Hoy a la mañana se murió Toti en el hospital. Pocos días atrás le habíamos festejado los 24 años. Se murió por el deterioro producido por el consumo de alcohol. Se murió porque no logramos convencerlo a tiempo de internarse en una comunidad terapéutica.
Se murió porque los que estábamos tratando de hacerlo y fallamos, somos la familia y una ONG de barrio sin presupuesto.
Se murió porque se vació la SEDRONAR en 2016 por decisión de Mauricio Macri Roberto, Moro Florencia Tufró, y el sociólogo Ariel Fernández.
Se murió porque el sistema educativo no está preparado para pibes como él, y no hace mucho esfuerzo en estarlo.
Se murió porque hay muchos dispositivos del Estado que no trabajan.
Se murió porque en esos dispositivos del Estado hay mucha gente ocupando cargos y cobrando sueldos, que no trabaja.
Se murió porque la mayoría de los que trabajan con pibes con adicciones creen que es más importante dar capacitaciones, Power Point, charlas sobre métodos que nunca lograron, webinarios, zoom, articulaciónes interinstitucionales, hablar de redes comunitarias, reunirse, hablar, decidir que no se puede, todo eso es más importante que compartir horas con los pibes.
Se murió porque el alcohol se promociona libremente en los medios y en las redes como la forma de disfrute de la vida y los menores ven esas promociones y lo creen.
Se murió porque los mayores que estuvieron cerca de él también creyeron esas promociones y lo invitaban a tomar.
Se murió porque cuando los que lo consumen logran darse cuenta que la vida no se arregla con alcohol, se conforman con la evasión momentánea de los dolores que el alcohol les da, aunque eso vaya destruyendo.
Se murió porque los pibes de los barrios populares no son prioridad para las personas en posiciones de poder, a veces un cantero tiene más presupuesto.
Se murió porque las personas de ámbitos privados con poder elijen pensarlos como enemigos antes que como pibes vulnerados.
Se murió por todos los que repiten “uno menos”, “hay que matarlos a todos”, “metan bala”, “los ni-ni”.
Se murió porque vivía en un barrio sin recursos, en una ciudad en la que conviven hoteles 5 estrellas de U$S 2000 la noche con fábricas de satélites, con gente con letrinas.
Se murió porque siempre parecía que él sentía que no debería haber nacido, y los que lo rodeamos no logramos convencerlo de lo contrario.
Perdón Toti.
Por Fundación San José Obrero
Redacción
Equipo de Comunicación Popular Colectivo al Margen