En el marco de la visita de la delegación feminista del Abya Yala a las mujeres mapuche detenidas injustamente; Al Margen conversó con Adriana Guzmán -referente del feminismo comunitario en Bolivia- sobre las acciones que se necesitan poner en marcha para hacer valer los derechos indígenas en nuestro territorio.
La delegación de organizaciones feministas plurinacionales del Abya Yala (Latinoamérica) visitó a las mujeres mapuche detenidas ilegalmente para abrazar su causa y acompañar su reclamo de libertad. Esta comitiva recorrió otras comunidades en conflicto relevando la criminalización sobre los territorios ancestrales y elaboró un documento donde se denuncia la persecución del pueblo mapuche y la falta de voluntad política para firmar el acuerdo propuesto por el gobierno para que la machi -autoridad espiritual- pueda retornar a su territorio.
Este acuerdo devolvía a la machi la posibilidad de ejercer su poder espiritual en su sitio de ceremonias y otorgaba otras tierras en el Lago Guillelmo para las viviendas de la comunidad Lafken Winkul Mapu. Su firma estaba prevista para el 7 de febrero. La delegación feminista responsabiliazó a funcionarios del gobierno por esta delación que atenta contra el buen vivir de las mujeres mapuche en la conferencia de prensa de este lunes en la sede de UNTER.
En este contexto conversamos con Adriana Guzmán, referente aymara del Feminismo Comunitario Antipatriarcal. Es educadora popular y participó activamente en la denuncia y el enfrentamiento al golpe de Estado en Bolivia en el año 2019.
-Después de haber recorrido las comunidades mapuche en conflicto: ¿cuál es tu mirada sobre la problemática de este territorio en particular?
–Me parece indignante que en la Argentina no haya títulos comunitarios. Esa es la lucha del pueblo mapuche. Son tierras comunitarias basadas en una lógica distinta al del capital y la propiedad privada, e incomprensible, al parecer, para el Estado Argentino. Los Estados que se dicen democráticos todavía no han resuelto la cuestión de la titularización. No estoy hablando de cosas que pasaron hace 200 años sino de cosas más cercanas: de las tierras que fueron entregadas en dictadura. En esta lógica civilizatoria colonial todos son ciudadanos y no hay indios. Si no hay indios, no hay propiedad comunitaria. Reconocer la preexistencia del pueblo mapuche implica reconocer también la propiedad comunitaria, la educación comunitaria, la economía comunitaria.
-El mes pasado la comunidad Ranquehue estuvo a punto de obtener el primer título de propiedad comunitaria de Río Negro, sin embargo la corte suprema en un lapso sorprendentemente breve suspendió la entrega. ¿Qué otras acciones necesitamos poner en marcha para que se hagan valer los derechos indígenas en nuestro país?
-Si bien Argentina se jacta de tener los marcos de derechos más amplios de la región, existe una estructura legal, política y simbólica que no está dejando romper esta lógica colonialista que ataca a los pueblos originarios. No solo es el Estado y Benetton sino también una sociedad que lo permite. La sociedad puede solidarizarse pero esto no es suficiente, necesitamos transformar la forma de vida de todas y todos para dar espacio a una existencia más colectiva y comunitaria. Es indispensable un movimiento más articulado. Todavía en Argentina hay una movilización muy sectorial: la lucha de los pueblos originarios es de los pueblos originarios, la lucha feminista es de las feministas. En Bolivia se transformó todo el marco normativo del país gracias a la conjunción de un movimiento jurídico, un movimiento originario y un movimiento obrero comprometidos con la discusión de lo comunitario. Un proceso constituyente permite pensar un nuevo marco político, exige dialogar sobre estas cuestiones y colabora con la unificación de las fuerzas. Argentina no habla de asamblea constituyente. Hace falta algo más que la solidaridad en la Argentina. Las luchas que se hacen están pensando mucho más allá de lo que están diciendo sus leyes y su forma de hacer política de las autoridades.
– ¿Qué cosas tienen en común el pueblo aymara y el pueblo mapuche?
-En común tenemos el patriarcado, la lógica extractivista, la complicidad de los estados con las transnacionales, pero también compartimos la resistencia y la recuperación de la cosmovisión originaria. Reconstruir nuestra identidad como pueblos permitió que nuestras hijas e hijos también se reconozcan y así poner fin a ese pacto colonial que negaba a nuestros ancestros. Sanamos los dolores y ahora tenemos la fuerza espiritual, política y teórica para enfrentar al poder racista y patriarcal.
– ¿Cuáles son los ejes clave para debatir en este encuentro plurinacional de mujeres y disidencias que se llevará a cabo en Bariloche?
Después de 35 años de encuentros que son una memoria feminista que se ha sostenido en este territorio -y en ningún otro- es necesario una reestructuración para dar cuenta de este nuevo carácter plurinacional. Ya no puede haber un solo taller de mujeres indígenas sino que tiene que abrirse a nuevos espacios para discutir sobre el territorio y sus conflictos y las formas de acuerparnos para defenderlo. Esto requiere otro modo de pensar el encuentro, para que no sea solo un cambio de nombre. Pensarlo en dimensión regional y no nacional. Hay muchas hermanas que viajan a estos encuentros porque consideran que es un espacio referente para los debates del feminismo del Abya Yala. Creo firmemente que las resistencias se construyen colectivamente y que no hay fronteras para las luchas.
Por Verónica Battaglia
Cooperativa de Comunicación Popular Al Margen
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