En esta segunda semana de juicio declararon los testigos de la fiscalía: oficiales del COER, policías de Río Negro, personal de criminalística, médicos y el hermano de Elías Garay. Los testigos aportaron pruebas que confirman la teoría que imputa a Diego Ravasio y Martín Feilberg como autores del homicidio.
Este martes declaró la médica generalista que realizó la primera asistencia a Gonzalo Cabrera en el trayecto hacia el hospital de El Bolsón. Fue cuestionada por la defensa por no haber llevado a Elías en la ambulancia. “Priorizamos la vida”, dijo. Esa misma noche del 21 de noviembre del 2021 tuvo que volver a la comunidad junto al oficial de criminalística. Atravesaron la oscuridad del bosque a pie, guiados por los comuneros, hasta donde estaba el cuerpo. Con las linternas del celular constataron la muerte.
Este miércoles la médica forense aseguró frente al tribunal que Elías murió al instante, que la bala entró por la axila izquierda y perforó la arteria aorta. Nada pudo haber cambiado su suerte.
La madre de Elías conversó con Al Margen y dijo que estaba muy enojada con la comunidad: ‘Usaron a mi hijo para negociar la salida del COER”, dijo. El territorio que reivindica la comunidad estaba sitiado por un primer retén a cargo del destacamento policial ubicado en Cuesta del Ternero a 12 km de la ruta 40. A pocos metros en dirección a El Maitén estaba la carpa del COER. Las fotos y videos proporcionados en las audiencias evidenciaron el grado de control que poseía el comando especial sobre las actividades de la comunidad.
Durante los dos meses que los uniformados estuvieron en Cuesta del Ternero se dedicaron a observar indicios que el bosque de cipreses dejaba entrever: las banderas que flameaban en la tranquera, el humo de las fogatas, como también las personas que ingresaban a la comunidad -previamente identificadas por el retén policial-. El sargento Veloz confirmó haber visto pasar a Felibre y a Ravasio en un auto rojo justo antes del hecho. Con la tecnología del dron alcanzaban a divisar el espacio ceremonial rodeado de álamos y cerca de allí las carpas y los movimientos de los integrantes de la comunidad. Unos minutos antes del asesinato de Elías, el piloto del dron forcejeaba contra el viento para traer al dispositivo de vuelta. Escuchó una detonación y luego dispuso un descenso de emergencia. Cuando el aparato aterrizó a 50 metros del auto rojo cruzado delante de la tranquera, perdió la conexión. Corrió montaña abajo para rescatarlo pero para ese momento el dron y el auto rojo habían desaparecido.
La posible prueba del asesinato quedó en la memoria del dispositivo que nunca se pudo recuperar. El testimonio del ingeniero Baffoni, responsable de investigar el celular de Ravasio, dio a conocer una serie de mensajes comprometedores. El día 6 de octubre de 2021 el imputado escribió: “Acá tomaron el campo los maputruchos. Les voy a meter plomo”. “Esos no son mapuches, hacelos pelota y mandame fotos”, contestó su interlocutor. La declaración del oficial policial que tomó la denuncia de usurpación al empresario forestal Rocco y a su contratista Feilberg informó que antes de retirarse Feilberg le dijo que: “Si no lo resuelven rápido, vamos a contratar a tres monos para sacarlos a tiros”. El oficial no dejó constancia de la advertencia del imputado en el acta.
Si la policía hubiera requisado el auto rojo -así como lo hacía con cualquier otro vehículo que atravesaba el retén- habría encontrado el arma y tal vez Elías estaría con vida. La policía sabía que los imputados trabajaban en la explotación forestal de las tierras que estaban en disputa entre el empresario Rocco y la comunidad.
Todavía quedan muchas preguntas por resolver. La semana que viene declararán los testigos de la defensa. Hasta el momento las pruebas apuntan a Ravasio y Feilberg como los autores del homicidio de Elías. Pero lo que está revelando el debate es que este crimen está sedimentado en un discurso de odio contra los pueblos originarios que consiste en negar su identidad, su historia y sus derechos para convertirlos en un objetivo susceptible de violencia.
Por Verónica Battaglia
Cooperativa de Comunicación Popular Al Margen
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