A lo largo de estos días, cuando se acerca el wüñoy Tripantu que marca el cambio de estación y la renovación de la vida tras el descanso del otoño, las comunidades originarias llevan adelante diversas actividades que nos recuerdan las raíces de un territorio pluricultural que tiene mucho para enseñarnos.
“Estamos trabajando con un grupo de comunidades y organizaciones del ejido municipal Bariloche”, cuenta Ernesto Horacio Antillanca, integrante del Centro Mapuche de San Carlos de Bariloche y detalla que han conformado una comisión plurinacional Furiloche a través de la cual están dialogando con el municipio en la construcción de políticas públicas que tengan que ver con la interculturalidad, considerando, justamente, que en el artículo 210 de la carta orgánica el municipio se declara intercultural y reconoce “la preexistencia del Pueblo Mapuche y de los demás pueblos originarios de la región”.
En este sentido, una de las primeras actividades que se están realizando tiene que ver con el wüñoy Tripantu que marca el cambio de estación y la renovación de la vida en la tierra después del largo descanso del otoño. “Nuestros mayores siempre recibieron ese cambio en la naturaleza y nosotros este año empezamos desde el 13 hasta el 17 de junio con diferentes actividades que trabajamos con las comunidades”, continúa Antillanca.
En este sentido es que, entre otras cosas, se está realizando en este momento una exposición y venta en el Scum con lo que producen las comunidades. “La idea es tener un espacio, un lugar para poder vender nuestras producciones, abrirnos más a la sociedad y por esta semana, cuando comienza un nuevo ciclo de la naturaleza, estamos mostrando las cosas que se hacen. Acá hay distintas comunidades, hermandas, que realizan sus trabajos para poder también solventar la crisis que tenemos”, dice María Isabel Huala y también se refiere a la Carta Orgánica: “Si lo dice la ley empezamos a pedir que se implemente. Estamos cansados de que se hable de nosotros pero que siempre hablen mal. Acá estamos. Si hay violencia o si hay persecución, es porque nos quieren seguir callando como lo hicieron hace 150 años cuando empezó la conquista. La conquista no ha terminado, lo sabemos muy bien, pero del tiempo de nuestros antepasados a hoy tenemos leyes que nos favorecen, normativas, y queremos empezar a hacerlas cumplir. Esa es nuestra postura en este municipio intercultural: que no solamente nos tenga para el turismo, para la foto, para la fama, sin llevar adelante políticas concretas dentro de nuestro pueblo”.
A paso de Gallo
“Kiñe trekan alka wiñotuy antü, decían nuestros abuelos: a paso de gallo vuelve el sol”, cuenta Antillanca sobre este momento que vivimos de este lado del mundo. “Después de la noche más larga, de apoco el sol vuelve a alumbrarnos. No es el año nuevo mapuche, es la vuelta del sol. Es un cambio en la naturaleza, vuelve a nutrirse con la nieve, con el agua, con las heladas, y la tierra empieza a alimentarse y a volver más adelante a germinar y producir todos los elementos que produce la mapu. Es imprescindible que tengamos en cuenta ese cambio y ese conocimiento estaba en nuestros mayores. Hoy hay un desconocimiento absoluto de lo que era la cultura, la cosmovisión que tenía nuestro pueblo y el conocimiento que implicaba esto”.
“El cambio de la noche más larga y el día más corto es lo visible del wüñoy, lo invisible es que las raíces empiezan a ir para la tierra, cualquier semilla que haya caído en marzo, ahora va a empezar a hacer su raíz fuerte, por eso es importante que llueva, que nieve, para que esa semilla pueda fortalecerse y en primavera pueda brotar”, continúa Isabel.
En este sentido, Antillanca también recuerda que hay en la madrugada del 24 un grupo de estrellas que la gente en el campo denomina las siete cabritas, o la gallina con sus pollos, y que los antiguos llamaban Ngaw: vienen acá arriba a pararse. “Para el resto de las personas ese conjunto de estrellas se llama las pléyades, pero nuestros antiguos también tenían ese conocimiento de ver que había cambios y todo cambio en la naturaleza implica una celebración, un reconocimiento, una ceremonia, que estamos recuperando no solo para nosotros, sino para todos los que viven en Bariloche”.
Asimismo, este tiempo de descanso de la tierra tiene un sentido de total equilibrio. “Cuando nuestros mayores trabajaban la tierra habían determinados momentos en que algunas hectáreas se dejaban sin cultivar para que la tierra descanse. Hoy que la tierra descanse y no produzca no existe, todo lo contrario”, analiza Antillanca.
“Esos conocimientos tienen que volver, más allá de nuestra identidad, de la cultura que tengamos cada uno”, señala y recuerda: “Esa última noche nuestros mayores se juntaban y hacían ceremonia, pero la noche previa la idea era juntarse con toda la familia, compartir un momento y contar la historia de dónde venían, quiénes eran los abuelos. Hoy esa identidad no está, se pierde, y es como que esta sociedad transforma a los jóvenes en paracaidistas. Pero hay una historia detrás y nosotros intentamos permanentemente recuperarla porque tenemos la obligación, en principio. Sobre todo en un lugar que tiene una denominación que tiene que ver con lo mapuche, nuestros antiguos están acá, se han transformado en territorio también”.
En así que se sigue avanzando y también se acordó que en cada cambio de estación del año las comunidades estarán presentes con algunas charlas y muestras. “En cada cambio de estación nuestro pueblo tenía el conocimiento para realizar actividades y nosotros lo que estamos haciendo es recuperándolo y mostrándolo a la sociedad toda, no solo a nuestros hermanos sino a nuestros vecinos, a la gente que vive en este territorio: los cambios en la naturaleza nos llegan a todos, mapuches y no mapuches.”
Por Violeta Moraga
Fotos: Pablo Candamil
Cooperativa de Comunicación Popular Al Margen
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