Ante el avance descontrolado de las llamas en las cercanías del lago Martin y el lago Steffen, Al Margen conversó con Alberto Seufferheld, director del Servicio Nacional de Manejo del Fuego (SNMF) sobre las próximas medidas para combatir el incendio.
Hace días que el cielo de Bariloche se ve extraño. La primera impresión recuerda la erupción del volcán Puyehue en el 2011, la segunda, los incendios de la comarca a principios de este año. Ahora se sabe que un gran fuego está ardiendo en una zona intangible dentro del Parque Nacional Nahuel Huapi, a mitad de camino entre Bariloche y El Bolsón.
El 7 de diciembre una tormenta eléctrica llameó sobre los altos cerros. Un rayo cayó sobre un árbol, lo calentó por dentro como una chimenea hasta prenderlo fuego. Un pequeño foco se extendió muy rápido, por el calor y el viento, sobre el bosque nativo. Esta franja tupida de bosque no tiene historial de fuego. La última vez que se quemó fue hace 110 años. El 8 de diciembre se desplegaron los primeros equipos de combate de Parques Nacionales pero no consiguieron detenerlo. Las llamas ya se tragaron 3000 hectáreas de vegetación intacta.
El director del SNMF categoriza el incendio como “complejo” dadas las condiciones críticas que presenta: la situación climática -altas temperaturas, baja humedad y fuertes vientos-, el material combustible -bosque nativo-, el difícil acceso -geografía cerrada con un solo camino de ingreso y egreso con pendiente-.
En la tarde del 26 de diciembre el fuego salta la ladera del Cerro Martin a la altura de la angostura que une el lago Martin con el Steffen. En este momento, Parques Nacionales, el SPLIF, Gendarmería Nacional, SNMF, Bomberos de la PFA y Protección civil de Nación y Provincia trabajan en conjunto a ambos lados de este istmo para evitar que el fuego pase a la costa norte del lago Steffen. El reporte oficial de Protección Civil del 26 de diciembre emitido a las 18 horas informa que no hay daños graves, que la ruta y las comunicaciones no están afectadas, y que solo se cerró el ingreso a la zona del Río Manso y del Río Villegas hasta el día 1 de enero del 2022 por cuestiones preventivas. Personal técnico del Parque Nacional Nahuel Huapi asiste a la población de El Manso en el armado de 6 piletones, el abastecimiento de agua con camión cisterna y 2 bombas de caudal. Asimismo, desde estas instituciones se desalientan las acciones espontáneas de solidaridad, considerando que pueden ser peligrosas y obstaculizan la logística del operativo.
El director del SNMF explica que la estrategia más efectiva es el trabajo en simultáneo entre los medios hidrantes y los brigadistas en el terreno. Es necesario que la concentración de humo disminuya para que los aviones tengan visibilidad para acceder a la zona y que baje la intensidad del fuego para que los combatientes puedan ingresar con el equipo y trazar un cortafuego. “Son los brigadistas los que les señalan al avión dónde disparar y los que se encargan de sacar la vegetación, que es el combustible que aviva al fuego. El disparo de agua se evapora, la línea de cortafuego no”.
En este contexto, vecinos y vecinas de la zona de Villegas y El Manso medio ven el fuego desde su ventana y no se pueden quedar con los brazos cruzados; exigen a las autoridades el envío urgente de aviones hidrantes al lugar y alimentos para el equipo de brigadistas, también se organizan para hacer un cortafuego. Denuncian el abandono de años de los estados provincial y nacional y que no hubo una reacción a tiempo para controlar el primer foco.
Ayer, en Bariloche, el sol atrapado en un cielo sin oxígeno perdía brillo. El atardecer nubló los contornos de las agujas del cerro Catedral convirtiéndolo en un paisaje desconocido. En los próximos días se espera un frente frío que, según el director de SNMF, va a generar más viento y propagar el fuego a altas velocidades en pocas horas. Recién para el comienzo del nuevo año vendrán las lluvias y ahí sí los brigadistas podrán acceder al monte.
Por Verónica Battaglia
Foto de portada: Télam
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