En la última semana Bariloche despertó inmersa en una densa nube de humo resultante de los incendios de la basura que se arroja de a toneladas diariamente en el Vertedero Municipal. Desde Al Margen fuimos a consultar a profesionales que trabajan con el Vertedero para encontrar respuestas y horizontes al problema de nuestra propia basura. Trajimos este informe sin desperdicios.
Primer informe: Caballeros de la quema
El día que el humo dejó el cielo color plomizo una web de noticias local hizo un esfuerzo enorme para que dejemos de creer en nuestros sentidos: en el picor de nuestra garganta, en el olor a plástico quemado que nos irritaba la nariz y los ojos, afirmando que el humo no era tóxico.
Se naturaliza la quema porque se hizo siempre, pero es la oportunidad de concientizar sobre la gravedad del asunto, en cuanto al daño a la salud y al medioambiente
“El Vertedero no se va a trasladar, si alguna vez se traslada, el vertedero de Bariloche va a seguir estando acá. Todo ese hueco lleno de basura, ya está acá y existe acá. No hay forma de trasladarlo y hay que trabajar con eso que está acá. Todos estos incendios son para quemar la basura porque no se sabe qué hacer con ella y estamos en momentos en que va a empezarse a incendiarse más”, dice Sebastián Rodas, antropólogo de la Universidad de Rio Negro que hace poco acaba de presentar una tesis en la que aborda el trabajo de la Asociación de Recicladores de Bariloche (ARB). “Cuando se construyó el vertedero la cantidad de personas en la ciudad no era tanta. Eran unos 30 mil habitantes y hoy por hoy estamos pasando los 120 mil habitantes. El vertedero de aquella época quedó chico. Además, la planta de reciclaje que se creó en 2015 lamentablemente no funcionó. No hubo un claro desempeño por falta de apoyo político y la ARB se encontró con el problema que no puede recuperar la misma cantidad de material que antes recuperaban”, afirma Rodas. Sucede que la planta cambió la forma de trabajo, pero en la práctica se redujo la juntada de materiales ya que desde el municipio no se hace una recolección diferenciada. Por eso ahora siguen metiéndose en el manto, donde los camiones tiran todo junto.
El humo con el que amanecimos el pasado miércoles 14 de octubre debería generarnos preocupación, hacernos notar esa alarma que vemos, escuchamos, sentimos hace años y sobre la cual se van acumulando promesas como camionadas de basura. El año pasado el vertedero fue noticia por figurar en el ranking de los 50 basureros más contaminantes del mundo, según la International Solid Waste Association. No cambiaron las condiciones entre un año y otro, si es que no empeoraron. Es necesario que como sociedad abordemos el tema con responsabilidad. Desde los ciudadanos, pensando en la basura que genera nuestro consumo y separando el inevitable residuo, para ayudar a los recicladores urbanos, pero también desde las empresas y el Estado, ya que no alcanza con declamaciones de campaña y estamos alimentando una bomba que ya nos explota en la cara.
Esenciales: La tarea de la ARB
“Hay que rescatar el trabajo de la ARB. Si ellos no estuvieran habría mucho material que no se recuperaría, se enterraría, así que su trabajo siempre es fundamental”, valora Sebastián Rodas. Las mujeres son mayoría en la asociación, muchas cabezas de familia, que desde su rol amenguan la bomba de contaminación que le dejamos enterrada a nuestros nietos. Reciclan y demuestran que se puede generar empleo a partir del trabajo con la basura. Rodas aporta datos: “en la ARB hoy son 58 familias y hay muchas otras personas que entran, que los duplican. La ARB para trabajar tiene que esperar en la planta y entran otras personas al vertedero, que no es de la ARB y se llevan los materiales”.
Son unas 100 personas más las que van a buscar qué comer o qué vender al vertedero. La mayoría son jóvenes de entre 17 y 30 años que van con sus hijos. También personas de la tercera edad. Muchas empezaron a ir con la crisis de empleo desatada por la receta neoliberal que aplicó el macrismo. Otras fueron siempre. Otras habían dejado de ir porque habían podido insertarse en mejores opciones de trabajo y a partir de la crisis económica volvieron a tener que revisar entre la basura para darle de comer a sus hijos. Hoy, la pandemia y el parate económico, no les están brindando mejores opciones que buscar su subsistencia en el Vertedero Municipal.
200 toneladas diarias de basura
En todo el mundo con la basura, lo primero que se hace es tratar de no generarla y en segunda instancia, con lo que no se puede evitar generar, es tratar de aprovecharla porque hay un montón de recurso disponible en esa basura que hoy se está enterrando, como forma de ocultarla y en el peor de los casos se quema” nos dice el diseñador industrial Germán Martínez, especialista forestal que trabaja con el grupo de Ecoforestales, quienes intentan impulsar el uso de los residuos forestales para calefacción y la generación de energía a nivel local. Ven en los residuos la posibilidad de generar proyectos de desarrollo local, que hagan al bienestar y al empleo.
“En el vertedero entran 200 toneladas diarias de basura y eso no incluye los residuos forestales que andan en los 4000 m3 por mes. Una cantidad desbordante, si tu actitud es solamente disponerlo ahí, enterrarlo o quemarlo”, dice Germán Martínez, pero nos muestra una opción: “Es una gran oportunidad, pensá que los chicos de Ecoforestales son 6, pero tranquilamente podrían ser 20”. El grupo de Ecoforestales, es una prueba piloto productivo para la generación de leña a partir del aprovechamiento del residuo forestal urbano y que, piensan, se debería replicar en otras partes de la ciudad. Este año pudieron vender 600 m3 de leña para el plan calor, y esperan el año que viene duplicar la cantidad. “Para poder lograr articular una escala de emprendimiento de ese tamaño es necesario una demanda sostenida en el tiempo, que incluya al plan calor, pero también la demanda privada”, dice el ingeniero.
Martínez continúa, “El vertedero es un problema de todos en el que todos tenemos que ser parte de la solución. Al contrario de moverlo, es un lugar para aprovechar, porque puede dar trabajo como es el caso del grupo de Ecoforestales. Hoy, algo que se prendía fuego hace 40 años, sino 100, se transforma en trabajo para 6 personas. Eso no hace más que demostrar que estamos quemando oportunidades. No es fácil, pero tampoco estamos inventando nada” y por último agrega, “Tenemos la oportunidad de usar la biomasa como un recurso que pueda generar un montón de desarrollo local, un montón de bienestar y de igualdad social, porque mucha gente relaciona vivir a leña con ser pobre y eso no tiene que ser así. Lo único que hace eso es dejar a la gente esperando al famoso gas natural que va a salvarnos de todo, cuando uno puede tener una excelente calidad de vida haciendo un buen uso de la biomasa. Además, eso genera trabajo local y tenemos el recurso al lado”
Mañana, segundo informe de está investigación
Por Ramiro Sáenz
Fotos: Euge Neme
Equipo de Comunicación Popular Colectivo al Margen