En una especie de sentido homenaje, de ofrenda visual hacia quien fuera considerado un delicado arquitecto de la poesía y la canción, Pablo Bernasconi se dio a la tarea de ilustrar textos y poemas de Leonard Cohen. El volumen de tres libros publicado recientemente nos acerca de manera sutil y, a la vez contundente, a la obra de un artista que guarda la vigencia de todos los tiempos.
“Por ejemplo la palabra mariposa. Para usar esta palabra no hace falta aligerar la voz, ni dotarla de pequeñas alas empolvadas, ni inventar un día soleado o un campo de narcisos, ni estar enamorado, ni estar enamorado de las mariposas. La palabra “mariposa” no es una mariposa de verdad. Está la palabra y está la mariposa. La gente tendrá todo el derecho a reírse de ti si confundes estos dos conceptos. No le des tanta importancia a la palabra. ¿Qué quieres transmitir, que amas a las mariposas con más perfección que nadie o que entiendes realmente su naturaleza? La palabra “mariposa” no es más que un dato. No te da pie a revolotear, elevarte, proteger las flores, simbolizar la belleza y la fragilidad o interpretar de alguna forma a una mariposa. No representes las palabras. No representes nunca las palabras. No intentes nunca despegar del suelo cuando hables de volar, ni gires la cabeza y cierres los ojos cuando hables de la muerte”.
El párrafo son apenas las primeras líneas de Como decir poesía, de Leonard Cohen, un texto que resuena como un mantra en el espacio de la creación, y que Pablo Bernasconi elige entre la vasta obra del poeta y novelista canadiense –por nombrarlo en su primera vocación- para, de algún modo, homenajear y, porqué no, tender un puente que nos acerca a la obra del legendario artista. El volumen de tres libros lo integran otros dos poemas seleccionados cuidadosamente por el ilustrador: Himno y Todos Saben.
-¿Cómo fue el proceso que dio forma a estos tres libros?
-Fue un proceso largo. En general, los proyectos de largo aliento, como es este conjunto de libros, requieren de mucha observación previa, de mucha maceración. En este caso, lo que sucede conmigo y Leonard Cohen es que es una persona que admiro y a la que le tengo mucho respeto como artista. Por eso mismo, cuando tomo un proyecto así trato de ser muy cauteloso y medido. Hacer lo mejor que pueda, aunque soy muy autocritico y todo se vuelve escarpado: uno tiene más idas y vueltas que con otros proyectos.
El trayecto empezó hace unos tres años, y no solo debió atravesar lo referido a la obra en sí, sino también cuestiones de otro orden como fue adquirir los derechos de esos textos. “Mi editorial -Edhasa- se puso en campaña y finalmente los conseguimos a través de la familia de Leonard Cohen y su representante”. Comenzaba así la tarea de expandir los textos a un libro objeto, “una ofrenda visual para su obra”.
-Elegir los textos tampoco debe haber sido tarea fácil
-La poesía de Leonard Cohen es vastísima, son 60 ó 65 años de escritura y maduración de una obra formidable. No era fácil la selección. Lo que hice fue intentar generar un contrapunto, inicialmente entre dos poesías: había una que siempre me llamó la atención en cuanto a lo promisoria que era: una visión del presente y del futuro.
Bernasconi se refiere a Everybody knows (Todos Saben). “Esa quería que esté, porque me parece un símbolo de este tiempo, del que viene, del que estuvo, y de ciertas cosas que no cambian. Es una poesía profundamente pesimista que habla desde el lugar, no de la resignación, pero del entender qué es lo que hay por debajo de las cosas que vemos, y que esas cosas son bastante hirientes. Me parece que es un texto de protesta, una denuncia, y la sentí como una poesía que en este momento era urgente”.
Con esa primera certeza venía la necesidad de un contrapunto, de un texto que se pusiera en frente. Otra mirada del mundo. “Himno cuenta el mundo desde un lugar más optimista. En todas las cosas hay una grieta, es por ahí que entra la luz, dice justamente una cita bastante conocida. Entonces, podríamos decir que si hay un lugar oscuro es ese Everybody, y donde hay cierta esperanza de cambiar las cosas, aún, hoy, es Himno”.
Finalmente, aparece un tercer texto que no tiene que ver con estos dos poemas, sino con un uno de esos pasajes cabecera que, en este caso, Bernasconi confiesa que relee hace 20 años cada vez que va a empezar un proyecto: “Yo leo Como decir poesía antes de empezar cualquier cosa, es como mi tabla de mandamientos, y lo hago porque me parece tan lúcido, tan explícito y hermoso, cómo cuenta desde el lugar del poeta, del hacedor, de un arista, cómo encarar un proyecto, cómo hablar desde la humildad, desde la sobriedad, que me pareció muy lindo para regalar también: que mucha más gente se enterase que ese texto existía y que se enterase con el aditivo de las imágenes, de las ilustraciones realizadas para eso. Me costó elegir, porque hay muchos otros que me encantan. También estaba el tema de las traducciones, un punto que había que cuidar, y estos textos sobrevivían bien el paso del inglés al español que, sobre todo en poesía, es complicado. Había que ser muy cauteloso”.
Los libros, que ya se encuentran disponibles, se pueden adquirir por separado, o de manera conjunta en una caja que además trae una lámina y un texto escrito por el propio Bernasconi en referencia a su sentir por Leonard Cohen.
-De alguna manera la ilustración también tiene eso de la poesía, que no se puede explicar. Evoca diferentes imágenes en cada trazo.
-Sí, ahí ya pongo mi oficio arriba de la mesa, que es también trabajar en los textos, generando un relato paralelo, tratando de exponenciarlos y no de apagarlos, de generar una mirada poética que cuente un mundo en paralelo pero que a la vez lo acompañe, que es lo que me gusta hacer. Pero también es lo más difícil, porque uno inmediatamente puede caer en cosas que son redundantes o en describir la cita y sería una lástima, porque empieza a perder sentido que haya una ilustración al lado de semejantes textos. Entonces, fue conducir mis imágenes de forma que contasen lo que yo interpretaba, que es a la vez algo muy personal, desde mi lugar, desde lo que yo siempre vi de esos textos. Mucho más en Como decir poesía, que me sé de memoria, que lo tengo en la piel y con el cual además concuerdo: me parece de una precisión con el sentir del artista que el que ha trabajado, el que ha intentado escribir, dibujar, componer, pasó por eso, y luchó contra eso. Es muy valioso y me ha servido muchísimo.
El eco de una voz que sigue vigente
Cantante, poeta, novelista y compositor canadiense, Leonard Cohen empezó su carrera artística en 1956 justamente con un libro de poemas: Comparemos mitologías. Desde entonces publicó otras doce obras, incluidas dos novelas muy celebradas (El juego favorito y Los hermosos vencidos) y nueve poemarios, además de La llama, un volumen póstumo de verso y prosa. También se ganó el reconocimiento mundial como cantante y compositor icónico y editó diecisiete álbumes, tres de ellos en los últimos años de su vida, en la cima de su carrera y popularidad.
Los trazos sintéticos de la biografía de Cohen no alcanzan ni mucho menos a contar al artista, un ser complejo que parece haber vivido muchas vidas en una, pero dan una idea del amplio mundo a explorar del otro lado del puente. “Es el tipo de artistas que mas me llegan, que son integrales, que han explorado y atravesado diferentes posturas y disciplinas durante sus vidas. Primero fue poeta y mucho después cantante, ese showman que terminó siendo en la última parte de su vida. Pero además fue una persona con mucho interés espiritual, recorrido filosófico, militante de causas nobles, es el tipo de artista que más sigo. Por eso fue un gusto enorme, un proyecto inmenso al que no sé cómo le va a ir, pero para mí ya es un alivio que exista, una tarea con la que estoy particularmente orgulloso porque me parecía que merecía existir y ahí está”.
–Muchas veces hay cierta idea sobre la poesía, como si fuera solo para algunos entendidos. Este tipo de proyectos, pensás que también pueden tender puentes y quitar cierto resquemor.
-La poesía para mi es tan personal como lectores y poetas hay. Así como yo adoro a Leonard Cohen, hay gente que prefiere otro tipo de poesía. O textos en prosa. A mí me costó entrar en la poesía, entré cuando ya había leído mucho, recién ahí empecé a animarme y últimamente es casi lo único que leo. Pero entiendo que es una entrada que a veces necesita encontrar una puerta. Y eso en general es un poeta que se engancha con otro y otro. En esa búsqueda uno encuentra poetas que no te tocan, y no quiere decir que uno no pueda leer poesía. A mí hay textos que no me llegan para nada y son geniales. Hay que entender que a veces la poesía es bastante más criptica, pero cuando encontrás la voz, que te habla, es irremplazable. Te mueve y te conmueve todo. Inmediatamente eso abre otras puertas, la curiosidad del lector empieza con eso, algo que te conmueve.
-¿Cómo fue la exploración de la parte más técnica?
-En eso que decía de involucrarme con este proyecto y cierta búsqueda, la técnica que usé fue muy diferente a lo que suelo hacer, en cuanto a la forma de acercarme a los personajes, a la forma humana. Hubo mucho tiempo de exploración, de sentirme cómodo en cómo iba a generar estas personas. La forma humana que elegí representar son todos cuerpos gigantes con cabezas muy pequeñas y pies muy pequeños, hay algo ahí que tiene que ver con la poesía también, de quitar un poco de cerebro a las cosas, cosa que a mí me cuesta muchísimo, dejar que entre por otro lado. Hay como una desproporción que se relaciona con los elementos, elección inicial que fui explorando y me llevo bastante tiempo. Después hay una construcción gradual, empecé a elegir esta transformación. Por ejemplo en Todo saben las ilustraciones van en pareja, hay una primera ilustración y una evolución de esa misma ilustración.
“Todos saben que el barco se hunde, todos saben que le capitán nos mintió”, dice una de las líneas. “Entonces hablo de lo que está velado, de lo que está escondido, de lo que está bajo la alfombra. Y luego levanto la alfombra. En todos los casos hay una doble entrada de las ilustraciones. Porque una cosa es denunciar y otra cosa es entender -y eso me parecía tan lindo de este poema- que todos lo saben. Como dice Leonard Cohen: no hace falta ni que lo digamos, porque todos lo saben. Y eso es lo más incisivo que tiene este poema”.
-¿Cómo sigue ahora el proyecto?
-Ahora que los libros ya están circulando una próxima etapa, además de llevarlo a otros países, es la exposición de las obras que componen las ilustraciones. Los libros tienen un límite visual, que es el formato, el tamaño: estas obras van a tener un metro por 60 y constituyen un cambio rotundo con respecto a lo que uno ve, a la impresión que uno se lleva. Estoy contento porque este proyecto es algo que me debía. Este año fue claramente introspectivo, uno estuvo obligado a estar adentro y sumergirme en esto me regaló este proyecto.
Por Violeta Moraga
Cooperativa de comunicación Al Margen