“Este no es un bosque, es una galería de arte” dice la invitación para la exposición de pinturas al aire libre de Barbara Drausal, muestra que tendrá lugar este sábado a las 15 horas en el sendero de Virgen de las Nieves a la Usina Militar.
Al mejor estilo de un happening la propuesta escapa a los bordes de un lienzo y deja que los ecos del hecho artístico se multipliquen en el espacio.
“Es una idea que tengo hace bastante tiempo. A pesar de haber realizado varias exposiciones, me fascina el tema de la obra en la naturaleza. Tuve y sigo teniendo cuadros colgados sobre las paredes de afuera de la casa”, dice Bárbara y menciona también el gusto por las esculturas en los espacios abiertos. “Me parece que hay una relación muy grande entre la naturaleza y la obra”.
En otro aspecto, es una realidad lo difícil que es en este tiempo mostrar obra en espacios cerrados, pero además, las reducidas opciones en una ciudad que hoy por hoy no cuenta con ninguna galería de arte u otras posibilidades para realizar instalaciones. “Por eso pensé en la idea de pasear mirando, la naturaleza y en este caso los cuadros. Creo que va a producir distintas sensaciones, dentro del bosque, es algo interesante. Un poco surgió por eso también: ahora necesitamos aire libre, realmente entendemos lo que significa el aire y lo que significa respirar de verdad, básicamente la base de nuestra vida es la respiración. Así que esto de esta al aire libre, respirando, mirando el bosque y un poco de esto creativo que todos tenemos para ofrecer”.
– ¿Cuál es el hilo conductor de la muestra?
– Va a haber un poco de todo, intervenciones en papel, distintos tamaños. Lo que me interesa es que sea divertido y que la gente lo pase bien mirando. La temática también es diversa, cosas muy abstractas. Pero de alguna manera todo está conectado con la naturaleza. Tengo obra nueva, pero esto es como un happenig de los 70 y estoy presentando obra que puedo colgar en los arboles sin dañarlos.
– ¿Cómo caracterizas tu obra?
-Me encanta esto de poder conectarme en ese momento presente para poder expresar lo que uno tiene adentro. Eso es básicamente lo que me pasa a mí: expreso lo del momento y me sorprende lo que surge, la primera sorprendida soy yo. Me encanta ver nuevas historias que yo misma no sabía que tenía, es muy interesante poder evolucionar, ver, generar relatos. Después me gusta mucho porque cada persona que ve una obra crea su propia historia, y eso es de alguna manera infinito.
En casa durante mucho tiempo tuvimos colgada una acuarela y un día mi marido la miró, después de años, y dijo: “Pero acá hay un caballo!” y desde ese momento solo puedo ver el caballo.
-Siempre está esa posible mirada nueva.
-Es un juego maravilloso, me encanta. Hace un tiempo hice una exposición en Allen y fue toda una escuela sin que yo supiera. La persona que llevó los chicos les pasó un cuestionario para ver qué les había parecido y la última pregunta era qué contarías de la obra para invitar a alguien. Y una niña, con su letra de niña, puso: yo no invitaría a nadie, porque a mí no me gustó la obra, le faltó color, oscuros, claros y parece el trabajo simple de una niña. Y para mí fue el mejor elogio que me hayan podido hacer jamás.
-Este nuevo ámbito seguramente también traiga nuevos públicos, en una otra manera de encontrarse con el arte.
-Me parece que es una posibilidad enorme. Hay una cosa importante: estamos vivos, y qué lindo poder jugar y encontrarnos nuevamente y saber que lo más importante que tenemos es esta vida.
Por Violeta Moraga
Cooperativa de Comunicación Popular al Margen