Me hubiera gustado abrazarla, tenerla enfrente, haberla mirado a los ojos y darle las gracias. Pero ese día no llegué a la Unter y perdí mi oportunidad. Ahora van estas palabras a manera de homenaje.
Cuando la Chechu de la asamblea Ni una Menos nos llamó a movilizarnos porque había desaparecido un compañero en la Lof Cushamen nos costó creerle. Debatimos el asunto con los compañeros y las compañeras antes de sumar nuestra adhesión. No podíamos creer que en pleno 2017 desaparecieran personas. Pero si. Habían cambiado los tiempos y Bullrich (la misma que hoy encabeza el ministerio de Seguridad ahora que Norita nos deja huérfanos) ordenaba en ese invierno del 2017 desalojar Mapuches a pura bala e inaugurando una nueva etapa de desaparecidos en plena democracia.
Norita fue la primera en abrazar a Sergio, el hermano de Santiago y en gritar a viva voz su nombre y preguntarse ¿Dónde está Santiago?
Esa desaparición traería a Bariloche a la diminuta inmensa. Y yo enredado en tareas de cuidado no pude darle las gracias.
Tres meses mas tarde, sería el turno de Rafita Nahuel y ahí la historia nos llevaría a lugares que hubiera preferido no transitar. Pero la imagen de Madres y Abuelas y la frase: “La única lucha que se pierde es la que se abandona” guiaron nuestra búsqueda de justicia por el Pibe Tigre que buscando su identidad (como tantos nietos y nietas) perdió la vida intentando un cacho de tierra donde construir un proyecto de vida lejos de narcos y tranzas.
Tal vez su mirada, su pañuelo en alto nos dio fuerza para subirnos los mocos (como dice otra compañera imprescindible) cuando el dolor pegaba fuerte y era difícil ponerle voz y cuerpo al reclamo de Justicia.
Y ahí también estuvo Norita haciéndonos saber que no estábamos solos, que cualquier injusticia en cualquier parte serán bandera de lucha.
Norita
Presente en todas las batallas por un mundo mejor y más justo.
Reserva moral de la humanidad y del humanismo. Puso otra mejilla con coraje y alegría cuando muchos miraban al costado y negaban el genocidio. Feminista (tal vez sin saberlo) desde la primera hora. Infatigable. Sonrisa en boca, pañuelo blanco en la cabeza y verde en el puño. Foto de Gustavo y los 30 mil en el corazón. Peleando por el sueño de un destino distinto en esta tierra llena de riquezas (y extractivismos de todo tipo) que otros usufrutúan y las grandes mayorías padecemos.
Te la podías cruzar en la marcha por la legalización del cannabis, defendiendo a una comunidad mapuche, contra un pueblo fumigado con glifosato o por un pibe secuestrado por la maldita policía.
Una lucha, todas las luchas.
Contra cualquier injusticia en cualquier parte del mundo como nos enseñó el Che.
Y cuando eso sucede no hay vuelta atrás….
Te convertís en abuela de la humanidad toda.
Pañuelos presentes contra las bombas de cualquier imperialismo, contra las dictaduras de cualquier signo y en cualquier territorio. contra el hambre y por los hambreados. Por los pobres de toda pobreza que habitan nuestra patria y la otras también.
Por la rebeldía de soñar un tiempo distinto, que todavía no llega y se hace desear.
Con vos aprendimos a esperar en silencio ese tiempo, militando con coraje y paciencia. Con los de abajo como bandera.
Por ese abrazo que no te di y por estas lágrimas sumadas a estas palabras paridas una mañana lluviosa de otoño (que espero) traigan la fuerza suficiente para seguir resistiendo el odio de los odiadores. La desidia de seres que desprecian la vida y a la humanidad.
Gracias Norita por ser inmensa en tu pequeñez enorme. Por la llamita que alimentará nuestra lucha.
Te lo digo porque no pude hacerlo mirando tus ojos, tu sonrisa y tu pañuelo:
Gracias, por tanto, gracias por todo. Te vamos a extrañar.
Por Alejandro Palmas
Foto Portada : Alejandra Bartoliche
Cooperativa de Comunicación Popular Al Margen
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