ¿cuál es?”
Por Violeta Moraga
Cooperativa de Comunicación Popular Al Margen
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