Esto es el inicio de un camino que se abre paso a través del dolor para recuperar el acceso de la costa norte del lago Moreno y convertirlo en una senda educativa para que los barilochenses recorran este paisaje que pertenece a todos.
La vida sigue -dicen-,
pero no siempre es verdad.
A veces la vida no sigue.
A veces solo pasan los días.
Estas palabras se leen en el perfil de WhatsApp de Mirta Nicolás, madre de Andrés Quinteros, el pibe que se hundió en las aguas heladas del lago Moreno el 9 de diciembre de 2020. “Si hubieran estado los guardavidas –dice Mirta– le hubieran avisado que no salga con tanto viento”. En esa fecha el municipio no había contratado el operativo de guardavidas. Recién a mitad de febrero, bien avanzada la temporada, los barilochenses contaron con seguridad en las playas.
Andrés trabajaba de remisero y le faltaba poco para terminar la carrera de medicina. “Amaba el lago Moreno –cuenta Mirta-. Solía pescar en una roca al final de la bahía”. Esa tarde ventosa fue a andar en kayak con un amigo. La embarcación se les dio vuelta, Andrés nadó buscando la orilla pero el frío lo empujó hacia las profundidades. Su amigo pudo llegar a la costa a pedir ayuda. La Prefectura, la Comisión de auxilio, los guardavidas -de forma voluntaria-, familiares y amigos estuvieron rastreando la zona durante una semana.
“Mi esposo daba vueltas por la costa -dice Mirta-. Imaginaba que Andrés había conseguido salir del agua y estaba esperando que lo ayudaran. Pero no podía pasar por los alambrados y cercos de cemento que llegaban hasta la playa y cortaban el paso”.
Andrés aún sigue desaparecido. La investigación judicial a cargo de la fiscal Cendón sigue abierta. Un equipo particular -especialista en robótica submarina- puso a disposición una cámara resistente a la presión del agua para continuar con la búsqueda.
Este jueves 9 de diciembre, ante los familiares, amigos y concejales se descubrió el cartel que promete un sendero a lo largo de la costa norte del lago. Desde la playa del viento hasta el puente de los dos Morenos. El tío y la hermana de Andrés tuvieron la idea de crear un paso que facilite el rescate. Se acercaron al concejo deliberante donde la concejala Julieta Wallace -con su equipo- junto a profesores de educación física del CRUB dieron forma al proyecto y trabajaron para que se convirtiera en ordenanza municipal.
“Con la intención de transformar el dolor en algo constructivo —dice Julieta Wallace– se elaboró el proyecto de un sendero educativo ambiental para los ciudadanos de Bariloche. Un sendero que recorra las márgenes de nuestro lago, que es jurisdicción municipal y que tiene muchos de sus accesos cortados. El lago es un bien público y lo tenemos que defender entre todos y todas”.
También se acercaron a saludar a la familia Ana Marks y Ramón Chioconni -que estuvo presente desde el primer momento en el rescate y que junto a los integrantes de la comisión de trabajo para el trazado del sendero exploraron la costa para registrar la factibilidad del proyecto-.
El municipio sigue en conflicto con los guardavidas. Esta temporada se contrató a la mitad del personal. Se les redujo el sueldo un 20 por ciento, no se les reconoce la antigüedad y reciben una remuneración menor por las horas extras. “Hace veinte años que protegemos la playa –dice el guardavidas de la playa del Viento- y nunca hubo un accidente. El primer año que no nos contratan, ocurre una tragedia. Es necesario que el municipio se tome más en serio la seguridad de las costas”.
Por Verónica Battaglia
Cooperativa de Comunicación Popular Al Margen
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