El 29 de enero de 2019, el femicida Mariano Cordi asesinó a Valeria Coppa mientras andaba en bicicleta en los alrededores de la catedral. La Asamblea Ni Unx Menos Furilofche junto con sus familiares, amigos y amigas nos traen su recuerdo a través de un texto y un mural.
¿Cómo se escriben las historias que nos duelen?
Valeria Coppa tenia 41 años, era madre de una niña de 9 años y un adolescente de 16, vivía con su padre, a quien amaba inmensamente, en un barrio del alto de la ciudad. Había ingresado hacía pocos meses a trabajar a CAINA adolescentes, un programa dependiente de SENAF (Secretaría de Niñez, Adolescencia y Familia) secretaría que tiene la mala costumbre de contratar a sus trabajadores bajo los términos mas precarios posibles: monotributista o becarix.
Perdón Vale, no encuentro mejor forma de arrancar esta historia, que hablando de tu trabajo, tu trabajo elegido, porque entre las tantas cualidades que destacan tus amigas están tu conciencia y tu fuerza solidaria, esas con las que te movías, esas que te hacía hablar y no pasar desapercibida, esas que te hacía sonreír aún con el alma en pena, porque estabas convencida de que todo era cuestión de actitud y de que una realidad mas justa era posible.
Vale le ponía el cuerpo a lo que el estado ignora, o dice ver pero lo hace con ojos austeros y de poca fé. Valeria llevaba adelante el cargo de operadora del dispositivo junto con un compañero, realizaban tareas como acompañar a les adolescentes durante su paso por el dispositivo, siendo básicamente referentes en lo que refiere a una figura familiar. Acompañar a les pibes cuyas historias arrastran miseadura de generación en generación, en el cotidiano de sus vidas, actividades, cuestiones de salud físicas y emocionales, el transitar mismo de la adolescencia y todas las demandas que la etapa implica.
La violencia económica en la vida de las mujeres hace estragos, y estado y sociedad de la mano parecen hacer oído sordo a nuestro reclamo de que “eso que llaman amor es trabajo no pago” dentro de nuestro grito global de Ni Una Menos.
Así como no hay presupuestos reales para las políticas públicas de prevención y erradicación de la violencia de género, tampoco pareciera que hay presupuesto para pagar los sueldos de las mujeres que extienden sus tareas de cuidado y crianza fuera de las casas, a programas que crea el estado, para pibes que nacen en los márgenes.
Vale no cobró nunca un sueldo. Nunca.
A Mariano Cordi lo conoció por facebook. Nada serio, nada importante. Vale no estaba enamorada, no cometió “el error de enamorarse” como publicaron algunos medios. Cordi no se ofreció a buscarla, ni ella le contesto “sí, por favor”. El femicidio de Valeria, no fue “un crimen pasional” como título su noticia el diario Bariloche 2000.
Él insistió varios días con juntarse a charlar, porque Vale ya había puesto fin al vínculo, argumentando que estaba conociendo a alguien, porqué pareciera que nunca alcanza solo con nuestro deseo o decisión. Las mujeres siempre tenemos que dar explicaciones que trascienden nuestras voluntades, para ponerle final a vínculos que no queremos.
Cordi insistió con la charla y le dijo que podía darle plata. Él sabia que Vale no cobraba y que tenía una familia que sostener, le ofrecía constantemente “ayudas” económicas que poco sucedían, pero eran el punto donde encontraba una respuesta a su demanda.
La violencia económica es una columna vertebral en la violencia de género, nos arrastra a la prostitución en el sentido mas amplio de la palabra. Es el candado que nos cierra la puerta de la casa, para huir del pozo en el que nos dejan los golpes y las humillaciones. Es lo que condiciona nuestro propio deseo.
Fue a la catedral a esperarla. Vale salía del laburo, llegó en bici, siempre en bici ella.
Esa tarde nos marco. Era martes 29 de enero de 2019, un día de calor en plena temporada. La Asamblea Ni Unx Menos se había reunido de cara al 8 de marzo que se avecinaba, discutíamos ejes y consignas. Una compañera del hospi nos comenta de una situación “sospechosa” de ingreso, una situación rara.
Eran pasadas las 23hs, mientras seguíamos la charla por WhatsApp ya cada une en su casa, cuando llegó el mensaje que nos partió.
Se nos cayó todo. Otra vez la mierda patriarcal que nunca se olvida de recordarnos que la vida para nosotras es una ruleta rusa y que cada 28 horas, te puede tocar a vos, a mí, a tu amiga, a tu amor, a la compa de laburo, de cursada, a la piba que te gusta o la que se toma el bondi cada día a la misma hora que vos, a Valeria.
La rabia y el dolor nos llevaron a la calle inmediatamente al día siguiente sin tener certezas de lo ocurrido, pero sin ninguna duda que se trataba de un femicidio, mientras tanto se daban discusiones sobre el respeto y los deseos de la familia. Y no es que no nos haya importado, decidimos pese a eso salir a las calles, porque sabíamos que Vale lo hubiera hecho. Porque se hace carne el dolor y el “Si tocan a una nos tocan a Todas”. Porque nos necesitábamos, ahí juntas en la calle, encontrándonos para sobrevivir una vez más al horror y el dolor.
Cordi espero que terminara la charla, que Vale se subiera la bici, y de la espalda ahí le disparó, con el arma que él mismo fabricó para la ocasión. Y salió corriendo, haciéndole honor a la cobardía machista que narra de pie a cabeza a los femicidas como él.
Una catedral inundada de gente, infectada de policías que solo ven pobres para verduguear, no voltearon la mirada, no escucharon el disparo, no vieron a Valeria desplomarse en el suelo.
Una niña que paseaba con su familia, paso al lado y vió la sangre. Recién ahí alguien llamo pidiendo auxilio para una mujer que aparentemente se habría accidentado en bicicleta .
A pesar de los esfuerzos médicos, Valeria murió a penas minutos despues de ingresar al hospital.
Mientras tanto, Cordi corría.
Tras tres días de intensa búsqueda y distintas versiones lo encontraron el 1 de febrero en la zona del Valle del Challhuaco, deshidratado y semidesnudo. Lo trasladaron al hospital y allí descubrieron que tenía un disparo en la cabeza, aparentemente, efectuado con el arma que mató a Valeria. Tenía lesiones, producto del disparo con el que intentó quitarse la vida.
Recién en marzo Cordi estuvo en “condiciones” de ser trasladado a Tribunales para recibir los cargos en su contra. Llegó el 7 de marzo al edificio del Poder Judicial, la audiencia fue a puertas cerradas.
Cordi fue trasladado inmediatamente al penal de Ezeiza donde contaban con las instalaciones adecuadas para que permanezca detenido debido a su delicado estado de salud. Allí aguardaría hasta el 28 de mayo, cuando se inició el juicio en su contra por homicidio agravado por el vínculo y mediando violencia de género.
El hombre fue asistido por un abogado particular, Marcelo Ganuza, el mismo abogado que defendió al comisario Colombil asesino de Diego Bonefoi.
Como si el asesinato de Vale no fuera suficiente, durante todo el juicio amigas y familia tuvieron que tragarse en silencio los repulsivos discursos que el defensor enunciaba:
“¿No le vamos a dar nunca la posibilidad de reinsertarse?”
“Si Dios lo puede perdonar, ¿por qué los hombres no van a poder? Se arrepintió y lo quiso reparar intentando quitarse la vida”.
“Él actuó enceguecido por los celos y por la marihuana, no sabía lo que hacía”.
“La mató, si, pero ¿por qué motivo?”
“Hay que ver su estado psicológico. Porque una cosa es un criminal que mata por placer y otra un crimen por celos. Acá podríamos hablar de violencia de género solo en el momento que él la agrede con un arma”.
“La mató por amor”.
¿Hasta cuando señores jueces se van a seguir permitiendo estos discursos como válidos en defensa, que no hacen más que legitimar y sostener los femicidios?
La pericias concluyeron que el femicida sabia perfectamente lo que hacia, puesto que se dispuso a la fabricación del arma para la ejecución de un plan previamente diseñado.
En un tramo de la sentencia, los jueces advirtieron que “… hay una situación clara de violencia hacia una mujer llevada al extremo, a punto tal, que en una situación crítica para el sujeto afectado decidió quitar la vida a una mujer por pretender ejercer su autonomía de determinación emocional como tal. Bien refirió la señora psiquiatra forense, Verónica Martínez, en referencia a los cuestionamientos de la defensa y la motivación del homicidio. La escasa tolerancia a la frustración de Cordi, su impulsividad, como características de su personalidad, determinaron su acción violenta. Hubo un armado y un encuentro, luego de la aparición de un tercero, lo que fue tomado como amenaza de pérdida, una lesión a su narcisismo. Entre la noción de la amenaza y el acto se volvió en su omnipotencia paranoide el ejecutor de un acto extremo”.
¿Cómo se escribe la muerte cuando te atraviesa las entrañas, ocupando tu cuerpo, tus sueños y el futuro entero al tiempo que vos, seguís respirando?
¿Cómo hablar de nuestras muertas, de sus risas ausentes que gritan con tanta fuerza, presente?
De sus nombres que traen identidad en cada letra, para que el frío y oscuro olvido no las devore, para que las nombremos en lugar de enumerarlas.
¿Cómo le pedís a tu amiga que corrija la redacción de un texto que habla de la muerte de su amiga?
Por Vale comenzamos un proceso judicial que duro algunos meses y culminó el 3 de junio de 2019 con un fallo histórico:
cadena perpetua para su femicida.
De amigas heredadas también hablan los femicidios, que nos duelen y nos marcan para siempre, de vacíos que no se llenan y que aún así nos inundan de contenidos y sentidos y de fuerza el andar.
Con la muerte, para la que nunca estamos listas, aprendemos a resignificar la vida y la presencia.
Vale nos fue encontrando en ese proceso, lleno de pena y ansiedad, de visitas por las noches, de puchos y pavas de mate atando cabos, haciendo llamadas, empujando a la justicia.
Vale nos fue encontrando en cada abrazo de ese proceso judicial. Nos fuimos conociendo entre miradas, pañuelitos y caramelos, agua, apretadas de mano y silencios que suplicaban fortalezas, que no se sabe bien de dónde, pero aparecían.
Mucha fuerza, hubo que tener mucha fuerza, coraje e integridad para tener frente a frente al femicida y ni siquiera putearlo, porque estaba latente la amenaza de desalojar la sala.
El vacío no se llena, pero cuando escuchamos cadena perpetua, un poco, todas sentimos calma. La calma de saber que habíamos hecho todo lo que estaba a nuestro alcance y lo habíamos logrado, la calma de asegurarnos que no caminaría impune por la vida, la calma que dejo el mensaje de que matarnos ya no será gratis.
Y ese abrazo eterno, impregnado que nos junto para siempre y hoy es certeza de que ya no estamos solas, nunca más.
HOY QUE SE CUMPLES DOS AÑOS DE TU ASESINATO, QUISIERAMOS SABER, ¿DONDE ESTÁ MARIANO CORDI, SI ES QUE VERDADERAMENTE ESTA PAGANDO SU CONDENA EN UNA CELDA COMÚN, O ES QUE AUN LO RESGUARDAN?
Vale andaba siempre en bici, circulaba mucho por ruta cuarenta y solía pasar por el ingreso a circunvalación donde se encuentra el altar a Micaela Bravo, lo hacía sola, a sus amigas les daba siempre algo de incomodidad, por no llamar miedo. Vale decía que ella no tenia miedo, que sabia que Micaela la cuidaba, que era su compañera de ruta decía y pasaba a saludarla siempre que podía.
Vale era feliz, su sonrisa en cada foto lo refleja, amaba la vida, la disfrutaba y se indignaba y accionaba frente a las injusticias.
Allá por noviembre nos encontramos a pintarte Vale, hicimos un rito al duelo con la memoria feminista como impronta y bandera de vida digna. En el patio de la universidad del Comahue, donde estudiabas enfermería, porque predicabas con el ejemplo tu deseo de ayudar, porque estabas siempre poniendo tu voluntad al servicio del resto. Y vinieron todas tus amigas, y otra vez entre pucho y mate te hiciste presente, con recuerdos desbordados de amor, te nombraban y reían y se perdían en silencio, en esas historias que te reviven en cada una de ellas.
Vale remolino. Vale inquieta, amable, solidaria. Vale amiga. Vale andante, corriendo, pedaleando siempre hacia adelante.
Vale remolino. Vale Fuerza. Vale al pie del cañón, firme. Vale la futbolera, gallina cantando como en la cancha, soñando ser árbitro. Vale la gringa, la rubia. Vale nunca callada. Vale siempre riendo a carcajadas. Vale no pasando nunca desapercibida. Vale contagiando alegría. Vale impulso y coraje. Vale madre guerrera, hija amorosa. Cabrona y decida. Vale justicia y valentia. Vale leona. Vale apuntando como una flecha su lengua poderosa incomodando y cuestionado. Vale compañera, deportista. Vale que no te vas de los pasillos de la universidad donde se cursa enfermería.
Vale remolino, hoy traemos tu sonrisa, con tu ambo rosa y flores rosas de cerezos, ese color que tanto te gustaba y tan bien te quedaba.
Por vos, toda una vida de lucha.
Por todas las pibas, revolución feminista.
La obra de arte es de nuestra compañera Rocio Topetti y es el 5to mural que pintamos de este proyecto que se llama “Nos queremos vivas” una serie de retratos de nuestras muertas a modo de memoria feminista, digna y rebelde.
Texto: Cecilia Andrade
Fotos: Daniela Liska
Cooperativa de Comunicación Popular Al Margen