En Ruca Choroi, Neuquén, comenzará a funcionar el primer centro de salud intercultural. Habrá especialistas de la biomedicina y la medicina mapuche y una dirección colegiada.
Ricardo Peña recuerda que de niño cuando iba con su madre al médico aquejado por algún dolor de panza, también podría ser de garganta, el doctor solía preguntarle: “No te habrán envenenado con algún yuyo medicinal, ¿no?”.
Ricardo Peña integra la comunidad mapuche Aigo, una de las que puebla la cuenca de Ruca Choroi, a poco más de diez kilómetros de Aluminé, oeste de Neuquén, donde en algunos días empezará a funcionar el primer centro de salud intercultural de la Argentina. Se denominará Ranguiñ Kien, que en mapudungun significa medialuna y coincide con su diseño, ubicado sobre la Ruta 18, con camas orientadas al este y en el epicentro espacio para un fogón.
En Ruca Choroi viven 460 familias mayormente mapuche, que ahora podrán elegir ser atendidas por la medicina occidental (biomedicina), por la medicina mapuche o por una combinación de ambas. Trabajarán en el Ranguiñ Kien 8 biomédicos y 12 especialistas mapuche, entre machis, lawentuchefes, componedores de huesos, parteras.
“¿Qué ocurriría si un paciente llega con una posible quebradura? Podría enyesarse los primeros días y continuar luego el tratamiento mapuche con caña de colihue, con una tabla, con una venda o con alguna otra de nuestras técnicas”, dice Ricardo Peña, cinco veces lonco de su comunidad, ahora integrante del equipo de dirección del Ranguiñ Kien: un órgano colegiado compuesto de autoridades políticas y filosóficas mapuche, del ministerio de salud de Neuquén y agentes de salud.
Ricardo Peña cuenta que fue la comunidad la que solicitó años atrás al gobierno de la provincia un centro de salud intercultural. Los vecinos se atienden en un aula de escuela, sólo algunos pueden llegar hasta el hospital de Aluminé.
“El pedido fue parte de la proyección de vida que asumieron nuestros mayores en 1995, cuando iniciamos un proceso de recuperación territorial”, dice Ricardo Peña. “Entonces empezamos a proyectar un sistema de salud y de educación, turismo con identidad comunitaria, ganadería. Sin territorio, sería imposible hablar de todo eso”, dice.
Dice además, que el pueblo mapuche ha conservado su sabiduría a lo largo de la historia, y por eso su medicina debiera ser reconocida y puesta en valor en complementariedad con otros conocimientos.
“La visión natural de nuestros profesionales no fue adquirida en un libro, sino como un don y eso no debemos negarlo”, agrega.
Si tuviese que definirla, Peña diría que la medicina mapuche está atravesada por la espiritualidad. Que intenta recomponer el equilibrio espiritual si es afectado por su entorno. Algunos condicionantes: la salud de los animales, la pureza de las vertientes, el bienestar familiar.
Todos los especialistas mapuche que trabajarán en el Ranguiñ Kien cobrarán como trabajadores de la salud pública de Neuquén.
Por Pablo Bassi
Cooperativa de Comunicación Popular Al Margen
Seguí informándote en Al Margen: