Como antesala a lo que serán las actividades previstas para el 3 de Junio distintos movimientos sociales marcharon ayer hacia el Ministerio de Mujeres, Género y Diversidad para exigir la erradicación de la violencia de género en zonas rurales y barrios populares. Dialogamos con Nora Calandra, dirigente del Movimiento de Trabajadorxs Excluidxs.
En el día de ayer el Movimiento de Trabajadorxs Excluidxs (MTE), el Frente Darío Santillán y Nuestramérica marcharon hacia el Ministerio de Mujeres, Género y Diversidad. No tuvieron éxito la ministra Elizabeth Gómez Alcorta no las atendió.
Nora Calandra es referente de la Rama de Liberados, Liberadas y Familiares y dirigente del MTE y no oculta su enojo: “Fue una jornada de lucha que venimos organizando desde hace un tiempo. Nos levantamos muy temprano, concentramos bastantes compañeras, fuimos desde distintos barrios populares. Movilizamos hasta allá dejando nuestras actividades y no tuvimos respuestas, no hemos podido entregar el documento que llevábamos preparado con nuestros reclamos que no son más que los que venimos pidiendo desde hace dos años“.
¿Qué exigen los feminismos populares? Básicamente que su voz sea tenida en cuenta más allá del “reconocimiento simbólico que no sirve para resolver los problemas que enfrentamos todos los días“. Lo que están pidiendo es un programa de fortalecimiento integral para erradicar la violencia de género en zonas rurales y barrios populares. “No va a resolver definitivamente el problema en nuestro país, pero va a brindar herramientas a quienes están trabajando en la primera línea, en soledad y sin ningún tipo de financiamiento estatal por parte del Ministerio“, opina.
“Hemos agotado todas las instancias de diálogo, pero las soluciones que ofrecen son programas como el Articular y el Producir que abundan en burocracia, demoran mucho tiempo en salir, son prestaciones similares a las que ya brinda el Ministerio de Desarrollo Social y las violencias no se terminan en 6 meses. Además, no se distribuyen equitativamente”
Además, Calandra dijo que “hay muchas limitaciones en los rubros elegibles. No podemos cubrir gastos de las promotoras que no son tenidas en cuenta como trabajadoras. No podemos contratar profesionales como abogadas, psicólogas, trabajadoras sociales que brinden asistencia a las víctimas de violencia de forma más accesible y sin tener que esperar meses. No podemos cubrir gastos de los espacios que bancamos a pulmón y los montos que nos dan son muy bajos que para cuando llegan no alcanza ni para costear lo proyectado“.
Es decir, “no se aseguró que las políticas propuestas tuviesen una perspectiva popular ni garantizar su alcance territorial, priorizando las zonas más pobres, y la articulación con las organizaciones sociales“. Y las alternativas que prometieron que llegarían tampoco fueron ciertas, sostiene. “Mientras tanto, la pandemia llevó al límite nuestras capacidades y el crecimiento de la pobreza no hizo más que aumentar la demanda de acompañamiento y contención por parte de las redes que sostenemos las organizaciones en distintos rincones del país con militancia, convicción y amor“.
“Yo no tengo ese léxico o tecnicismo político, pero tengo territorio. Tengo calle. Estoy en los barrios. Lo que vivimos en los barrios es que este Ministerio no es sensible a los problemas de las últimas filas. Seguimos siendo las últimas y no nos sentimos reconocidas” expresa Nora.
– Entonces, en concreto, ustedes que se encuentran recorriendo y trabajando en los territorios. ¿Qué estaría haciendo falta?
– Presupuesto. Nuestro reclamo es estructural y queremos respuestas concretas para quienes ponemos el cuerpo todos los días. Solicitamos que se nos provea de solo el 7% del presupuesto actual del Ministerio que sería destinado a varios lugares. Por un lado, a Casas Refugios y así financiar las 3 existentes y también nuevos espacios que están en lista de espera. Esto incluye sueldos para coordinadoras y profesionales, en algunos casos alquiler, servicios básicos (agua, luz, gas, internet), alimentación e higiene. Además, creemos que es indispensable la creación de Consejerías. Creemos que hay que abrir, para empezar, 400 en todo el país y aun así no llegaríamos ni al 10% de los barrios populares. Necesitamos espacios de cuidados en los barrios populares y zonas rurales para poder trabajar. No se cuenta con ningún tipo de programa por parte del Ministerio que fortalezca y acompañe la tarea de cuidado organizada de forma comunitaria por organizaciones sociales. Es necesaria una política que, de manera diferenciada, contemple propuestas para todas las edades, desde los 75 días hasta los 17 años, ya que hoy la juventud se encuentra en situación de riesgo y con vínculos muy débiles con la escuela formal. Pensamos que los dispositivos y centros territoriales creados no llegan a los barrios ni las zonas rurales, por eso creemos que es necesario mayor articulación con las organizaciones y dispositivos más flexibles, con mayor alcance y territorialidad.
En cuanto a las Promotoras territoriales, no hay ningún tipo de apoyo desde el organismo. Solo se entregó́ una credencial que llegó a muy pocas compañeras y antes nuevos pedidos la respuesta fue negativa. Esto es importante para fortalecer su rol a la hora de articular con el Poder judicial, los organismos de seguridad o los gobiernos locales. Pero aun más importante es que se pueda acompañar en términos económicos, ya que realizan un trabajo no pago, y a pesar de ser, en su mayoría, vecinas de los barrios populares, tienen que sacar de su bolsillo para pagar viáticos y gastos que surgen del acompañamiento a las víctimas. Además, necesitan asistencia psicológica, contención o terapias grupales, ya que muchas abordan situaciones de gran complejidad, como circunstancias de abuso sexual de niñes, mujeres y diversidades.
Con este esquema se pueden realizar más de 100.000 acompañamientos integrales a víctimas de violencia en un año y se crearían 1.960 puestos de trabajo.
– Y por qué piensan que existe esta falta de lectura del Ministerio hacia los feminismos populares? Cuando asumió Elizabeth Gómez Alcorta se celebró desde muchos espacios porque se hablaba de una militante, de una persona que venía de los barrios, que entendía las realidades. ¿Por qué sucede esta diferencia con lo que se plantea ahora?
– Es para pensar. Con Eli compartí algunas actividades antes de que asuma como ministra y es tal cual. Militante, con actividades, no es que se quedaba quieta. Hoy veo que no nos da respuesta y no puedo entender por qué. La realidad es que a las faltas de respuestas y al silencio, no se puede ser tibio. Lo que hemos sentido y coincidido las organizaciones que nos movilizamos es que lamentablemente dio respuesta a las organizaciones más cercanas a su gestión. Yo no sé por qué, qué es lo que pasó. Es políticamente correcta porque dice lo que se quiere, pero al hecho concreto todavía estamos esperando. Queremos que nuestra ministra nos acompañe en la lucha y si hoy es Estado que nos dé respuesta. Nosotras sabemos lo que pasa en los barrios. Si en los barrios se conoce más a otro Ministerio y no al de las Mujeres es porque algo está fallando. Esa bajada de política pública real no la tenemos, realmente no la tenemos. Nos pone tristes, más allá del enojo porque ella y todo su equipo son militantes. La cuestión es construir y en el territorio no la conocen, no saben quién es. No puede ser así porque nosotras salimos a las calles y gritamos mucho para que se cree ese Ministerio asique siento un choque de emociones porque teníamos expectativa. Pero no nos vamos a quedar así. Llegó la hora de los feminismos populares.
Con esta acción concreta del día de ayer lo que quisieron hacer fue la previa al 3J, marcando una consigna fuertemente: sin feminismo popular no hay Ni Una Menos. “Porque entendemos y somos solidarias con todas las luchas, pero queríamos que quede marcado esto. Que la ministra reciba este mensaje, y estamos seguras que lo recibió más allá de que no nos atendió. con voluntad política se puede“.
Por Luciana Avilés
Cooperativa de Comunicación Popular Al Margen
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