Hace algunos años que distintos sectores del Pueblo Mapuche Tehuelche vienen proponiendo a la sociedad más amplia una reflexión crítica sobre los procesos de medicina mapuche como un derecho del pueblo. Si bien el lawen puede ser definido como remedio –generalmente en base a plantas naturales del Wallmapu (Territorio Mapuche Tehuelche queno reconoce fronteras)– son muchas y diferentes las prácticas y los saberes que se entraman en torno a exigir un reconocimiento del lawen.
Entre marzo y junio de este año, el grupo GEMAS, del cual formo parte, realizó dos informes sobre la situación de las comunidades mapuche tehuelche patagónicas en contexto de aislamiento por el coronavirus. Ambos informes, realizados en colaboración con diferentes integrantes del Pueblo Mapuche Tehuelche, se pueden encontrar en nuestra página (ver: Primer Informe y Segundo Informe).
Mientras hacíamos el segundo informe, faltaban pocos días para la fecha de celebración del Wiñoy Tripantu (celebración del nuevo ciclo o de renovación del territorio), y la imposibilidad de llevar a cabo colectivamente esta ceremonia motivó un profundo debate en torno a la relación entre territorio, espiritualidad, salud y lawen. Desde distintos lugares geográficos ya se venía denunciando –al mismo tiempo que se iba identificando una demanda colectiva– la desvalorización de las prácticas medicinales mapuche en las políticas públicas orientadas a administrar el contexto de aislamiento.
En la escritura de este informe trabajamos con distintas comunidades y familias mapuche de las provincias de Chubut, Río Negro y Neuquén que, desde sus diferentes trayectorias de militancia y desde las experiencias diversas de sus respectivos territorios, fueron manifestando ciertos acuerdos comunes. Uno de los temas más acuciantes fue el de la desigualdad histórica y estructural entre los conocimientos de la medicina occidental y aquellos de los pueblos indígenas. Así también, surgió el tema de la relación entre el deterioro ambiental –producto de proyectos inmobiliarios, turísticos y extractivistas– y los escenarios de enfermedad (entendidos como desequilibrios en las convivencias con el territorio). Finalmente, la discusión en torno a la medicina mapuche en contexto de pandemia introdujo el tema del desconocimiento que los funcionarios que toman decisiones y diseñan políticas tienen acerca de la diversidad cultural y los derechos vigentes en torno a las prácticas medicinales.
Entre las dificultades se destacó la falta de adecuación territorial y sociocultural de las medidas del Covid-19 a la vida de las personas, y la ausencia de participación del Pueblo Mapuche Tehuelche en las decisiones gubernamentales. Con esto se refieren específicamente a la situación de las fronteras –municipales, provinciales y nacionales– que separan a las familias y comunidades que quedaron distribuidas en el Wallmapu. Problemática que adquiere un mayor relieve desde el punto de vista de las prácticas curativas, puesto que el cierre de esas fronteras impide que los pacientes mapuche tehuelche puedan continuar sus tratamientos con los y las machi con los que se estaban atendiendo o acceder al lawen que necesitan para curarse. En definitiva, estas demandas fueron explicitando el “profundo desconocimiento del Estado” en relación a uno de los temas que más convocan hoy a las personas mapuche tehuelche: el lawen y la práctica de la medicina ancestral.
Esto se debe a que el lawen y las prácticas relacionadas se enmarcan en el derecho de los pueblos indígenas a la salud –reconocido en diferentes tratados internacionales que Argentina ratificó–, en el derecho a un territorio para desarrollar las formas de vida mapuche de maneras autónomas y en el derecho de resguardar las vidas que se desarrollan en los diferentes entornos territoriales. Por ende, el lawen no solo ha ido mostrando su gran potencial político, sino también su fuerza articuladora entre las diversas iniciativas de comunidades y organizaciones.
Tanto los elementos de la naturaleza con los que se prepara el lawen –las plantas medicinales, el agua, las piedras, las raíces, el cabello de un kawell o la pluma del ñanco–, como las personas que tienen rol de machi o lawuentuchefe y las ceremonias que se levantan en función de sanar, son esenciales para tratar la salud del Pueblo Mapuche-Tehuelche. A su vez, se manifestó que las formas de convivir con las fuerzas del entorno, de la naturaleza o de los territorios resultan ser el principal camino para prevenir enfermedades en contextos de crisis y de pandemia como el que estamos viviendo.
El gobierno nacional argentino dispuso y decretó el día 19 de marzo del 2020, en el contexto de la pandemia (COVID-19), las siguientes medidas excepcionales: la prohibición de circular, el aislamiento social, preventivo y obligatorio, y el distanciamiento social. En este contexto, se escribieron prohibiciones, normativas, protocolos sanitarios y se configuraron los mapas de circulación (con sus respectivos puestos de control). Estas medidas son aceptadas, en términos generales, por la mayor parte de las comunidades, sin embargo, observan que la hegemonía del conocimiento científico en desmedro de sus propios conocimientos (catalogados como meras “creencias” sin fundamento) debería ser revisada. El Estado se antepone con sus regulaciones a un territorio que es habitado por la práctica y el uso de lamedicina ancestral mapuche.
Con el transcurso de los meses de aislamiento, estas discusiones se fueron profundizando y emergieron como una demanda específica: el reconocimiento de la medicina mapuche tehuelche como una de las actividades esenciales y la necesidad de crear un acuerdo en torno a qué abarca esta medicina.
Por un lado, revertir la concepción estatal en la cual los cuidados integrales y preventivos de la medicina mapuche tehuelche no son un tema “esencial”. Por otro lado, revertir las concepciones simplistas de la medicina indígena que, lejos de ser meras creencias, implica una lógica de relacionalidades muy profundas y complejas: La o el machi es un tema de territorio, el lawen es un tema de territorio, levantar una ceremonia en el territorio es un tema de salud. Esto nos lleva a recordar que hace unos años, el tema del lawen ya había empezado a escalar un diálogo entre las comunidades y el Estado.
Algún tiempo atrás …
La demanda al Estado de que se reconozcan las prácticas medicinales del Pueblo Mapuche Tehuelche, a las autoridades ancestrales que, de formas especializadas y diferentes, ejercen la medicina (machi, lawentuchefe y lonko) y la necesidad de acceder al lawen se hizo pública cuando, en el año 2017, militantes, comunidades, familias y organizaciones mapuche-tehuelche exigieron al SENASA (Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria) la realización de un protocolo –por resolución– para el libre traspaso del lawen por las fronteras interestatales entre Argentina y Chile (Santisteban, 2019).
Esta necesidad compartida por diferentes personas mapuche tehuelche se puso en evidencia cuando el inan lonko de la comunidad Cañio (Chubut) viajó a Gulumapu (actualmente Chile) para atenderse con una machi (autoridad espiritual del pueblo mapuche) porque se encontraba muy enfermo. Al regresar, funcionarios del SENASA secuestraron el lawen que la machi había preparado en cantidades suficientes para un tratamiento prolongado y lo destruyeron por completo.
Debido a esto se organizó un movimiento –espontáneo y transitorio– de comunidades, militantes, familias e integrantes del Pueblo Mapuche Tehuelche “en Defensa del Lawen”, donde se juntaron diferentes trayectorias, proyectos y experiencias -más o menos colectivas- que venían desde hace muchos años peleando por el reconocimiento del lawen y por el libretránsito de la medicina mapuche. Este movimiento fue el puntapié para elaborar un protocolo que permita el traslado de la medicina ancestral mapuche por todos los pasos fronterizos entre Chile y Argentina.
Sin embargo, este permiso siempre fue considerado por los integrantes en Defensa del Lawen como un “acuerdo transitorio” que debía ser ampliado y profundizado desde las perspectivas y filosofías mapuche.
Desde aquel entonces, el lawen es el tópico de una discusión política que no se limita al permiso o no del traspaso del lawen por las fronteras estatales, sino que abarca las concepciones hegemónicas del Estado en relación a qué es medicina, cómo deben ser entendidos los derechos a la salud de los pueblos indígenas, y qué es el territorio Wallmapu en el devenir de las personas mapuche tehuelche.
El lawen en contexto de pandemia
Tres años después de ese gran debate, el actual contexto de pandemia vuelve a poner en foco la necesidad de seguir profundizando el diálogo que se había iniciado en torno al lawen. El Estado vuelve a impedir el libre tránsito por los territorios y la circulación de las personas por las fronteras, y una vez más, los tratamientos de la Salud con las y los machi son interrumpidos. Debido a esto, y después de siete meses de restricciones y de no reconocimiento de una práctica tan esencial para la vida, distintos sectores del Pueblo Mapuche Tehuelche se reorganizan en un nuevo reclamo colectivo. Citamos a continuación el documento donde distintas comunidades hicieron pública su reflexión:
“La alianza con la naturaleza es la base de nuestras lealtades políticas, porque en ese vínculo fundamos nuestra organización social hacia dentro y entre pu lof. La desvinculación con las fuerzas del wallmapu (pu ñen, pu newen, pu futacheyem, pu chiway) nos deja expuestos no solo a la ideologización foránea que plantea al ser humano como dueño y propietario, y al territorio como recurso a ser explotado. Sino además a sufrir un profundo desequilibrio en nuestro ser mapuche exponiéndonos a la enfermedad. Existen varias formas de enfermarse que solo pueden ser diagnosticadas por el Mapuche kimun (el saber).
Cuando los estados se reparten el Wallmapu, se nos impuso un escenario fronterizo de constantes humillaciones, requisas hacia nuestras autoridades ancestrales (machi, lawentuchefe) y hacia sus pacientes que hacen cientos de km para atenderse. A mediados de marzo del corriente año, por la pandemia del corona virus se cerraron las fronteras estatales. Nuevamente se mutila la dinámica de nuestro Pueblo, las Pu Machi (médicas/os Mapuche) no pueden cruzar desde la Puelmapu a Gulumapu y viceversa (argentina-chile). Cientos de pacientes quedaron a medias con sus tratamientos. Transcurrieron los meses y, sin embargo, muchas actividades “esenciales” se protocolizaron para su apertura, entre ellas todas las prácticas de la medicina estatal. Es acá donde los estados argentino y chileno materializan sus políticas supremacistas y racistas, nos omiten perversamente, ya que esa omisión significa la muerte de muchos pacientes que esperan el mapu lawuen (medicina natural) preparado por pu Machi o pu Lawuentuchefe y la continuación de su tratamiento. La machi Mawun Jones, con su tuwun en Puelmapu y su rewe en Gulumapu, no ha podido retornar desde hace medio año.
Las fronteras que nos proscriben son cada vez más estrechas, más militarizadas. Como clandestinos tenemos que andar. El tramo Bariloche-Bolsón de la ruta 40 que debemos transitar para llegar a la Lof Relmu Lafken Winkul Mapu, Lof de la machi Betiana, está absolutamente prohibido para los pu peñi ka pu lamuen que necesitan atenderse.
Estados argentino y chileno fundados en nuestro territorio, les decimos: HASTA ACA NOMAS. Sus tiranías encontraron un límite, es el límite que pone nuestro Pueblo Mapuche Tehuelche. Demandamos ya un protocolo transfronterizo que reconozca el libre tránsito de nuestro Pueblo en su propio territorio, la apertura de la fronteras para los pu Machi, para los pu peñi ka pu lamuen que necesitan del Mapu lawuen, y el libre retorno de la machi Mawun Jones a su rewe en Gulumapu.
Y al Pueblo Mapuche Tehuelche: debemos unirnos en el reclamo de nuestros derechos más innegociables, como lo es el derecho a la salud.
Por un libre tránsito en nuestro territorio, por nuestro feyentun, por nuestro lawen, por nuestras autoridades tradicionales y por nuestro Wallmapu que es uno solo… Marici Weu, Marici Weu.“
(Comunicado Público de un sector del Pueblo Mapuche Tehuelche, 18 de Septiembre del 2020).
Esta es una primer reflexión de un conjunto de otras notas relacionadas al tema del lawen .
Por Kaia Santisteban (grupo GEMAS)
Foto Portada: Euge Neme
Redacción
Equipo de Comunicación Popular Colectivo al Margen