Este lunes comenzó el juicio por jurados por el homicidio de Eduarda Santos. Dieciséis ciudadanos comunes, mayores de 18 años, elegidos por sorteo, escucharán a los testigos y evaluarán las pruebas para determinar si el 16 de febrero de 2022 Alves Ferreira mató a la joven brasileña con alevosía y mediando violencia de género.
Los camarógrafos y fotógrafos no enfocaron el rostro de los miembros del jurado en el momento de prestar juramento ni en ninguna otra instancia de la audiencia para resguardar su integridad. El ángulo de la cámara que transmitía en vivo reveló por un lado, al magistrado Arroyo quien informó las instrucciones y funciones del jurado popular, y por otro, a los fiscales Lozada y Miranda y a los defensores Vigueras y Goye quienes procuraron convencer a los doce ciudadanos de la verdad de sus respectivas teorías del caso. Detrás de la defensa, escoltada por dos policías: la acusada Alves Ferreira, inscripto como Fernando en su documento de identidad y a la que el juez y los abogados se dirigieron con el nombre Amanda.
Durante cinco días cada uno de los miembros escuchará a los testigos sin hacer preguntas, analizarán las pruebas sin estereotipos, prejuicios ni sentimientos de piedad o lástima, ignorando toda información mediática en relación al caso y opiniones de terceros -aún de las personas más íntimas- que puedan influir en su parecer hasta la deliberación final. El último día evaluarán las pruebas entre los miembros del jurado para determinar -con la mayor certeza posible- si Alves Ferrerira disparó el arma que mató a Eduarda, si se percibía mujer en el momento del crimen y si lo hizo de forma premeditada.
El fiscal Lozada abrió la instancia de los alegatos. Caminó de lado a lado mirando al jurado y relató -micrófono en mano- como Alves Ferreira utilizó a la víctima para que gestara a sus mellizos y luego intentó apoderarse de la bebé de Eduarda pero cuando la joven se interpuso en sus objetivos decidió llevarla a un lugar oscuro y despoblado y la ejecutó con un arma de fuego a un metro y medio de distancia. En los mensajes de celular de la acusada, ella describe un sueño en donde encuentra un arma y proyectiles que interpreta como una señal del destino para terminar con los problemas con Eduarda.
El funcionario afirmó que se cometió un femicidio. La ley califica un acto como femicidio cuando es perpetrado por un varón mediando violencia de género. El fiscal recordó que en la primera audiencia de formulación de cargos, cuando Alves Ferreira reconoció haberle quitado la vida a Eduarda, dijo llamarse Fernando. “A la hora de su detención tenía bigotitos y barba”, dijo el funcionario. Diez meses después Alves Ferrerira manifiestó identificarse como mujer y solicitó que la llamaran con el nombre de Amanda. “Más allá de lo que yo pueda sentir sobre mí mismo -enunció el fiscal- lo que le importa al derecho es la externalización de las conductas, como me comunico yo con el resto del mundo, cómo digo que me llamo”.
Por su parte el defensor Vigueras afirmó que la fiscalía no puede probar la autoría del hecho. “No hay femicidio porque no estamos en presencia de un hombre. Amanda era una mujer antes y después del hecho”. Enumeró los familiares y amigos que darán cuenta de que Amanda se percibía mujer hace mucho tiempo. El defensor aclaró que -aunque la ley de identidad de género no lo exija- acreditará la exteriorización de su autopercepción y mostrará que su tono de voz, su forma de caminar, el uso de brillo labial y de botox coinciden con lo que ella considera una figura femenina. Además, enunció que en el matrimonio con Marcelo Ramirez, Amanda era la que ejercía el rol de mujer asignado por la sociedad.
Por último, el defensor explicó que probará gracias a las pericias sicológicas que la noche del crimen la acusada fue víctima de un trastorno mental persecutorio transitorio que hizo que creara una realidad distorsionada. “No se trata de una patología mental sino de un trastorno que requiere de tratamiento e internación”, dijo el abogado.
Durante cinco días el jurado tendrá la tarea de decodificar si en el momento del crimen Alves Ferreira era Fernando o Amanda, si se cometió en condiciones de desigualdad y si fue por el hecho de ser mujer. Este viernes se comunicarán los alegatos finales y el jurado determinará si el acusado es culpable o inocente.
Por Verónica Battaglia
Fotos: Pablo Candamil
Cooperativa de Comunicación Popular Al Margen