Las agitadas jornadas del 7 al 14 en mayo de 1997 en el norte de Salta fueron un mojón ineludible de la resistencia al modelo neoliberal en los 90. Una experiencia que conjugó diversos sectores sociales y flameó la bandera de la independencia partidaria en un momento de desgranamiento político.
Hacia 1997 la situación social y económica de gran parte del país resultaba apremiante. Con niveles de desocupación que superaban el 50%, la realidad en norte del país era aún más grave. Todos los indicadores sociales rebasaban la media nacional.
La provincia de Salta, en particular el departamento General San Martín, era el epicentro de aquella situación a causa de la privatización de YPF. Desde 1991 comienza un proceso de presión para que los empleados se acojan al sistema de retiro voluntario.
Para 1992 la empresa ya se encontraba privatizada y los empleados, en la calle. Aquel cierre impactó de manera muy dura en la zona. Los puestos de trabajo perdidos se calculan en alrededor de 3500 y abarcaban diferentes localidades del norte provincial: Campamento Vespucio, General Mosconi, Tartagal, Aguaray, Salvador Mazza, entre otras.
El dinero que cada trabajador había recibido como indemnización poco a poco se iba agotando. Al no existir ningún tipo de acompañamiento estatal en virtud de generar una reconversión económica de aquellos empleados, lisa y llanamente la gente se fue gastando el dinero para vivir.
En 1995 la situación provincial se agrava aún más con la victoria de Juan Carlos Romero como gobernador, quien acelerará un proceso de iguales características a las nacionales, privatizando empresas del Estado provincial: energía y agua entre otros, servicios básicos cuyos costos comienzan a elevarse, al mismo tiempo que resultan deficientes.
El pueblo agobiado por todos los frentes, comienza a organizarse.
La génesis
Juan Nieva es extrabajador de YPF. Fue delegado sindical y fundador de la Union de Trabajadores Desocupados (UTD) de Mosconi.
Al recordar los primeros años de privatización de la empresa comenta: “Nosotros habíamos presentado un plan de una reconversión productiva. Pedimos tierras, 19.500 hectáreas comprendía nuestro proyecto. Nos ofrecían tierra en las laderas de los cerros que no servían. Siempre se habló de que no queríamos hacer nada y no fue así, nunca hubo voluntad política (…). En el año 95 nos empezamos a juntar para pensar qué hacer. Se empezaron a acercar muchas mujeres , ‘tenemos que luchar, hacer algo para darle de comer a nuestros hijos’ decían”.
Mario Andreani es tartagalense. Es el dueño de un canal de televisión, misma actividad que tenía por aquel entonces. Rememora aquellos intensos días como si todavía estuviera ahí: “La situación económica era realmente muy grave, mucha desocupación. En ese contexto observamos lo que fue Cutral Có. Y mirando aquello, la idea principal que nos junta a un grupo de personas, es visibilizar la zona y lo que estaba pasando. Eso era lo que había pasado en Cutral Có, habían logrado visibilizar el problema con el corte de ruta (…). Nos empezamos a reunir. Sobre todo recuerdo a Oscar Mongelli, farmacéutico, un hombre clave con mucha iniciativa social. Empezamos a generar protestas. Nos íbamos juntando más y más personas”.
En Mosconi, una de las primeras acciones fuertes que logra realizar el autoconvocado movimiento fue la toma del Concejo Deliberante de la ciudad. Funcionarios de todos los niveles tuvieron que “bajar” a conversar con los desocupados. Nieva recuerda: “A ese Concejo Deliberante lo transformamos en un comedor para niños y ancianos. La gente del pueblo empezó a tomar coraje, confianza, y nos llevaba todo tipo de alimentos para hacer una olla popular. Después de 23 días logramos lo que pedíamos, hasta un acueducto de Campamento Vespucio hasta Coronel Cornejo. Logramos que esa población tenga agua potable”.
Las experiencias de organización continuaban fortaleciéndose. Las asambleas sumaban cada vez mas adherentes y nuevas propuestas comenzaban a tramarse. Aquel grupo inicial se propone entonces una acción concreta de visibilización.
Será el periodista Marcelino Jerez, quien se ofrecerá a comenzar una huelga de hambre. Para ese momento de la organización, ya se reclamaban en concreto puestos de trabajo, soluciones laborales puntuales y hasta la presencia del ministro del interior de la nación.
Andreani cuenta: “Nosotros necesitábamos romper el cerco mediático y que la situación salga en los medios nacionales. Entonces Marcelino ofrece levantar la huelga de hambre si se hace una gran asamblea en la plaza pública para tomar decisiones. Bueno, esa noche se decide ir al corte de ruta”.
Semana de mayo
Luego de la asamblea, la movilización popular comienza su marcha hacia la ruta nacional 34. Aquellos kilómetros recorridos serán el comienzo de una semana de lucha que resultará ineludible para la historia de la resistencia popular en la Argentina. Un movimiento desprovisto de conducción partidaria formado por diversos sectores sociales.
Mario Andreani relata aquellos primeros momentos: “La idea era cortar la ruta, juntar 200, 300 personas, hacer ruido y visibilizar. Pensábamos ‘por ahí demoran 10 o 12 horas en sacarnos pero con eso ya logramos el impacto del corte de ruta’. Lo cierto es que a las 24 horas teníamos 10.000 personas en la ruta, una adhesión unánime sin distinción de sectores sociales. Fue un fenómeno social impresionante. Aparecieron un montón de sectores, cada uno con su problemática”.
Por su parte Nieva agrega: “Nosotros pensábamos que no íbamos a poder resistir mucho. Por ejemplo, venían muchos tours de compras a Yacuiba, Bolivia, y eran muchos. Hemos resistido y no han pasado. Eran kilómetros y kilómetros de transporte. Y después, al mediodía ya se sumaron miles y miles de personas (…) había madereros, estudiantes primarios, secundarios, universitarios, maestros, originarios, hasta deudores del Banco Nación”.
Aquel movimiento no estuvo exento de provocaciones, estigmatizaciones e intentos de quebrarlo. Tal como lo plantea Mario Andreani: “La maquinaria del diario El Tribuno estaba apuntada al desprestigio del movimiento. En el corte inclusive pasaron aviones tirando panfletos sobre la ruta diciendo que el gobernador ofrecía tal o cual cosa y descalificando a los que estaban al frente del movimiento social”.
Es recordada también la participación del ex secretario de Seguridad de la provincia, Sergio Nazario, quien al acercarse al piquete para entablar negociaciones a nombre del gobierno provincial de Juan Carlos Romero, fue reconocido a través de imágenes televisivas como un represor de la ultima dictadura militar. Nazario tuvo que presentar la renuncia y a los dos días fue removido de su cargo.
El inicio de una tradición de lucha
El encuentro y la confluencia de los más diversos sectores sociales durante la semana que duró el corte de ruta, fue congeniando un plan conjunto donde las necesidades de todos los sectores se vieron representadas.
Aquellos reclamos se plasmaron en 36 puntos reivindicativos que verdaderamente tenían la base y espíritu de un autentico plan de gobierno.
Juan Nieva comenta sobre este punto: “El piquete se levanta el 14 de mayo con diferentes cuestiones reivindicativas: obras, planes sociales, entre otras cuestiones. Podríamos llegar a decir que el poder del pueblo gobernó durante 7 días, porque el gobierno intentó por todos los medios y no pudo, el pueblo lo venció”.
“Ha sido la lucha mas importante que ha tenido el departamento San Martín. Por la repercusión que tuvo y por la cantidad de gente que acompañó. (…) Fue un símbolo muy fuerte de la lucha social contra un modelo neoliberal que había generado la privatización de YPF y la sumisión en la pobreza de toda la zona. Un momento donde se logró consensuar casi en un 90% a todos los sectores de la sociedad del departamento, en la necesidad de tener una idea única, una idea de que era necesario estar juntos detrás de un objetivo. Y ese objetivo era reflotar y levantar a la sociedad. Mucha gente lo hizo de forma totalmente desinteresada, sin la búsqueda de ningún beneficio personal”, comenta Andreani.
Así como las jornadas en Tartagal y Mosconi tomaron como ejemplo lo sucedido apenas un año antes en la neuquina Cutral Có, los acontecimientos en el norte del país fueron un modelo que se replicó en diversos lugares por su carácter amplio y autónomo.
Los movimientos de trabajadores desocupados se multiplicaron a lo largo y a lo ancho, utilizando el piquete como la herramienta de lucha y visibilización.
“Muchos de los que hoy son referentes políticos y sociales, pasaron por Mosconi. Para nosotros lo que pasó fue un ensayo pre-revolucionario. Ahí pudimos notar que cuando el pueblo tiene un referente o busca un referente que realmente lo represente, acompaña”, reflexiona Nieva.
A pesar de las tergiversaciones, manipulaciones e intentos por desprestigiar la lucha, el pueblo logró unificar caminos con un horizonte claro: revertir la situación social por la que estaba atravesando.
Aquellos protagonistas, en su gran mayoría anónimos, un día caminaron hacia la ruta con la intención de lograr alguna mejora en su condición de vida. Lo que posiblemente no imaginaban, era que estaban escribiendo una página grande en la historia de las luchas populares de la Argentina.
Por Facundo Sinatra Soukoyan
Cooperativa de Comunicación Popular Al Margen