María del Carmen Verdú, abogada y referente de la Coordinadora contra la Represión Policial e Institucional dialogó con Al Margen en torno al debate sobre la sindicalización de las fuerzas de seguridad.
– ¿Cuál es la posición de CORREPI al respecto?
-Es muy sencillo, a las palabras no hay que dejar que nos las roben y tergiversen, que les cambien el significado. Un sindicato, una organización gremial, es una herramienta propia de la organización de los trabajadores y las trabajadoras. Entonces, lo primero que tenemos que poder determinar para poder decir si nos parece bien o mal el derecho que reclaman las fuerzas de seguridad de sindicalizarse, es si corresponde por tratarse de personas que forman parte de la clase trabajadora. Pertenencia que, si bien no requiere la conciencia individual de la necesidad de organizarse hacia la transformación social, si requiere, como piso básico, que se trate de personas que potencialmente podrían acceder a ese estadio a partir de que por el rol que cumplen en su actividad no sean por definición enemigos de la clase trabajadora.
Yo nunca escuché que nadie pregunte si estaría bueno que se sindicalicen los empresarios, dueños de bancos o los diputados que representan a la burguesía. Sin embargo, periódicamente viene este planteo en relación a miembros de las fuerzas de seguridad. Ahí desde CORREPI somos sumamente claros y decimos que uno no es trabajador o trabajadora por la simple descripción fáctica de que hacés determinado tipo de tarea, te pagan un sueldo, tenés obra social y el día de mañana una jubilación. Es fundamental tener en cuenta cual es la función que cumple esa persona en el marco de la estructura social. Allí lo que vemos es que sencillamente, como lo cantan las bandas de cumbia y 2 Minutos, cuando vos -hayas nacido donde hayas nacido- tomás la decisión de incorporarte a las filas de quienes tienen como función la represión del pueblo trabajador, el control social y el disciplinamiento, ya no sos igual. Te convertís en un vigilante y a partir de ahí hay un abismo con quien hasta ayer era tu vecino o el pibe con el que te juntabas en la esquina del barrio.
Insisto, no hace falta recurrir a las citas de los clásicos, a contar que Trotsky hacía la comparación con el rol del capataz que tenía la camiseta del patrón puesto… Basta con observar lo que pasa en la práctica, lo que nos dicen las pibas y los pibes del mismo barrio. Ese es un primer punto, el segundo punto tiene que ver con lo que plantean este tipo de organizaciones que se autodenominan sindicatos policiales que es la defensa irrestricta de la fuerza.
Trayendo los últimos sucesos frente a la Quinta de Olivos, siempre están presentes los reclamos de impunidad. La bandera más grande que había esa noche decía “Libertad ya a los policías presos de la Comisaría de Tablada” ¿Quiénes son esos policías? ¿Héroes de la lucha por la reivindicación salarial de los policías? No, son ocho violadores que están presos porque se comprobó, gracias al coraje de 28 mujeres detenidas que se animaron a hablar, que desde noviembre de 2019 en adelante, durante muchos meses, fueron sistemáticamente violadas y sometidas a todo tipo de vejámenes con situaciones de abuso sexual.
– ¿Qué evaluación hacen ustedes de la respuesta del gobierno nacional, de un inmediato aumento de sueldo y partidas?
-Vos fíjate que acá no resolvió el problema la provincia ni el Ministro de Seguridad. Quien tuvo que salir a dar una respuesta y a pedir que bajen las armas con la Quinta de Olivos rodeada de efectivos fue el presidente de la Nación. Recién después que el presidente anunció lo del aporte económico desde la coparticipación, a partir de recortarle fondos a la Ciudad de Buenos Aires para pasarlos a la provincia, al día siguiente entonces pudo Kicillof anunciar aumentos de entre el 40 y el 60% de salarios que ya son de privilegio comparados con los sueldos de otros trabajadores. Por ejemplo, a los trabajadores estatales esta semana le cerraron el 7% de aumento. El salario policial no se compone solamente del básico, sobre eso está el enorme importe correspondiente a la sobrecarga horario y las tareas adicionales. El punto es que sabemos perfectamente que lo que reciben por recibo es, en la mayoría de los casos, el menor de los ingresos que tienen los miembros de las fuerzas de seguridad que hacen su plata con otro tipo de recursos.
-Cuando hablamos del tema de la seguridad, discutimos desde veredas opuestas ¿Cómo lo abordamos entonces?
-En primer lugar, es necesario definirlo. Claramente no es lo mismo la seguridad para unos que para otros y otras ¿Cuál es la seguridad de las 2500 personas que están en este momento en Guernica esperando que se resuelva su situación de vivienda? ¿En qué consiste la seguridad de los pibes y pibas que laburan en las esquinas? ¿Cuál es la seguridad de quienes caminamos por la calle sin saber si nos toca llegar o no? Si el destino va a ser la detención arbitraria, la tortura o la muerte en una Comisaría.
Nosotros siempre decimos y es una de nuestras consignas “Inseguridad es la policía en la calle”. Estamos hablando, en el caso de la provincia de Buenos Aires que tiene 16 millones y medio de personas, de una fuerza policial que se compone actualmente de 93.500 personas. Con el plan de fortalecimiento de seguridad que anunció el presidente Fernández una semana antes de estos amotinamientos policiales, se incorporarían 10 mil más.
Naciones Unidas dice que lo óptimo para garantizar la seguridad de las personas son 300 policías cada 100 mil habitantes. Estados Unidos tiene 278 cada 100mil, los países de la Unión Europea no superan en ningún caso los 250… En la Argentina el promedio general está muy cerca de los 600, el doble de lo que dice Naciones Unidas. En la Ciudad de Buenos Aires llega casi al triple. A eso le tenemos que agregar los gendarmes, los prefectos y las fuerzas federales de otro tipo.
La Ciudad de Buenos Aires es el distrito más militarizado del mundo, Argentina dentro de América Latina es el país con más cantidad de policía por habitante. Entonces, teóricamente tendríamos que ser uno de los países más seguros del universo ¿Qué son la seguridad y la inseguridad entonces? ¿En qué términos saltó a la tapa de los diarios la cuestión de las tomas de tierras? Bajo el título inseguridad. La ministra Sabina Frederic dijo que una toma de tierras es una cuestión de política social, no de políticas de seguridad, lo tiene que resolver el Ministerio de Desarrollo Social… y se la comieron cruda.
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Por Fabián Agosta, Mariela Martínez y Julia Biagioli
Equipo de Comunicación Popular Colectivo Al Margen