La abogada Mariela Puga perdió en la Corte Suprema de Justicia la propuesta de sindicalización del Servicio Penitenciario en la provincia de Córdoba. Conversamos con ella acerca de porque la sindicalización es una posible solución al problema que vivimos estos días.
-La actual Ministra de Seguridad Sabina Frederic el año pasado planteaba que para la Corte Suprema los derechos laborales de la policía son prescindibles ¿Creés que este debate debería pasar en torno a esa reflexión?
-Yo creo que es interesante lo que dijo Frederic, me parece muy profundo. La Corte rechazó el pedido de sindicalización de la Policía Bonaerense en el 2017, misma policía que ahora está en protesta. Si eso no hubiera pasado, quizás no hubiéramos tenido el tipo de situaciones que se plantearon ahora, sino que hubiéramos tenido una negociación colectiva entre un representante gremial de la bonaerense y el gobernador o la ministra. La Corte tomó la decisión de que no tenían derecho a esa sindicalización y con eso vedó cualquier posibilidad de reclamo laboral de casi 10mil personas. Estamos hablando de personas que no tienen un medio de expresar su malestar frente a las violaciones de sus derechos laborales o salariales.
Me parece que cuando Frederic dice que son prescindibles esos derechos, está diciendo algo muy fuerte de todos como sociedad. Porque la Corte fue capaz de decir eso en el 2017 y lo dijo ahora en 2020 en relación a las Penitenciarías de Córdoba, en buena medida porque la sociedad civil puede tolerar eso. Es decir, hay un montón de trabajadores en todo el país que no tienen ningún tipo de vía para hacer reclamos laborales y están en situaciones cada vez peores frente a jefes abusivos. Frente a esto, las posibilidades de eclosión como las que ya ocurrieron muchas veces en la Argentina siguen ahí.
Hay una situación de segregación ciudadana que se ha tolerado, que por supuesto tiene mucha explicación en la manera que hemos construido nuestra idea de los derechos humanos confrontando a las fuerzas de seguridad. En la manera en que nos hemos representado a la policía, deshumanizada y militarizada. Hemos respetado esa militarización en vez de tratar de desarticularla. Detrás de lo que dice Frederic está todo eso, una Corte que desconoce derechos porque hay una comunidad que es bastante indolente frente a esta situación.
-Más allá de las leyes respecto al tema ¿Hay temores de la sociedad civil respecto a poner en riesgo la verticalidad de esta institución?
-La Policía Bonaerense tiene tantas denuncias de corrupción interna, de participación en sistemas mafiosos, de abuso contra la sociedad civil que son inconmensurables. Creemos que ese verticalismo es necesario para servir a la sociedad civil. El verticalismo existe en toda la administración pública, hay deber de obediencia en un sistema jerárquico y vertical. También tenés gremios que defienden tus derechos frente a los abusos de tus superiores, o donde denunciar si no querés participar de un sistema de corrupción que te imponen.
Un sistema jerárquico es perfectamente compatible con un sistema de derechos sindicales que permita el reclamo de derechos laborales básicos. Si vos no podés enunciar las situaciones de injusticia como derecho, que es en lo que consiste la sindicalización, no podés cambiar tu situación. Nosotros “nos comimos” el discurso militarista y la necesidad militarista de un verticalismo sin reglas ni control externo. El verticalismo es posible pero de una manera no militarizada, bajo reglas y respetuoso del estado de derecho.
Nosotros en buena medida hemos consentido la idea de que nuestras fuerzas de seguridad necesitan estar militarizadas, necesitan mirar a la sociedad civil como si fuera un potencial subversivo. La policía debería estar al servicio de la comunidad, colaborando con la funcionalidad de la sociedad civil, y no ser una especie de guardia pretoriana de los gobiernos de turno. Me parece que acá hay cuestiones para revisar.
La discusión en abstracto es interesante, pero en concreto lo que tenemos es una seguridad que es totalmente impune a los abusos permanentes. Contame un caso donde tengamos sanciones reales que no sean a chivos expiatorios dentro de las fuerzas. Creo que el temor a dar derechos es lo que nos tiene en esta situación. Por otro lado, está la esencialización del mal detrás del uniforme. Dentro de las fuerzas hay trabajadores que no son abusivos, que no usan de manera descontrolada su competencia y que han estado dispuestos a denunciar pero no tienen un marco de protección para hacerlo.
Si esencializamos al policía como un ser del mal, darles poder siempre va a ser negativo. Ahora, si creemos que es una institución que tiene ejes de corrupción, que tiene formas y hábitos militarizados que son negativos para la sociedad civil, dar derechos podría ser una de las soluciones.
Escuchá la entrevista completa:
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Por Mariela Martínez y Julia Biagioli
Equipo de Comunicación Popular Colectivo al Margen