El streaming, en sus comienzos, configuró una audiencia joven conducida por jóvenes. Por primera vez se le habló directamente a un segmento poblacional a quien nadie le dirigía la palabra y desde una voz de un par.
Muchos canales simulan una charla entre amigos -sin mate y con cámara- donde el único objetivo aparente es entretenerse pero según investigaciones recientes esos canales son los más potentes a la hora de disputar la batalla cultural. Al Margen conversó con Fabián Bergero, docente e investigador de la carrera de periodismo de la Universidad Nacional del Comahue, sobre las transformaciones de la comunicación en el territorio digital.
– ¿Qué es el streaming?
-Creo que hay que pensar el streaming como un nuevo medio que se está formando a partir de la convergencia de otras plataformas, Por ejemplo: YouTube es televisión, es radio, son los influencers que le dan vida al medio. La identidad no está clara todavía porque es muy difícil pensar hacia dónde va el streaming. Lo que sí está claro es que está en plena formación con una modalidad de “cabezas parlantes”, personas que hablan sin una gran producción detrás.
-El streaming ofrece la posibilidad de tener un canal propio con una inversión mínima -cosa que sería imposible en la televisión-. La mayoría de los canales se localizan en YouTube, un medio multimillonario que establece ciertas condiciones para estar en vivo. ¿Este nuevo escenario democratiza la comunicación?
-El formato es simple y eso permite que sea muy barato. No creo que haya una mayor democratización porque en todo caso las formas de interacción que permiten estos canales de streaming son las que permite YouTube. La fantasía de que internet iba democratizar a la sociedad porque todos y todas íbamos a tener acceso a la información, al conocimiento, no sucedió. Las plataformas por donde circula la información terminan en manos de poca gente: Facebook, Instagram y WhatsApp son del mismo dueño: Mark Zuckerberg. Después tenés X -la ex Twitter- de Elon Musk y YouTube. Una web en pocas manos y esas pocas manos son de personas blancas del Norte global, cis género, o sea, son personas que tienen una determinada visión del mundo y desde ahí rigen las redes sociales. Ellos tienen hoy el poder de veto, son los que deciden lo que se puede publicar y lo que no, son los que dicen que hay que suspender la cuenta a Trump, por ejemplo. Como decía Castells, hoy el poder en la sociedad red la tienen los programadores, o sea los dueños de las plataformas que son estos milmillonarios que nos gobiernan.
-Los conductores se convirtieron en streamers y las audiencias en comunidades. El chat y los comentarios de los espectadores forman parte de la producción de un programa. No solo se interactúa con los oyentes en vivo sino también se tiene en consideración sus necesidades puesto que son ellos quienes sostienen económicamente el canal en el caso de los canales pequeños y en los más grandes son los que hacen funcionar el algoritmo. Un vínculo intenso muy parecido a la relación del fandom con su pop star. ¿Cómo impactan estos cambios en el contenido de la información? ¿Cuáles son los géneros que prefiere el streaming?
-Me gusta pensar los medios como un ecosistema en el que cada parte es interdependiente de la otra y se retroalimentan entre sí en un proceso muy dinámico. Los consumidores de medios vamos mutando nuestra forma de informarnos y casi que obligamos a diseñar nuevas estrategias a los creadores de contenido. La tecnología se adecúa a lo que la demanda muestra y nosotros nos adecuamos a su vez a las nuevas formas de la tecnología. En cuanto a los géneros, no se presentan géneros creativos, tampoco hay ficción son solamente cabeza que hablan y en todo caso lo que sí podemos encontrar adentro del streaming son tipos de medios: radios que están transmitiendo en vivo y producciones nativas de streaming como canales de televisión. Al respecto de los contenidos hay dos temas que están permeando mucho en la gente que son el informativo y el entretenimiento.
-Los primeros en armar una comunidad virtual fueron los influencers libertarios, las audiencias comentan en diferentes canales armando un ecosistema propagando meteóricamente las ideas de derecha. Según una investigación de Rating Streaming publicada en el mes de abril en el diario Clarín los canales libertarios tienen casi el mismo impacto que los canales de televisión para dar la batalla cultural. Los canales “progresistas” advirtieron esto y establecieron lazos con sus canales amigos creando una nueva constelación. ¿Cómo imaginás que sigue esto? ¿Las nuevas elecciones van a disputarse en el territorio digital?
-Es verdad que los primeros canales que surgieron -incluso antes de la pandemia- tienen un fuerte contenido ideológico de derecha, no tienen grandes audiencias pero perduraron en el tiempo. Últimamente empezaron a aparecer algunos canales más de sesgo peronista como Eva en respuesta a un canal ultra libertario, como es Carajo. Son canales para jóvenes convencidos, no creo que sean canales que puedan captar nuevas audiencias. Creo que la batalla cultural se disputa, no en esos canales, sino a través de los canales que rechazan la política, que aparentan ser puro entretenimiento y la ganan porque instalan cosas del sentido común, por ejemplo: “El que mata tiene que morir”, “delitos grandes, penas grandes” todo esto que no se somete a ningún análisis, a ninguna confrontación de ideas. Esos canales fueron fundamentales para llevar a Milei a la presidencia. Estofunciona para una parte de la población, no para todo el mundo. La posibilidad que tienen las redes es de hiper segmentar a las audiencias y así llegar muy claramente a un determinado sector. En las últimas elecciones pegaron fuerte a través de Tik Tok y de Instagram.
Es muy difícil predecir que puede llegar a pasar de acá al año que viene y no nos olvidemos también la intersección que tiene la inteligencia artificial en todo esto. Creo que a partir de los sistemas generativos de inteligencia el panorama ya está cambiando y va a cambiar muchísimo más.
-Si bien los canales de stream no requieren de grandes inversiones ni de grandes instalaciones, su prioridad es una buena conexión a internet, la mayoría se localiza en Buenos Aires.
-Es cierto que los canales de streaming más grandes y los que más plata tienen detrás, vienen de Buenos Aires. Esto repite el esquema de producción de medios tradicionales. La mayor parte de la televisión que consumimos es de Buenos Aires, tenemos muy poca producción local de televisión, tenemos una más interesante producción de radio, pero las que permean muchísimo son las radios porteñas tanto en AM como en FM. Estoy haciendo un relevamiento de streaming con producción de pantalla y son poquísimos en la zona del Alto Valle de Río Negro. La producción es muy limitada porque faltan recursos económicos o no hay una visión de que se puede producir de esta manera acá. Lo que sí hay a nivel regional es un recurso humano maravilloso, hay mucha creatividad y mucha energía. Yo creo que esto se puede llegar a revertir.
El streaming le dio voz a la audiencia, entendió que tenían cosas para decir y que eso hacía mover el algoritmo y que posibilitaba a los oyentes comentar entre ellos creando comunidad. La forma de comunicarnos está cambiando vertiginosamente. Tal vez en un futuro próximo una de esas cabezas parlantes sea un dispositivo con inteligencia artificial. Mientras tanto, es necesario disputar los sentidos de estas nuevas tecnologías para -como propone Martín Kohan- habilitar una verdadera conversación social donde lo que dice uno afecte al otro.
Por Verónica Battaglia
Cooperativa de Comunicación Popular Al Margen
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