En el día de los jardines de infantes conversamos con las profesoras Silvia Rebagliati y karin Richter sobre el proyecto La Guagua: un espacio de juego compartido entre familias e infancias como apuesta política de una crianza comunitaria.
En el 2007 se crea La Guagua: una invitación a jugar juntos, familias y primeras infancias, en un escenario pensado para despertar la curiosidad de los más pequeñxs dentro de un aula del Instituto de Formación Docente de Bariloche (IFDC) que se arma y desarma cada vez. Los viernes profesoras y estudiantes abren las puertas de la institución a la comunidad. Siempre había algo nuevo y algo igual para despertar las ganas de explorar nuevos territorios y escenarios donde el deseo de jugar se despierta con otrxs bajo la mirada cuidadosa de lxs adultxs.
Es también una ocasión de estar juntxs desde la diversidad de crianzas. “Leíamos las crianzas solitarias de las familias -dice Karin– como reflejo del capitalismo en el acto de maternar. Las mujeres necesitamos compartir con otras madres las dudas, los dolores, minimizar los errores a través de la risa, valernos de este traspaso generacional y acompañarnos en un nosotrxs más amplio: padres, abuelas, abuelos, hermanitxs, madrinas, tías, compartiendo el jugar entre varixs”.
Estos encuentros se convirtieron en un espacio de divulgación de la experiencia como proyecto de extensión comunitaria, gratuito y público. Profesoras especializadas en la educación de niños y niñas menores de tres años y capacitadoras en tema de juego e infancias junto al compromiso de estudiantes sostienen este espacio de derecho a jugar en familia desde el nacimiento, en espacios públicos, que ahora está en pausa por la pandemia.
En el 2014 la comisión de primera infancia del Consejo de Protección Integral de Derechos de Niñas, Niños y Adolescentes presentó La Guagua Andariega, un proyecto que imagina una Guagua en cada barrio, en las juntas vecinales, en las salas de salud o en Centros de Adultos Mayores. “Nuestro norte – nos dice Silvia- era instalar la crianza comunitaria centrada en el juego como política pública de primera infancia. Tener un presupuesto del estado destinado a acciones que hagan posible una ciudad más sensible a las infancias”.
Guagua quiere decir niño/niña de teta en quechua. En Cuba llaman así al transporte público. Con este segundo sentido, La Guagua empieza a rodar y en el 2015 se abre a la comunidad del Centro Integrador Comunitario en el barrio 2 de Abril (CIC) de la mano del Programa “Primeros Años” en red con integrantes de la Comisión de primera infancia y el IFDC. Muchos bebés, niñas y niños y sus familias, que venían a atenderse en la sala de salud, en lugar de esperar sentados, se acercaban a este nuevo rincón público, poético, de tules y almohadones para ser mecidos, para rodar, para contemplar junto a las facilitadoras del programa y estudiantes del IFDC.
Con esta intención de andar, en el 2016 y hasta la pandemia La Guagua se abre en el Hospital Zonal, junto a las salas de pediatría. El pasillo de espera se transforma en otra excusa para estar ahí, además del control sano y las vacunas. “Recuerdo -cuenta Silvia- a la pediatra cuando se agachaba y atendía desde ahí, todos en el piso. Estos pequeños gestos de ternura son acciones políticas concretas que defienden los derechos de las infancias.”
Como otra forma de estar en movimiento –en plena pandemia- se narró la experiencia de la Guagua en un libro que pretende contagiar el impulso de crear nidos lúdicos. “La Guagua: jugar y poetizar el mundo” es un collage de voces de las autoras, las familias y las infancias que da cuenta de un recorrido lleno de gestos mínimos y trascendentes para bienvenir a los recién llegadxs y compartirles un lugar amoroso en este mundo. Este jueves 3 de junio se presenta el libro de modo virtual en el Ciclo de Conversaciones, Mates e Ideas en el canal de youtube del lFDC.
Por Verónica Battaglia
Cooperativa de Comunicación Popular Al Margen