El 36 encuentro de mujeres y disidencias comenzó con la ceremonia ancestral mapuche para pedir a las fuerzas de la tierra que acompañen esta gran reunión. El concepto material y simbólico de territorio recorrió la grilla de actividades con el impulso de reconfigurar el mapa político y social en clave plurinacional. Conversamos con Fernanda Neculman, werken de la Coordinadora del Parlamento Mapuche y con Marta Ranquehue, vocera de la comunidad mapuche Millalonco Ranquhue. *Esta nota es parte de la cobertura colectiva #LosMediosQueSíNosVen de LatFem, Al Margen, Canal Abierto y En Estos Días.
Mujer, joven y werken
Fernanda Neculman, werken de la Coordinadora del Parlamento Mapuche Tehuelche de Rio Negro junto con la machi Betiana Colhuan Nahuel dieron inicio al acto de apertura del encuentro. Fernanda viajó desde la Línea Sur hasta Bariloche para alzar la voz de las mujeres originarias y dar cuenta de las violencias que las atraviesan.
“Aun siendo de otra generación de mis abuelas, mucho de lo que ellas vivieron nos sigue condicionando hoy. Ser mujer, joven y werken de mi pueblo no me es fácil. El pueblo mapuche es un pueblo en reconstrucción, un pueblo que ha sobrevivido a un genocidio y que se levanta reconociendo su identidad y recuperando su memoria. No estamos exentos de las marcas del colonialismo y las formas capitalistas. Esta sociedad donde vivimos no nos enseña a vivir colectivamente. Es necesario pensar como funcionan las lógicas patriarcales en nuestras comunidades, reflexionar sobre nuestras prácticas, puesto que esta actividad de revisarnos no es algo dado sino más bien un ejercicio que lo vamos aprendiendo en conjunto.
Seguimos apostando a la forma colectiva de organizarnos porque es la única manera de hacerle frente al Estado y a las violencias que nos toca vivir. Desenvolverse en el espacio político -donde opera el machismo- implica muchos desafíos. Saber actuar con sabiduría y ponerle el cuerpo a mi rol de werken es caminar cuesta arriba, De todos modos, entiendo que no se trata de empezar o terminar algo, solamente es darle continuidad a eso que está sucediendo y ahí está mi gente del espacio territorial María Torres, mi pueblo que tiene convicción, alegría, newen. Esto es lo que nos fortalece.”
Los talleres
Los tres talleres sobre comunidades originarias se unificaron en una gran reunión en el patio de la escuela primaria 266. El sol hizo brillar las cadenas y collares de plata de las mujeres indígenas que se acercaron de distintos puntos del país dispuestas a insistir en el vínculo ancestral entre identidad y territorio que determina su persistencia como pueblo. “Sin tierra no somos nada”, dijo una lamien de La Pampa.
El debate se centró en las diversas estrategias de lucha que posibilitaron el resurgimiento de la cultura originaria. Una herramienta fundamental es la reivindicación de las tierras ancestrales. En el territorio se escenifican las contradicciones entre la cosmovisión originaria y la lógica capitalista, entre el derecho indígena y el derecho occidental. Esto se ve claramente en la cuestión de la propiedad comunitaria de la tierra que se opone a la lógica de la propiedad privada. El modo comunitario de vida establece el carácter intransmisible e inenajenable de sus tierras. El Estado de Río Negro no otorgó ningún título de propiedad a las comunidades asentadas históricamente en la provincia. Se denunció que esta fragilidad legal es parte de la vulneración de derechos que los expone a la persecución y a la judicialización de los pueblos. Se puso en primer plano la urgencia de una justicia no racista que contemple las leyes que expresan la forma de existencia ancestral.
El énfasis estuvo puesto en la reconfiguración de los territorios en clave plurinacional. La interculturalidad como construcción política implica no solo el fortalecimiento de la cultura y la lengua originaria sino la búsqueda de nuevas formas de convivencia. Muchas voces destacaron que para llevar a cabo esa transformación es indispensable exigir al Estado que releve a las comunidades que están en estado de emergencia territorial -ley 26160-, que sancione una ley de Propiedad Comunitaria Indígena, además de la plena implementación de la ley de Educación Intercultural Bilingüe. Se acordó que la única forma de conseguir estas reformas es con el compromiso de todxs los ciudadanxs.
Otra estrategia es la disputa de sentidos con la cultura dominante. Las mujeres explicaron cómo el discurso de la conquista del desierto se cuela aún hoy en el sentido común y en los medios masivos de comunicación. “¿Cuándo preguntan dónde están las mujeres originarias? -dijo una lamien de Fiske Menuco-. Nosotras les contestamos: en las aulas contando otra versión de la historia oficial, en los merenderos y comedores y en las plazas marchando para que no nos maten”.
El intercambio también evidenció la importancia de la unión de los pueblos originarios y de la articulación con otros sectores de la población -el campesinado, lxs trabajadores, lxs movimientos sociales- para fortalecer el proceso de autodeterminación. El movimiento feminista abrazó la causa de las mujeres mapuche -encarceladas después de una brutal represión a la comunidad Lafken Winkul Mapu en octubre del año pasado- y el acuerparse frente a esta injusticia sumó fuerzas para que hoy estén libres y sean protagonistas del encuentro.
En la redacción del documento se propuso agregar la palabra “anticapitalista” al nombre del encuentro. La preocupación por el avance de la derecha envolvió la atmósfera del taller. “Voten a conciencia -pidió una lamien de Misiones-. Nosotras no tenemos miedo porque siempre estuvimos en la calle luchando, pero no es lo mismo pelear contra Bullrich y Milei”.
Mujeres protagonistas en la defensa del territorio
En el marco del encuentro, la comunidad Millalonco Ranquehue abrió sus puertas para que la poesía y el canto del pueblo mapuche florezcan desde su propia tierra. Fue en este espacio que se declaró Bariloche como municipio intercultural y aunque la comunidad llevó a cabo todos los pasos para el relevamiento territorial todavía sigue esperando su título de propiedad comunitaria. Conversamos con Marta Ranquehue, vocera de la comunidad, que nos cuenta cómo resiste la comunidad en constante conflicto con su vecino, el ejército.
“Al territorio lo defendemos trabajando, sosteniendo la vida y cuidándola, sembrando la tierra como lo venimos haciendo de generación en generación. No solo reclamamos -mediante la vía legal- lo que por derecho nos corresponde sino que también creemos que es importante compartir nuestra cultura con la gente. Conversamos con universidades y colegios, le contamos quiénes somos y por qué luchamos para visibilizar nuestra situación como comunidad y como pueblo. Además está la huerta intercultural, ahí hay muchas manos mapuche y no mapuche para trabajar la tierra. Les enseñamos a las familias a cultivar como lo hacían nuestros abuelos. Ahora la luna está en cuarto creciente, ahora es la época de rastrillar la tierra y cultivar la papa.”
“Resguardamos el territorio, lo defendemos de los atropellos del ejército y de las plantas invasoras. En 2020 el ejército destruyó la huerta intercultural, pero la volvimos a reconstruir entre todos. También sacamos el pino, la retama, el espinillo blanco que matan a las plantas autóctonas. La tierra entonces progresa de una forma muy rápida.”
– ¿Cómo se explica el protagonismo de las mujeres en la defensa de los territorios?
-La cultura mapuche es una cultura matriarcal. En las ceremonias se nombra primero lo femenino, pero el masculino está siempre al lado. En la historia de los Ranquehue siempre la mujer estuvo al frente de la organización de la comunidad. Mi bisabuela, mi abuela, mi madre y yo defendimos el territorio cuando apareció la violencia del Estado. Ningún gobierno desde la campaña del desierto ha tenido la voluntad política de resolver la situación de los pueblos originarios. El conflicto lo ha generado el Estado y es él el responsable de que nosotros vivamos por varias generaciones en constante incertidumbre. Han pasado diferentes gobiernos -más o menos inclusivos-, pero de todas maneras nosotros seguimos a la espera de nuestro título de propiedad comunitaria para poder vivir en paz. Nos han postergado nuestro andar, pero nosotras seguimos haciendo lo que sabemos: trabajar la tierra, el hilado, criar nuestros animales. Ahora ya estoy grande y la palabra de mi hija Laura, la mayor, tiene peso. Parece que el papel de la mujer va a seguir teniendo presencia.
Este gran acontecimiento finalizó con el aplauso de miles de mujeres que eligieron a la provincia de Jujuy como sede para el próximo encuentro en apoyo a los pueblos indígenas que resisten las injusticias perpetradas por el gobierno de Gerardo Morales. La bandera originaria se vuelve a levantar como norte en la historia del encuentro plurinacional de mujeres y disidencias.
*Esta nota es parte de la cobertura colectiva #LosMediosQueSíNosVen de LatFem, Al Margen, Canal Abierto y En Estos Días.
Por Verónica Battaglia
Fotos: Pablo Candamil y Verónica Battaglia
Cooperativa de Comunicación Popular Al Margen
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