Mientras los proyectos inmobiliarios se multiplican, cada día son más las familias que no encuentran un lugar para vivir en esta ciudad y se ven empujadas a situaciones apremiantes. Algunos dicen que no hay tierras, otros demuestran, mientras se pasean con notas por mesas vacías, que lo que falta es voluntad política y un Estado que de una buena vez garantice un derecho fundamental.
Claudio cuenta que su mamá se fue a vivir con él porque le pidieron el departamento para alquiler turístico. Estuvo buscando meses alguna opción, pero sigue sin encontrarla. “Menos mal que la pude llevar a mi casa”, dice y cuenta que tiene una vecina con una beba de un mes que también tiene que dejar el lugar que habita. Está desesperada porque no encuentra nada. Llamó a un teléfono porque ofrecían una vivienda a 70.000 pesos, pero resulta que se trataba de una habitación, con tres camas y baño compartido. Ahora mismo, mientras se trazan estas líneas, llega un mensaje al teléfono: “Tengo una amiga que tiene dos hijos menores a la que le dijeron que le aumentan el alquiler a un valor que no puede pagar. Le dieron tres meses para dejar la casa. Si saben de alguna casa o depto con dos o tres habitaciones a un valor razonable avisen”. Es que, por el lugar que habita en Onelli al fondo le piden ahora 150.000 pesos. ¿Qué salario puede pagar ese alquiler?
Las historias se multiplican como los mensajes que se trasmiten por WhatsApp en casi todos los grupos pidiendo casa para alquilar, pero no hay diseño gráfico que alcance, todos muy creativos, ni ofrecimiento de garantías, ni sueldo. En los grupos de Facebook la situación es dramática y compleja desde todo punto de vista. Pero, a pesar de la gravedad, que ya incluso es reflejada por los medios nacionales, el atolladero sigue sin respuesta. El Estado, garante de derechos, brilla por su ausencia.
Hace pocos días, en el marco del paro nacional que decretó la CTA Autónoma acompañada por diversas organizaciones y sindicatos, el conflicto volvía a visibilizarse en las puertas del Instituto Nacional de Tierra y Vivienda de Bariloche, donde la concentración reclamó respuestas. “Más del 65% de los trabajadores del Estado no tienen vivienda, los alquileres están por las nubes, tenemos profesionales del hospital que se están yendo porque no hay alquileres y la crisis se agudiza cada vez más”, señaló Isabel Molina, secretaria general de la seccional de la central obrera en Bariloche y recordó el incumplimiento del acta compromiso por 250 lotes sociales sobre los que no hay novedades. “Queremos pagar los terrenos y acceder a nuestra vivienda”, señaló.
Exclusiva y expulsiva
Los escenarios son diversos, aunque todos concluyan en el mismo resultado: los no lugares para vivir en Bariloche, mientras crecen los espacios destinados a alquiler turístico. El murmullo se hace oír: “Con cuatro o cinco días que le alquilás a un turista se gana lo que en un mes de alquiler. ¿Vos no harías lo mismo?”
Lo cierto es que también para una porción de la población este ingreso es la jubilación, o la plata que necesita para llegar a fin de mes, o la casa, la que necesita para un pariente. Como le pasó a Marisa: “Soy de Bariloche, siempre alquilé. Los últimos 11 años en el mismo lugar. Quiero a la persona que me alquilaba como si fuera de la familia. En este caso, pasó que tuvo que recibir a un familiar que necesitaba ser cuidado. Cuando salimos a buscar otra opción de vivienda, fue imposible”.
Y es que, no solo sucede la escasez de oferta, sino que la poca que hay tiene condiciones inalcanzables. “Lo que había estaba entre 150.000 y 180.000 y me pedían seis meses de alquiler por adelantado. También que tuviera garantía, algo que uno puede conseguir, y recibo de sueldo, pero yo fui independiente toda la vida, puedo demostrar mis ingresos, pero no tengo un recibo de sueldo. Me pareció un filtro injusto, como si solo valiera teniendo un jefe”.
Marisa finalmente se fue a vivir con su marido y su hija a Buenos Aires un 14 de febrero. Eligió esa fecha porque no quiere olvidarse. Un día piensa en volver.
“Venimos de una situación muy intensa”, relata por su parte Daniela, quien integra la cooperativa Hijxs del Oeste desde donde se presentó en 2021, en el Instituto Municipal de Tierras y Viviendas, un interesante proyecto para acceder a un loteo social en la zona del oeste y fundar un barrio eco sustentable. Había expectativas, pero no respuestas. Mientras, la situación se agrava. “Hace un año nos pidieron la casa donde estábamos viviendo con mis dos hijos y mi compañero y nos fuimos a vivir a la casa de mi hermano, que también alquila. Todo este tiempo estuvimos buscando, pero nadie quiere aceptar niños”, señala y hace aparecer otras de las situaciones que se están sucediendo. “Hace un par de semana estuvimos a punto de irnos de Bariloche porque no conseguíamos de ninguna manera. En un momento apareció algo de 150.000 pesos y pensamos bueno, comemos fideos todos los días, pero pagamos el alquiler. Pero así y todo no nos alquilaron por tener hijos”.
Hace unas semanas apareció una casa. La están arreglando, le pusieron el piso y la bacha: “Venía así y estamos en esta de resolver”, dirá Daniela. Intenta imaginar posibles salidas, como la de regularizar, de alguna manera, los alquileres temporarios: “Es entendible, la gente intenta ganarse el peso. Muchos no son empresarios de los alquileres, sino familias que consiguieron hacerse una casita y la alquilan. Pero regularizar el sector sería bueno para que puedan habilitarse más alquileres fijos para la gente de acá. Soy una de las que nació y se crio en Bariloche, pero tener esta frustración y esta dificultad para poder seguir adelante en el lugar de donde una es, me hace preguntar si realmente este es mi lugar, si tengo que seguir frustrándome, luchando y pasándola mal, o es el momento de irme”.
Sobre el proceso de la cooperativa que integra en busca de una salida también reflexiona y enumera los cirulos por los que se ven paseados para poder finalmente gestionar algo concreto. “Mandamos cartas, documentos, nos pasearon por todas las instituciones y, aun así, nos queda bastante por recorrer”.
Federico Alomo, referente del espacio amplía la situación: “La cooperativa se formó con la expectativa de avanzar en la posibilidad de acceder a un terreno propio. Siempre estamos hablando de poder comprar la tierra, a un valor social”, repasa. “Vivimos la lucha territorial en carne propia y también vimos los manejos que el municipio tiene: después del acampe, que tuvo una buena repercusión, se armaron unas comisiones extrañas para discutir las posibles soluciones. La cooperativa se planeó siempre del lado territorial, no de cómo buscar más alquileres. Porque una de las soluciones para que no haya tanta demanda de alquileres es que la gente que habita Bariloche desde hace tanto tiempo tenga un terreno. Que haya desarrollo de barrios populares, de viviendas colectivas, o de lo que fuere para que pueda de alguna manera bajar la demanda de alquileres y así tener más oferta a mejor precio. Pero nos pusieron a discutir entre concejales, gente del colegio de arquitectos, del colegio de escribanos, de inmobiliarias, todos intereses muy distintos: nosotros queremos tierra para hacer un barrio eco sustentable, los arquitectos muchos edificios y que se solucione todo para arriba, los inmobiliarios quieren vender y a buen precio”, señala sobre el proceso que vienen transitando en estos años. “Pasamos por todas esas comisiones, hicimos presentaciones frente a varios concejales en la comisión de obras y planeamiento. Pero el camino institucional era solamente pasearnos con notas por mesas vacías”.
Lo cierto es que hasta el momento el acta de compromiso de adjudicación de tierras no se cumplió. Los terrenos que se les mostraron, no eran los que se podían habitar ya que eran zona de paisaje frágil, hoy afectado por el Plan del Oeste. Tampoco hay una propuesta de lotes reales que alcancen para los 39 integrantes.
“Todo se dilata. Dicen que no hay tierras, pero sí hay tierras, lo que pasa es que la tierra la quieren elegir ellos, el negocio inmobiliario privado crece a pasos agigantados. Miles de hectáreas se rematan a grandes capitales y no hay un pedazo de tierra para la gente. No creo que sea un conflicto habitacional en la parte menos poblada del mundo, es un conflicto de intereses. El plan del oeste parece que cuida el paisaje, pero cuida intereses, no se puede hacer un barrio eco-sustentable, pero se puede hacer un hotel en El Trébol (se refiere al proyecto hotelero denominado Cauma), que está afectado por la misma zonificación por la que a nosotros nos prohibieron. Entonces, hay una puja de intereses y el Estado tiene su responsabilidad. Se habla de la violencia de las tomas, pero hay claros ejemplos de que la gente quiere hacer las cosas bien y el gobierno pone trabas y no da la posibilidad de acceder a un derecho básico”.
Decisión política
En busca de cuantificar y mostrar datos concretos sobre la situación que desborda por todos lados, esta semana un grupo de inquilinos autoconvocados, que recientemente realizaron Bariloche a la Carpa, lanzaron una encuesta que circula por distintos canales para tener estadísticas reales de lo que está sucediendo con los alquileres.
Emiliano Guenín, impulsor de Bariloche a la Carpa, cuenta que desde agosto del año pasado comenzaron con esta visibilización, presentándose en el Concejo y enviando notas a distingos medios. “Desde el Ejecutivo se comprometieron en diciembre a abrir mesas de trabajo, que quedaron en dos reuniones que no hicieron nada. Actualmente mantenemos activo el grupo, que integran unas 200 personas”.
Sobre el formulario explica que la idea es bajar a números reales de qué se está hablando ya que el municipio desconoce completamente la situación de los inquilinos y las propiedades en alquiler. “Hicimos un formulario con datos que presentan una realidad. Mas del 60% de los encuestados, por ejemplo, pagan más de 80 mil pesos de alquiler”. También deja ver que un 50% de inquilinos tiene un contrato de palabra, otro por escrito, pero dentro de ese 50% el texto firmado es completamente irregular: “Se nota que están hechos por abogados, pero son una aberración porque esta todo fuera de la ley”.
Sobre las formas que se van buscando, señala que como el municipio no tiene un proyecto habitacional todo queda en nada. “Pasás a Tierras y Vivienda y te dice que no hay terrenos disponibles, el municipio dice sí, pero dispersos. Después te dicen que hay terrenos pero que están catalogados como verdes, que son para la construcción de escuelas, hospitales, etc. Preguntas si hay un plan habitacional alrededor de ese terreno verde, y no. Esto se trata de política pública al 100% y hay dos palabras fundamentales que se necesitan: fiscalización y control. Tenemos alquileres turísticos que son irregulares, tenemos alquileres permanentes dentro de terrenos que no están inscriptos en ningún lado, tenemos alquileres permanentes donde la persona que vive ahí corre peligro. La única solución que hay es que el Estado mismo, que el municipio, la provincia empiecen regular. No estamos en contra del propietario que con su esfuerzo construyó un departamento o tiene una casa deshabitada, pero si vas a hacer un negocio, hay que regularlo”.
Mientras tanto, a nadie escapa la cantidad de viviendas vacías y ociosas que hay en la ciudad. Según un informe del 2022 de la Fundación Ambiente y Desarrollo, alrededor de 5 mil de las viviendas (un 10%) de Bariloche están potencialmente vacías.
“El municipio tiene que fiscalizar y ver qué está sucediendo. Mientras hay departamentos vacíos para blanquear capital, muchos trabajadores de la ciudad se están yendo porque no hay alquiler. Vamos a terminar como una ciudad turística sin gente que trabaje en la ciudad”.
Formulario para inquilinos: https://forms.gle/eADyj4oKnrM79vr8A
Por Violeta Moraga
Cooperativa de Comunicación Popular Al Margen
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