En una jornada histórica, el Senado de la Nación aprobó la ley que lleva los nombres de Diana Sacayán y Lohana Berkins. Cómo se vivió en la calle un gran logro colectivo que deja atrás muchas décadas de marginación.
Desde la primera hora de la tarde, la Plaza de los dos Congresos brilló con el sol que templó la celebración que ya se palpitaba sería un triunfo, con barbijos y distancia de por medio, los colores del arcoíris, el celeste, blanco y rosa del orgullo trans y la furia travesti.
Lara María Bertolini es activista travesti, jurista, trabajadora del Ministerio Público de la Nación y una gran referente del colectivo. Siguió minuto a minuto el debate desde la pantalla gigante que montaron frente al Congreso. ¿Qué significa para ella el proyecto que hoy se aprobó en el Senado? “Es el resultado de la lucha inicial por la Ley de cupo laboral trans en la Provincia de Buenos Aires. Todo este recorrido histórico trae a colación recordar el sufrimiento y la persecución de las fuerzas de seguridad legitimadas por el Estado con los edictos policiales de la década del cincuenta hasta el año 1997. Con la ley de Identidad de género del año 2012, empezamos a visibilizar el derecho a nuestra identidad, pero los organismos del Estado continúan reproduciendo el binarismo femenino-masculino desde las instituciones públicas”.
Sobre los pendientes que deja la ley de cupo laboral travesti-trans Diana Sacayán-Lohana Berkins: “Faltaría establecer en la reglamentación el reconocimiento de la jubilación en 35 o 40 años, ya que es la edad promedio de vida de las personas trans. También es necesario construir dentro del Ministerio de Trabajo una mesa laboral trans y llevar este reclamo ante la Organización Internacional del Trabajo. También debemos pelear por la rectificación registral en la Ley de identidad de género, que en su norma reglamentaria sigue sosteniendo el par sexo femenino-masculino, restringiendo no solo los derechos sino, también, las políticas públicas que siguen siendo solo para determinadas sexualidades”.
La historia del colectivo travesti trans está signada por la exclusión y la discriminación social, la desidia y el abandono del Estado, la violencia y los abusos policiales, los crímenes de odio y las muertes evitables. Sin acceso a salud, educación, vivienda ni trabajo.
La historia del colectivo travesti trans es también la inmensa lucha que forjaron activistas y militantes travestis, mujeres y varones trans para cambiar esa realidad. Es la fuerza de la furia travesti la que le enseñó a la sociedad a cuestionar el binarismo de género, las ideas impuestas por la religión y la propia sociedad.
Son las niñeces trans que nos muestran que es posible llevar una vida libre de discriminación y violencia. Es la presencia de la travas migrantes que resisten en los barrios y de las sobrevivientesa la brutalidad policial, aquellas que se pasaban noches enteras en los calabozos durante la dictadura y que sufrieron los edictos con la vuelta a la democracia.
Es la belleza de sus cuerpos montados, llenos de deseo y sus rostros que vienen a cuestionarlo todo, esxs que hoy inundaron la plaza, lxs que desafían el heterocis patriarcado y el violento feminismo biologicista que pretende borrarlxs de la historia.
Melisa de Oro es docente, integrante de la Nelly Omar y del frente federal por el cupo laboral travesti-trans: “Hoy estamos muy contentas, esperando que después de tanta lucha, esfuerzo y sacrificio de muchas compañeras que militaron el cupo se haga realidad y puedan acceder a un trabajo formal, tener esa posibilidad después de sobrevivir al largo genocidio travesti-trans sucedido durante décadas, durante toda nuestra historia. Al fin hemos logrado conseguir esto, porque nuestras compañeras merecen tener una vida mejor, merecen tener una vida digna”.
La historia del colectivo travesti trans está signada por la exclusión y la discriminación social, la desidia y el abandono del Estado, la violencia y los abusos policiales, los crímenes de odio y las muertes evitables.
¿Qué viene después? “Iremos por la ley de reparación integral para las compañeras sobrevivientes mayores de 40-45 años, que vivieron todo tipo de violencia institucional. Para todo el colectivo, hay que reconocer que fue un verdadero genocidio social. Se nos expulsó de nuestros hogares, de nuestros trabajos, de nuestras familias, del sistema educativo, del sistema de salud. Hubo toda una verdadera persecución policial y campañas contravencionales. Todo eso está terminando, ahora necesitamos el derecho a trabajar, el derecho más elemental. Esto es un éxito colectivo”.
Con 55 votos afirmativos, seis abstenciones y un voto negativo, el proyecto de ley de cupo laboral travesti trans no binario “Diana Sacayán–Lohana Berkins” se convirtió en ley. Una ley que viene a saldar una deuda histórica que el Estado tiene con la población travestis y trans, un avance para comenzar a reparar años de derechos negados y la marginación a la que estuvieron relegadxs, para que puedan vivir dignamente, superar el umbral de los 40 años, estudiar, ocupar cargos visibles y de toma de decisión.
Hoy está cerca de volverse realidad el sueño de ver a travestis y trans en el Estado, hospitales, juzgados, escuelas. Travestis y trans profesionales, que puedan envejecer, cobrar una jubilación. Que el Estado repare todas esas vidas que dañó y que respete a todas las que vienen por delante.
“El cupo laboral trans es una deuda del Estado, una lucha y una militancia de compañeras de hace muchísimos años, incluso algunas que ya no están y hoy podemos ser sus voces y continuar su lucha.”
Lxs senadores que se abstuvieron al momento de la votación fueron: Roberto Basualdo (PyT – San Juan), Julio Cobos (UCR – Mendoza), Silvia Elías de Pérez (UCR – Tucumán), Laura Rodríguez Machado (PRO – Córdoba), Humberto Schiavoni (PRO – Misiones), Belén Tapia (UCR – Santa Cruz). Ernesto Martínez (PRO – Córdoba) fue el único que votó en contra. Siete nombres que pasan a conformar la lista de políticxs argentinxs que niegan derechos y una vida digna a la población travesti trans.
A pesar de contar con una ley de identidad de género, sus identidades no son respetadas, la discriminación continúa, por eso es necesario avanzar con leyes concretas de inclusión. La ley de cupo tiene como principal objetivo establecer medidas de inclusión laboral de travestis y trans para promover la igualdad de oportunidades en todo el país.
Dionisio Germanis vino de Santa Fe a presenciar la votación, es integrante del grupo Varones trans en esa provincia. Emocionado, relata lo que significa este avance: “El cupo laboral trans es una deuda del Estado, una lucha y una militancia de compañeras de hace muchísimos años, incluso algunas que ya no están y hoy podemos ser sus voces y continuar su lucha”.
Suma una consigna que estuvo presente afuera del Congreso: “Es importante tener presente que no dejen de buscar a nuestro compañero Tehuel que hace más de 100 días estás desaparecido y el Estado es responsable”.
Los puntos más sobresalientes de la ley establecen prioridad en las contrataciones del Estado, al menos el 1% del personal público. También incentivos para empresas privadas que contraten personas travestis y trans: las contribuciones patronales que se generan por la contratación de las personas beneficiarias de esta ley podrán tomarse como pago a cuenta de impuestos nacionales.
Mientras en la plaza las voces cantaban “Lo dijo Lohana y Sacayán / al calabozo no volvemos nunca más”, la votación en el Senado continuaba.
Por otra parte, brinda apoyo financiero, siendo el Banco de la Nación el encargado de promover líneas de crédito con tasa preferencial para el financiamiento de emprendimientos productivos, comerciales y/o de servicios, individuales o asociativos, destinados específicamente a personas solicitantes travestis y trans.
Es destacable el artículo 6 de la ley, que establece que para acceder a los puestos laborales previstos el nivel educativo no puede ser un obstáculo, sino que se permitirá el ingreso al puesto “con la condición de cursar el o los niveles educativos requeridos” y el Estado deberá garantizar los medios para completar la finalización de la escolaridad.
Otro punto importante es el artículo 7, que prevé que no serán considerados para el ingreso los antecedentes contravencionales de la persona postulante, ni los antecedentes penales “que resulten irrelevantes para el acceso al puesto”. Es un aspecto clave, ya que reconoce la sistemática criminalización y persecución que ha sufrido el colectivo de parte de las fuerzas de seguridad.
Es un avance también para el futuro de las infancias trans: crecer libres, con igualdad de oportunidades, poder soñar qué quieren ser de grandes, aspirar a una carrera académica, una profesión, un oficio, un emprendimiento, ser lo que quieran ser. El desafío ahora es que se reglamente, se implemente y se respete.
Mientras en la plaza las voces cantaban “Lo dijo Lohana y Sacayán / al calabozo no volvemos nunca más”, la votación en el Senado continuaba. Cuando el sol bajó y faltaban lxs últimxs oradores, la emoción subió y, atentxs a lo que ocurría dentro del recinto, travestis, varones trans, mujeres trans, personas no binarias, se acercaron a la pantalla para seguir el minuto a minuto de ese momento tan deseado.
Cuando desde los parlantes frente al Congreso se escuchó la voz de la senadora Claudia Ledesma Abdala anunciar la aprobación de la ley, un grito colectivo inundó toda la plaza. Era alegría y emoción lo que desbordaba en cada uno de los rostros de lxs presentes.
Siguieron los abrazos y todo fue llanto, canto, baile, risas. La lucha convertida en ley, la ilusión concreta de haber ganado un derecho, de tener un país más justo, una vida digna.
Lohana y Diana celebran desde arriba.
Por Estefanía Santoro (Revista Citírca)
Fotos: Agencia Télam.
Redacción
Cooperativa de Comunicación Popular Al Margen