La ciudad de ensueños parece una pesadilla. Los accesos colapsan a toda hora, los pozos hacen intransitable casi todos los caminos, las obras son eternas y el horizonte de una solución se desmorona como algunas de las arterias principales del ejido urbano: a pesar de ser uno de los temas más comentados por la comunidad barilochense y por quienes visitan estas tierras, nadie parece ofrecer si quiera una ilusión de mejora.
Y si esto es así en la cara más visible de la postal, no hace falta imaginar mucho para saber lo que pasa al interior de los barrios. Justamente por estas horas circula una convocatoria de los estudiantes de 5to año del Colegio Ceferino Namuncurá quienes están juntando firmas en el marco de un proyecto institucional que están realizando con el objetivo de mejorar las calles del Barrio El Frutillar. El proyecto surge en una materia de esta escuela que se llama Proyecto de Intervención Socio Comunitaria, a cargo de las docentes Claudina Hitta, Mariana Vignoli y Elena Roca.
“Buscamos intervenir en la comunidad a través de proyectos y el aprendizaje de lo que es un proyecto”, cuenta Elena Roca y señala que en el diálogo con los alumnos salieron diferentes problemáticas del barrio, y como una de las principales el estado de las calles. “La situación es terrible porque durante el invierno la maquina pasa ocasionalmente: no vienen turistas a esa zona con lo cual estamos muy abandonados. Las calles se inundan y a veces los chicos se sacan las zapatillas y se quedan en medias para que se les sequen los pies”, continua la docente sobre este cuadro de abandono: “Quedan calle incomunicadas, se arman lagunas, el tránsito es un desastre, los colectivos se rompen, para los chicos es tremendo”, describe.
Es por esto que a la hora de pensar sobre qué tema avanzar, este fue uno de los que priorizaron los alumnos y en ese camino de averiguaciones sobre posibles soluciones es que se enteraron que en los próximos días se presentará el presupuesto 2024. “Eso nos metió presión para conseguir las firmas, que es lo que ahora estamos haciendo, tratando de incentivar a que los vecinos nos organicemos para a ver un cambio. Si presentamos el proyecto ahora podría entrar en el presupuesto del año que viene”, dice.
En otro punto de la ciudad, otras voces también dan cuenta de las dificultades para moverse. “Desde el 13 de mayo que se cerró el puente de acceso a Los Coihues, con lo cual ha sido bastante dificultoso poder transitar por el barrio, tanto por los pozos que hay como por las veredas que no existen. Cuando nieva y llueve es todo un barrial, la máquina no pasa y son charcos gigantes, lagos en calles que hay que tratar de sortear”, dice Florencia, vecina de este barrio donde la situación se ha vuelto tan compleja que comenzó a cambiar la vida de quienes allí viven. “Lo que me sucedió a mí particularmente es que tuve turnos con mi niño para ir al pediatra o al médico y al no entrar el colectivo al barrio los fui suspendiendo y pasándolos para la época de vacaciones donde sabía que seguramente iba a llegar a ese turno ya que por esta situación pusieron un rondín que pasa cada media hora o 40 minutos, cuando la frecuencia del colectivo se supone que tiene que ser cada 15 y queda todo desfazado. La verdad que es imposible para el que tiene que salir del barrio en colectivo”, continúa. Frente a esto, otros vecinos también se preguntan por la falta de previsión de una obra que arrancó en plena temporada de lluvias y heladas, lo cual alarga todos los plazos.
La postal se multiplica, incluso, en pleno centro, los socavones que se produjeron en los últimos meses parecen un punto panorámico más en una ciudad que se desmorona.
Gestión y prioridades
Es sabido que el crecimiento demográfico tiene relación directa con el colapso, sin embargo, no se trata solo de la cantidad de autos que hacen que casi no haya diferencia entre las horas pico y el resto del día, sino el estado en que se encuentran todas las vías de acceso, con sus manos y contra manos.
“Cualquier ciudad que crece muy rápido tiene que acompañar ese crecimiento demográfico con medidas para no tener problemas”, señala el sociólogo e investigador del Conicet Tomás Guevara, también referente de la Mesa de Tierras y de la Fundación Ambiente y Hábitat Sustentable, reflexionado sobre esta problemática. Y es que el turismo ya casi no tiene temporada baja, mientras que la media y las altas son cada vez más concurridas, situación que se suma a la cantidad de personas que eligieron esta ciudad para vivir: si bien aún no están los resultados del censo 2022, todas las estimaciones dan a entender que Bariloche tuvo un crecimiento por encima de la media nacional y probablemente por encima de la media provincial, que es lo que viene sucediendo hace décadas.
“Por un lado tenemos este dato estructural, no solo el crecimiento demográfico, sino una demanda turística en crecimiento: pasamos el millón de arribos turísticos, algo que nunca había sucedido. Entonces, esos dos factores obviamente recargan cualquier sistema urbano, porque para que eso no genere un colapso tiene que estar acompañado, por ejemplo, de infraestructura vial, además de la cuestión habitacional, de servicios, trasporte, entre otras cosas”, continúa Guevara.
Lo cierto es que la ciudad se va extendiendo y por cada hogar hay un efecto multiplicador de servicios, comercios, logística que también se incrementan. Sin embargo, la infraestructura vial de Bariloche es básicamente la misma hace décadas. “El manejo del espacio público sigue con situaciones complejas a resolver. La realidad es que ni la avenida Bustillos ni la avenida Pioneros se pueden ensanchar demasiado y tampoco hay mucho lugar para hacer nuevas arterias”, agrega Guevara.
Quién hace qué
El estado de situación salta a la vista, pero la pregunta vuelve una y otra vez: ¿Cuál es el plan? De quién es la responsabilidad. Cuántas asesorías más son necesarias para hacer posible cierta armonía a la hora de transitar por una ciudad a la que se le suma el grave conflicto de un trasporte urbano de pasajeros que no solo es de un costo desproporcionado, sino que además es deficiente.
“Todos los municipios están cortos de plata, siempre falta financiamiento por el esquema de coparticipación y por cómo es la recaudación de los impuestos en nuestro país. Eso es un esquema bastante general que depende mucho de transferencias, provinciales y nacionales, de obras o financiamientos que se puedan gestionar, pero después están las prioridades. La Nación ha puesto mucha plata en Bariloche en los últimos años, pero se trata de poner prioridades y en ese sentido me parece que han sido bastante desacertadas. Bariloche mejoró muchísimo el nivel de recursos propios que tienen para financiar sus gastos, casi el 60% de los recursos que maneja el municipio son de jurisdicción municipal. Entonces, la realidad es que la ciudad no tiene un problema de que no recauda mucho, hay un problema de gestión y hay un problema de prioridades de dónde se asignan los recursos que siempre son escasos”.
Al parecer, no se trata de no saber qué hacer. Ya el Estudio de Movilidad Urbana Sostenible que se hizo en la ciudad de Bariloche en el 2014 con el objetivo de “dar respuesta tanto a las necesidades de la población permanente, como a las del turismo; ser sostenible ambientalmente y mejorar la seguridad vial afín de reducir conflictos de tránsito entre los diversos tipos de usuarios, peatones y ciclistas”, se ponía el objetivo de arrojar respuestas. Sin embargo, casi diez años después, todo parece haber quedado en los papeles.
“La mayoría de las cosas no se hicieron. Entonces el problema no es tanto de planificar, sino de gestionar. Cuando vos ves los códigos urbanos, los códigos de planificación, los estudios sobre movilidad, hay un montón de cosas que están dichas, que habría que hacer, lo que pasa que el municipio no se puso a hacerlas. En el trasporte seguimos teniendo la misma lógica de los recorridos y frecuencias que en 2014, cuando se decía que había que rediseñarlos. Entonces, van casi 10 años y no se cambian”.
Junto con esto, y la mencionada vivienda, se viven también limitaciones en accesos a servicios esenciales como la luz, gas, agua potable, acceso a la red de cloacas y la resolución de otras situaciones como las que se viven en diversos barrios que se inundan cada vez que llueve por la falta de pluviales, como se mencionaba al inicio.
Evidentemente resolver los problemas no será posible de un día para el otro, pero encarar lo urgente y resolver lo estructural es algo que necesariamente deberá resolver quien asuma la responsabilidad de estar al frente del municipio en una próxima gestión.
Por Violeta Moraga
Foto portada: Euge Neme
Cooperativa de Comunicación Popular Al Margen
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