Pablo Picasso pintó el Guernica en 1937. Su obra cumbre hace referencia a los bombardeos a la ciudad homónima del país vasco durante la Guerra Civil española. En esos bombardeos la fuerza área del Tercer Reich anticipaba los horrores por venir y el ascenso y consolidación del fascismo en Europa.
A miles de kilómetros de distancia y a mas de 80 años de esos crímenes de lesa humanidad que nos legó el franquismo, un barrio pobre del conurbano profundo, del sur de la provincia de Bs As dio nombre a un conjunto de situaciones que terminaron de la peor manera: represión, topadoras arrasando casillas, familias desesperadas y llamas quemando sueños de tierra, techo y trabajo.
Hoy Guernica se tiñe de significados similares a los de la obra de Picasso. Cuatro mil policías al mando del inefable Berni entraron durante la madrugada a cumplir la orden de desalojo que pesaba sobre la toma mas grande de la Argentina.
Es cierto que se hicieron miles de acciones para destrabar el conflicto. Pero no alcanza ni nos conforma. Nunca la represión es el camino para resolver la falta de un derecho elemental como es la vivienda. Donde hay una injusticia nace un derecho, dice la máxima peronista. Nunca al revés.
Es imposible desarrollar un proyecto de vida digno bajo este sol sin tener garantizado el techo. Después vendrá el trabajo. Argentina es un país extenso y abundante en tierras y recursos. No poder solucionar la problemática habitacional no es mas que voluntad política y ejecutar políticas públicas con los recursos del Estado. O someter todo a la lógica del libre mercado y el negocio inmobiliario. La cartelización de la obra pública habitacional es la etapa superior de dicha lógica.
Los Movimientos Sociales podemos resolver ambas. Somos parte de la solución, no del problema. No importa si estamos mas allá, o mas acá de la vara de lo políticamente correcto o de afinidad con el gobierno del Frente de Todxs.
Con esta represión es posible que miles de personas en todo el país consideren que Axel y Alberto comenzaron a romper su contrato electoral. La represión no se negocia.
Se cruzó un límite jodido. Cristina en estos días habló de las formas y del fondo. Acá fallaron ambas. El fondo es la tardanza en empezar a resolver la problemática habitacional o al menos hacer un gesto claro que vaya en ese sentido. Rápido y sencillo.
Las formas son Berni, las topadoras y cuatro mil policías para llevar adelante el desalojo. ¿Que importa si un sector está radicalizado o responde a organizaciones que no son afines al gobierno? De eso se trata la política, cualquiera lo sabe.
Hoy Guernica fue el Guernika de Picasso. Y trajo esos retazos de niños en brazos de madres desesperadas y otras imágenes que se le comparan. Esto no es lo que esperamos ni deseamos de un gobierno popular al que le pusimos el cuerpo para que esté donde está. Guernica y Berni son el limite y no depende de nosotros saber de qué lado de la raya queremos estar.
Por Alejandro Palmas
Equipo de Comunicación Popular Colectivo al Margen