Esta frase la dijo Perón cuando Onganía accedió a la presidencia luego del golpe militar a la semi-democracia presidida por Illia (Unión Cívica Radical del Pueblo). Indefectiblemente el corto plazo aclarará el panorama de incertidumbre que nos rodea y, a partir de allí, discutiremos colectivamente las mejores formas y maneras de seguir. Se abre una nueva etapa de la política argentina (que también sucedería si ganaba Unión por la Patria). ¿Y ahora qué?
Primero, asumir la derrota. Esta vez, las ideas pre-peronistas han llegado a través de las urnas y no mediante un golpe militar. A un gobierno horrible, una elección horrible. A mayor grado de conducción, mayor grado de responsabilidad. Y a mayor dureza del golpe, mayor capacidad de mente fría. No podemos (ni debemos) quebrarnos hacia adentro ni enojarnos con los que no nos acompañaron. Asumir, con madurez política, que sufrimos la peor derrota democrática de la historia y llegó el momento de aplicar un principio básico: si conoces al enemigo y te conoces a tu mismo, no temas el resultado de cien batallas.
Segundo, fortalecer los espacios organizativos. A todo nivel, en todo lugar. No sólo porque es el lugar indicado para sanar las heridas sino porque es ahí donde abriremos los brazos a quienes, con razón, hoy no confían en nosotros. Unidades Básicas, sindicatos, universidades, fábricas, campos, amigos, familia, iglesias, talleres, etc. Sin organización colectiva, el campo de acción del individualismo se consolidará. Frente a la ley de la selva del libre mercado, la Comunidad Organizada.
Tercero, organizar el repliegue. Una de las enseñanzas que nos dejaron la experiencia política de los años 60’ y ’70 es que los repliegues son exitosos cuando se organizan de forma planificada. Ningún compañero/a puede ni debe quedar librado a su propia suerte. A un compañero despedido, la organización. A un compañero perseguido, la organización. A un compañero excluido, la organización. Replegarse no es retirarse, es resguardarse. Resguardarse política, material, física y simbólicamente. El mejor repliegue siempre es con, de y desde el pueblo.
Cuarto, formarse colectiva y críticamente. Se acabó la dedocracia y los techos formativos. Es momento de dar respuestas doctrinarias (y no dogmáticas) a la ofensiva de la restauración conservadora. Volver a llamar a las cosas por su nombre: pueblo, patria, oligarquía, revolución. Si quieren Alberdi, le daremos Rosas. Si quieren Alem, les daremos Yrigoyen. Si quieren Unión Democrática les daremos Perón. Si quieren colonia, les daremos Liberación.
Quinto, volver. No desde una frase hecha y no sólo al gobierno. Volver a la verdad histórica: el peronismo es la única doctrina capaz de construir y consolidar la Justicia Social. Todas las demás, solo generaron privilegios para unos pocos. Algunos plantean que el peronismo tiene olor a naftalina, nosotros decimos que es la doctrina moderna más acorde a los intereses del pueblo y la Patria. Por eso, necesitamos volver al pensamiento y al sentimiento popular que nació desde el pueblo, lo defendió y le dio la dignidad de ser el mejor pueblo del mundo. Buscarán la tiranía pre-peronista, le opondremos la LIBERTAD.
“La economía y el libre mercado son sólo afirmaciones para el consumo de los tontos e ignorantes. La economía nunca es libre, o la controla el Estado en beneficio del pueblo, o la controlan las grandes corporaciones en perjuicio de este”
Juan Domingo Perón
Por Juan Martín Azerrat
Cooperativa de Comunicación Popular Al Margen
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