Las organizaciones que conforman La Unión de Trabajadores de la Economía Popular (UTEP) convocan a marchar este sábado a las 17 desde Onelli y Moreno al Centro Cívico. A 5 años de la primera movilización a Plaza de Mayo, los movimientos sociales siguen en pie de lucha por mejorar las condiciones de vida de los sectores más humildes de nuestro pueblo.
Cinco años atrás -que podrían parecer quince agitados años atrás- una columna inmensa de organizaciones sociales caminó trece kilómetros desde Liniers a Plaza de Mayo, donde los recibió una olla y un sol abrasador y un palco sencillo con una consigna detrás: techo, tierra, trabajo.
Era 7 de agosto, día de San Cayetano, transcurría el primer invierno del presidente Macri en el gobierno. La contracara del aumento de tarifas de servicios, transporte, nafta y alimentos fue, ciertamente, la unidad de las organizaciones convocantes, soldada al calor de la lucha por la creación de trabajo y el reconocimiento estatal de los trabajadores y trabajadoras de la economía popular.
La capacidad de articulación de los movimientos populares facilitó en diciembre de aquel 2016 una victoria imaginada sólo por los optimistas de la voluntad: la sanción en el Congreso de la ley de Emergencia Social, que previó más de $30.000 millones asignados en tres años a la creación de un registro de trabajadores y trabajadoras de la economía popular y de un salario social complementario equivalente a medio salario mínimo. Esa unidad creció con la incorporación de más organizaciones que constituyeron en 2019 un sindicato: la Unión de Trabajadores y Trabajadoras de la Economía Popular (UTEP).
Este sábado, en el nuevo aniversario de esa marcha originaria, la UTEP volverá a movilizarse en Bariloche y en otras ciudades del país con un reclamo que tomó impulso con la pandemia: el salario universal.
Hay varias versiones sobre la aplicación de este tipo de renta básica para todos. ¿Cómo lo entiende la UTEP? Como un derecho permanente destinado a trabajadores y trabajadoras de la economía popular que no están organizados y sin beneficios sociales, excepto el del cobro de la Asignación Universal por Hijo o Hija.
En este esquema, quien esté cobrando la beca Progresar o Tarjeta Alimentar, podrá elegir cobrar el salario universal. Y quien no se encuentre organizado en una unidad productiva y quiera hacerlo, podrá pasar al salario social complementario.
Según la UTEP, la inversión del Estado para este anteproyecto sería de 980 mil millones de pesos. Un 40% podría absorberse de la Tarjeta Alimentar y la beca Progresar, y el resto de gravar a los más ricos de manera permanente. Cada asignatario recibiría el equivalente a una canasta básica alimentaria de adulto, que en junio fue de $9195.
Además de su pelea reivindicativa, la UTEP celebrará el sábado, de alguna manera, la personería social que le fuera otorgada por el Ministerio de Trabajo días atrás. Un nuevo paso en su proceso de institucionalización sindical, que culminará con el otorgamiento de la personería gremial.
Por Pablo Bassi
Cooperativa de Comunicación Popular Al Margen