Este miércoles arranca en Río Negro un nuevo ciclo lectivo bajo un estricto protocolo que combina presencialidad y virtualidad. Sin embargo, el sindicato docente Unter convocó ayer a un paro de 48 horas en rechazo a la oferta salarial y la falta de condiciones edilicias y sanitarias. La conectividad a internet en los hogares jugará un rol decisivo en el proceso de enseñanza.
El Gobierno de Río Negro había planeado que este miércoles comenzara el ciclo lectivo, combinando presencialidad y virtualidad en las escuelas primarias y secundarias. Habrá que ver en qué medida se concreta su intención, ya que el sindicato docente Unter convocó ayer a un paro de 48 horas en rechazo a la oferta salarial.
Las clases arrancan con un protocolo sanitario que incluirá reducción horaria, máxima cantidad de alumnos por aula, máscaras, alcohol y el temor lógico de docentes, porteros y familias a eventuales contagios.
Hasta última hora del martes, Unter inspeccionó los establecimientos en obra. Algunos mantenían aún las ventanas selladas desde 2011, cuando entró en erupción el volcán Puyehue. Para garantizar una mejor ventilación, ahora su reapertura se vuelve necesaria. El gremio informó que la 255 del Alto, la 44 de Puerto Moreno y la CET 8 empezarían de manera virtual.
“Nos preocupan mucho las escuelas rurales, porque allí la conectividad es mala y porque en la mayoría de las casas no hay internet”, dice Patricia Lande, secretaria general de Unter Bariloche.
En parajes como Corralito, donde la mitad de los chicos duerme en la escuela, no habrá inicio presencial de clases. Tampoco en Cerro Alto, donde no hay agua potable. Desde el sindicato, buscarán la manera de garantizar que una dupla docente les alcance material impreso a sus hogares, como hicieron en 2020.
El año pasado, la falta de conectividad y la mala conexión fueron un obstáculo para el desarrollo ininterrumpido del ciclo lectivo. Medio centenar de integrantes de equipos directivos de escuelas de Bariloche, Dina Huapi y Pilcaniyeu advirtieron en un documento que la conectividad en la región alcanza sólo a un promedio de entre el 30% y el 50% de los hogares con chicos en edad escolar.
“Sin duda, la presencialidad es esencial”, dice Lande. “No tiene igualación con ningún otro método. Fue una decisión muy acertada del gobierno nacional, respaldada por la sociedad. El regreso es necesario también desde lo emocional, sobre todo entre los alumnos secundarios”.
No obstante, Lande comenta que hay mucha preocupación y temor entre los docentes respecto a la evolución sanitaria en nuestra ciudad.
“No volvemos a la normalidad”, dice Yanina Vera, directora de la escuela pública de gestión social Antu Ruca. “Creo que el gran desafío será ser flexibles ante las contingencias, como los contagios dentro de las burbujas”.
El Antu Ruca recibe alrededor de 300 chicos de primaria y secundaria que realizan doble turno y almuerzan ahí. El año pasado no pudieron compartir el comedor, pero el establecimiento garantizó a cada familia los alimentos proveídos por el Estado. Vera pide más ayuda a través de la entrega de las tarjetas Nutre, para reforzar la compra en comercios.
“Cuando visitamos las casas de aquellas familias que no habían confirmado la inscripción para 2021, muchas nos decían que el problema es el acceso a los materiales”, dice Vera.
La mala conectividad es otro limitante, coincide. Entre las familias del Antu Ruca, están las que comparten un dispositivo entre cuatro personas. Al igual que en los parajes rurales, grupos docentes se acercaron en persona a los hogares a entregar los materiales de estudio.
Por Pablo Bassi
Cooperativa de Comunicación Popular Al Margen