El reportero gráfico barilochense Carlos Barría se encuentra desde el 14 de febrero en Ucrania trabajando para la agencia Reuters. En una charla con Al Margen, contó detalles espeluznantes del día a día al interior de la guerra.
Carlos Barría acaba de registrar una imagen impactante de la guerra en Ucrania: el primer ataque ruso sobre la infraestructura de Kiev, la ciudad capital, que dejó cinco muertos según informó el presidente Volodimir Zelenski. Una torre de comunicaciones de la televisión nacional alcanzada por un misil. El posible preludio de la ofensiva final.
Barría, 42 años, atiende nuestra llamada telefónica en el hotel donde se hospeda, a un kilómetro y medio del palacio presidencial. Aguarda la noche en medio del toque de queda. Se encuentra en el país desde el 14 de febrero, enviado por la agencia de noticias británica Reuters.
Barría se crió hasta los 18 en Bariloche, donde viven sus padres. Estudió en la escuela de reporteros gráficos de AGRA en Buenos Aires, y colaboró en La Nación hasta 2003. Luego trabajó en Chile, Miami, Shanghái, Washington y, desde hace tres meses, en California.
“Estaba cargando gasolina, vi humo detrás de un árbol, pensé que podía ser algo grande, dije este es el primer misil en Kiev. Y cuando volvía para el hotel, pude fotografiar el segundo bombazo”, dice Barría sobre la foto.
– ¿Ese ataque es el principio del avance final sobre Kiev?
-Esta noche veremos qué significa. Ahora son las 7.30 de la tarde (14.30 del 1 de marzo en Bariloche), si hay un ataque fuerte me iré al búnker del hotel, no creo que duerma mucho.
– ¿Cómo ves la ciudad?
-El fin de semana hubo un toque de queda que se levantó el lunes. La gente empezó a salir de los refugios a comprar provisiones, una especie de ventana para la evacuación. Pero desde anoche todo empezó a cambiar, porque el rumor de que comenzarían a atacar el centro de Kiev es grande. Tenemos un plan de escape, un protocolo, un lugar a donde ir en las afueras de la ciudad.
– ¿Muchos evacuados?
-Casi medio millón de personas llegaron a las zonas de frontera, unas 300 mil de ellas a Polonia.
– ¿Todavía hay comida en los mercados?
-Hay todavía, aunque empezó a escasear. Por ejemplo, no hay pan, aunque el 10 ó 15 por ciento de la harina mundial es producida en Ucrania. La mayor parte de la producción se destina a programas de ayuda a países del tercer mundo. Al pararse la producción, los programas de refugiados se verán afectados. Las consecuencias de este conflicto para el mundo serán grandes.
– ¿Hay una lectura en la calle de la reconfiguración geopolítica que traerá esta guerra?
-Esa es una lectura rebuscada, creo que la gente quiere vivir en paz y ser parte de la Unión Europea y ve que un país no se lo permite. Si bien hay una relación cultural con Rusia, porque ambos países tienen origen eslavo, la población de Ucrania decidió acercarse más a occidente y eso a Rusia por geopolítica no le gusta. Es un conflicto complejo, con historia, con factores geopolíticos, económicos, culturales, militares, de política interna en sendos países. No es blanco y negro, es re contra gris.
– ¿El pueblo de Ucrania adhiere al presidente Zelenski?
-Antes de la guerra tenía poca popularidad, pero después esto se convertirá en héroe. Lo invitaron a formar un gobierno en el exilio, y él se quedó. “Necesito municiones, no que me lleven a otro lado”, dijo, y se puso un chaleco anti balas dispuesto a pelear. Demuestra un liderazgo poco visto en líderes mundiales. Antes de ser político, Zelenski era comediante, y los liderazgos a veces nacen desde el lugar menos pensado. El liderazgo, muchas veces, se construye con el ejemplo.
– ¿Cómo se prepara para la defensa la población civil?
-Hay brigadas auto convocadas donde 70 mil u 80 mil personas se anotaron y recibieron instrucción militar muy básica. Luego hubo un llamado obligatorio a hombres de 17 a 60 años. El gobierno distribuyó 40 mil rifles AK47 y la gente prepara cócteles molotov mientras se preparan para la batalla cuerpo a cuerpo.
-Hay espíritu de pelea
-Son apasionados, patriotas y duros, porque tienen todas las desventajas. Todos los analistas hablaban de que Kiev caería en dos días y vamos ya por el sexto día de guerra.
-El ejército ruso no pudo entrar, o eligió no entrar
-Lo que te da dos lecturas. Si entran conquistan todo más rápido, pero si se desesperan pueden reducir al gobierno de formas mucho más destructivas: bombardear toda la ciudad y reducirla a cenizas.
– ¿Cómo es la invasión en otras ciudades?
-Mariúpol, 800 kilómetros al sur de Kiev, está sitiada por tanques rusos. En Járkov cayó un misil en el City Hall, que es como si te dijera en la municipalidad. Les están dando duro, y en un país con 15 reactores nucleares es como fumar en una estación de servicio.
– ¿Qué hay de la ayuda extranjera? ¿Es visible de alguna manera?
-Estados Unidos y OTAN proveyeron armamento de defensa: misiles antiaéreos, javelin antitanques, inteligencia, satélites para mapear tropas rusas. Y las sanciones económicas están dando un golpe durísimo al gobierno de Putin: el rublo cayó un 100 por ciento en semanas y anunció un corralito para que la gente no saque la plata.
– Te esperamos.
– Gracias y espero que esto termine pronto para volver al sur a ver a mis viejos.
Por Pablo Bassi
Cooperativa de Comunicación Popular Al Margen
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