A través del proyecto Acarreando Calor cientos de vecinos y vecinas de Bariloche hoy pueden acarrear sus garrafas desde los puntos de entrega del Plan Calor a sus hogares gracias a un trabajo de trabajo de articulación de las escuelas y talleres de Gente Nueva, la cooperativa de Herreros y Carpinteros y de los espacios barriales y municipales de nuestra ciudad.
Hay problemáticas que a pesar de lo evidente quedan relegadas del registro cotidiano. Quizás por eso mismo, por lo evidente. El acarreo de garrafas de gas, de las que dependen miles de familias en Bariloche, es una de esas situaciones a las que la mirada se acostumbra. El balón al hombro, las carretillas intentando avanzar por las sinuosas calles de tierra con el peso rodante que gira en cada subida y cada bajada.
En el 2022 la visualización de esta problemática permitió pensar en una respuesta para completar el circuito de entrega de garrafas en el marco del Plan Calor, el programa social rionegrino que otorga garrafas a vecinos que necesitan calefaccionarse y no cuentan con gas natural: en Bariloche son más de tres mil personas las que durante veinte semanas reciben el beneficio y para esto se acercan a los puntos de entrega cada semana, o cada quince días, recorriendo, en algunos casos, distancias que se hacen largas.
“Muchas veces el acarreo de estas garrafas implica una problemática y una dinámica en las familias, pero además hay una cuestión de salud que tiene que ver con cargar, y la cuestión económica: muchas veces tienen que pagar un flete. Frente a la visualización de la problemática es que surgió desde el taller de la Escuela Angelelli la idea de hacer carritos”, cuenta Felipe Gallo, docente de herrería de este establecimiento y uno de los integrantes del proyecto Acarreando Calor.
Fue así que se presentó la propuesta a la Fundación Gente Nueva, desde donde se hicieron eco del proyecto y se comenzó con las gestiones para ver cómo llevarlo a cabo. A mediados de 2023 apareció la oportunidad a través de una convocatoria del ex Ministerio de Ciencia y Técnica para núcleos asociativos de proyectos que tuvieran alguna implicancia social, vinculados a lo científico técnico, con una aplicación en el territorio.
El proyecto fue seleccionado entre unos 400 a nivel nacional y en concreto implicaba financiación para la construcción de carritos para los beneficiarios del Plan Calor, pero también conllevaba la necesidad de generar una coordinación dentro de las escuelas técnicas y talleres de Gente Nueva, así como generar los vínculos entre instituciones y cooperativas. El grupo quedó conformado por la escuela Angelelli, la escuela Taller Carlos Mujica, la Escuela Técnica Nehuen Peumán y también la Cooperativa de Herreros y Carpinteros que funciona en el galpón de Parques en la Costanera.
“Con la financiación se definió una cantidad de 200 carritos con los que podíamos empezar y también sirvió para equipar algunos talleres que no contaban con ciertas herramientas”, continua Felipe y detalla sobre la experiencia de la construcción: “En algunos casos, como la Escuela Taller Carlos Mujica y en la Escuela Técnica Nehuen Peuman se llevó a cabo con los mismos estudiantes, la cooperativa hizo una gran producción porque era remunerado y nosotros en el Angelelli generamos una unidad productiva con ex alumnos que también sumó como experiencia, también a manera remunerada”.
Es interesante destacar, además, que para llegar al prototipo hubo un trabajo entre las escuelas: cada una realizó un prototipo con sus estudiantes y de esos tres prototipos salió la mejor opción contemplando que la persona no se tenga que agachar tanto, que las ruedas sean grandes para la topografía de Bariloche, entre otras características que enriquecieron el trabajo.
Llegar a los Barrios
A la hora de las entregas, que suceden por estos días, desde la organización cuentan que se definieron en principio de manera focalizada en los barrios Virgen Misionera, 2 de abril, Barrio Unión y 29 de Septiembre “Después nos vimos superados, porque sabemos que 200 carritos no es la cantidad de gente que percibe el Plan Calor”, señala Feli. En ese sentido, una de las propuestas que se difunden es la de poder compartir los carritos que son entregados, en todos los casos, en comodato. Algunos también se entregaron a la Municipalidad que los distribuye a través de las juntas vecinales y los CAATs a aquellas familias que tienen la necesidad. También se articuló con el Semillero Vientos de Libertad MTE, Grupo Encuentro, San José Obrero, la Rama de construcción del MTE y el Centro Comunitario 29 de Septiembre.
“Obviamente nos quedamos cortos. Pero apostamos a que esto, si tiene la repercusión positiva, continue. La construcción de los carritos es coordinar y seguir generando esa coordinación con otras cooperativas. El tema difícil siempre son los recursos. Hoy el espíritu es que se pueda compartir y se entregó en forma de comodato para no destinar puntualmente a alguien sino para que circule y ver cómo funciona. Queremos que la repercusión del proyecto sea lo más amplio posible”, detalla Feli.
Cabe destacar que el proyecto nació a partir de la convocatoria del ex Ministerio de Ciencia y Técnica de la Nación vinculado con el CONICET, desde donde se realizó un porte específico para financiar este tipo de proyectos. “Sino no se podría haber realizado. Por eso es necesario destacar la importancia de estas convocatorias que surgen a partir de un espacio que es un Ministerio. Sabemos que desde una secretaría es muy poco probable que se financie o se tengan el presupuesto para proyectos como este y otros que no se podrían llevar a cabo a no ser que tengamos una capacidad de gestión con la provincia para que baje la plata para hacer esta producción. El lugar que se le da a un espacio en el organigrama de un país tiene que ver con la capacidad de poder apostar a ciertas políticas que den vuelo a estas ideas, porque ideas hay un montón para estas problemáticas del día a día, pero ejecutarlas o llevarlas a cabo es lo complicado”, completa destacando el rol de las políticas de Estado.
Por su parte, Camilo Piterbarg, que organizó la entrega en el Barrial Alun Ruka de Vientos de Libertad en el Este, señala que la demanda de los carritos fue intensa e instantánea. “Nosotros sacamos una convocatoria que circuló por los grupos que tenemos de las distintas actividades que suceden en el barrio y también se lo pasamos a la presidenta de la junta vecinal”, relata. “Ni bien sacamos la convocatoria un montón de vecinos y vecinas se pusieron en contacto para hacer la gestión por el carrito”, describe y detalla que en Alún Ruca hicieron la entrega de 30 carritos.
“Fue todo muy rápido, los vecinos se acercaron a buscar el carrito enseguida, demostrando que efectivamente era una necesidad importante. Hay muchas vecinas mayores que por ahí tienen que llevar la garrafa varias cuadras, algunos tienen carretilla y otros van con la garrafa al hombro. Es muy difícil el traslado y venían ya cansados de esa situación. Hay personas, además, a las que no les quedaba otra que pagar el flete”, completa y destaca la importancia de seguir fortaleciendo la red entre los vecinos y las vecinas, una característica no menor que también se desprende del espíritu del proyecto que hoy acarrea calor a diversos hogares de Bariloche.
Por Violeta Moraga
Cooperativa de Comunicación Popular Al Margen
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