El litoral marítimo de la Patagonia es el centro de interés de equipos de investigadores que trabajan en proyectos de producción de energía renovable a partir de la fuerza del agua del océano Atlántico. Las mareas y las corrientes oceánicas de la plataforma continental argentina tienen un alto potencial energético, cuyo aprovechamiento está en fase de investigación por grupos de universidades y organismos públicos nacionales, en colaboración con especialistas extranjeros y, en algunos casos, el aporte de empresas privadas. Investigación de Susana Lara.
La fuerza del desplazamiento de las grandes masas de aguas durante las mareas puede transformarse en energía (mecánica primero y eléctrica después) con turbinas hidrocinéticas, en un proceso comparable a las que generan energía eólica. Esa tecnología no requiere la construcción de una represa, a diferencia de la energía mareomotriz como las de las grandes centrales emplazadas en Francia y Corea del Sur. En la carrera global por el desarrollo de energías limpias, se profundiza el conocimiento de la franja costera patagónica para definir posibles localizaciones de aprovechamiento de esa energía, a la par que se desarrolla la tecnología apropiada.
Las costas de Chubut y Santa Cruz concentran los sitios de mayor interés para el desarrollo de esta opción, de acuerdo a los trabajos publicados durante la última década. La semana pasada, el Instituto Nacional del Agua (INA) informó los últimos resultados de monitoreos y mediciones de un proyecto en Santa Cruz y Tierra del Fuego que comenzó en 2016.
Ante la conflictividad que desató el proyecto de desarrollo industrial de hidrógeno verde y amoníaco en Río Negro, por ejemplo, en la transición de la matriz energética de los combustibles fósiles, esta opción hidrocinética puede ser más debatida con los distintos actores y sectores sociales directamente involucrados. A la vez, es una oportunidad para repensar la experiencia colectiva de territorio muy centrada en la tierra firme del continente y sacudir algunos lastres coloniales que asocian los mares solamente a la piratería.
Chubut
En su última edición, el mes pasado, la revista especializada Marine Energy Journal publicó un trabajo producido por el grupo de investigación en Energía, Materiales y Sustentabilidad (GEMyS) de la Facultad Regional Chubut de la Universidad Tecnológica Nacional (UTN-FRCh), con la colaboración de especialistas de la Universidad de Nápoles Federico II y de un consorcio de investigación aplicada de Italia.
La Argentina tiene un litoral de 5.117 kilómetros y una franja oceánica de 960.000 km², desde el Río de la Plata hasta las Islas Malvinas, considerada una de las más extensas del mundo. El artículo “Estimación inicial de la energía cinética de las corrientes de marea en la provincia de Chubut” sintetiza los avances sobre las posibilidades de desarrollo de un aprovechamiento energético de este origen. “La evaluación del recurso es fundamental para una adecuada selección de lugares y definición de las características del equipamiento. Es posible definir un escenario potencial para el uso de energía sustentado tanto en las mareas como en las corrientes asociadas. El fenómeno de las mareas es importante desde el sur del golfo San Matías hasta Tierra del Fuego, con intensidades de corriente altas que superan los 1,5 metros por segundo”, plantea el trabajo, en términos generales. Después explica las características y mediciones de olas, mareas, vientos del área de trabajo, entre otros elementos de la naturaleza que deben conocerse para poder decidir una locación futura.
Ana Julia Lifschitz es oceanógrafa y unx de lxs seis coautorxs del artículo. Su tesis de maestría se tituló: “Evaluación del potencial energético de las olas en la plataforma continental de Tierra del Fuego”. En un artículo de 2019, con Norma De Cristófaro (directora del GEMyS) y Doménico Coiro (consorcio SeaPower) ya habían anticipado el potencial de tres puntos: la boca del golfo San José, la boca del golfo Nuevo (ambos en la península Valdez) y la desembocadura del río Chubut, los que surgen del análisis de un total de diez zonas.
Ambos trabajos permiten pensar el comportamiento de elementos de la naturaleza (olas, mareas, corrientes, vientos, salinidad, sedimentos) allí donde, en general, se percibe una playa solitaria, un muelle o un puerto. Implica un desarrollo tecnológico en proceso (las turbinas cinéticas), imaginado en sitios concretos del territorio, en relación y en tensión con las manifestaciones del cambio climático, con usos y experiencias actuales.
“Hubo proyectos de aprovechamiento del agua de mar que no prosperaron por el costo de la inversión. Hoy –con perspectiva y conciencia ambiental– vemos que hubiera sido de alto impacto negativo hacer un canal sobre el istmo de la península Valdez. Los dos golfos tienen diferentes flora, fauna, nivel de salinidad, entre otras singularidades del ecosistema que hoy es reserva bajo protección”, indicó Lifschitz en conversación con El Cohete. La tecnología que se desarrolla es muy parecida a los de los molinos eólicos. En esta etapa, participa de un grupo dedicado a explorar las características de la hélice de la turbina, en tanto que otro grupo de la UTN Bahía Blanca está abocado a la mecánica del motor que la impulsará.
Aunque el aprovechamiento de las mareas no es nuevo, en la Argentina surgió un contexto más favorable durante las últimas décadas con el respaldo estatal a los biocombustibles, la energía solar y los parques eólicos, relató Lifschitz. El proyecto está lejos de poder implementarse en el corto plazo y mucho más de tener condiciones de comercialización e industrialización, precisó. Imaginan un modelo pequeño, para espacios aislados que están fuera de la red eléctrica actual, de abastecimiento local.
Santa Cruz
Aunque con un recorrido de investigación paralelo y complementario al de Chubut, diferentes actores imaginan otra envergadura de desarrollo. YPF Tecnología S.A. (Y-TEC) pidió al laboratorio de Hidromecánica del Departamento de Hidráulica de la Facultad de Ingeniería de la Universidad Nacional de La Plata estudiar el potencial hidrocinético de las corrientes de marea en distintos sitios de la costa patagónica. En principio, un equipo analizó el estuario del río Gallegos como área potencial para desarrollos de sistemas hidrocinéticos, los que pueden extender a la desembocadura del estrecho de Magallanes, entre otros puntos de interés.
Y-TEC es el brazo tecnológico de YPF para las nuevas energías, con participación del CONICET. Con el INVAP, construyen una turbina hidrocinética, anunció en su momento la empresa. Además, YPF es socia con la estatal chilena ENAP en el Proyecto Incremental Magallanes (PIAM), áreas de gas y petróleo que se explotan desde plataformas marítimas.
La última semana, el INA anticipó los resultados de la última campaña a los estuarios de los ríos Gallegos y Santa Cruz, realizada en mayo último. Midieron los niveles de agua y la onda de marea, la forma del fondo de estuario y velocidades de las corrientes. El análisis preliminar de los valores encontrados permitió al organismo asegurar que superan los niveles mínimos estimados para la generación de energía. Este proyecto incluye la desembocadura de los ríos Deseado, Santa Cruz, Coyle, Gallegos y Grande.
Algunas publicaciones ya anticipaban esta dirección a partir de trabajos acotados a Gallegos y Santa Cruz. Los relevamientos y mediciones son en esta etapa específicos para la producción de energía hidrocinética, a diferencia de una primera etapa que se tomaban mediciones hechas para la construcción de puertos marítimos, entre otros destinos.
Territorios
En la herencia colonial, la investigación científica mar adentro estuvo históricamente ligada a los intereses de las metrópolis. Después, ya en la etapa del Estado nacional, en manos de las usinas de las Fuerzas Armadas. Así es que, a su manera, esta energía limpia desafía, a la vez, las experiencias y proyectos colectivos de territorio.
Por Susana Lara (El Cohete a la Luna)
Redacción
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