El documental “Ella se lo buscó” cuenta la trama de violencias que soportó Ivana Rosales. La continuación de esta historia “Gotas de lluvia” habla de la resignificación del dolor y de la militancia de Abril Rosales. Madre e hija unidas en la lucha feminista.
El primer caso por violencia de género en la Argentina que llegó a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos fue el de Ivana Rosales. La lucha de Ivana y Abril hizo posible que el Estado -que 15 años atrás les negó justicia- reconozca su responsabilidad y se haga cargo de la violencia de género como una cuestión de orden público.
El 18 de abril del 2002 Ivana Rosales le comunicó a su esposo que quería separarse. Mario Garoglio la golpeó hasta dejarla inconsciente y la encerró en el baúl del auto creyéndola muerta. El fiscal pidió un atenuante a la tentativa de homicidio. Alegó que el imputado la había sacado de la noche y que Ivana no había sido ni buena madre ni buena esposa. El tribunal de Neuquén respaldó a la fiscalía. A Garoglio lo condenaron a 5 años de cárcel pero se fugó.
La pedagogía del estado patriarcal consiste no solo en minimizar los actos de violencia sino también en sostener juicios perpetuos. En esta indeterminación las causas se archivan por el supuesto desistimiento de la víctima. Ivana no desistió. Con la representación del abogado y del CELS, denunció al Estado argentino ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos en 2005.
Y Abril Rosales tampoco renunció. Se sacó el apellido de su padre y se animó a revelar su historia de abuso y la de su hermana Mayka. Se sumó a una organización feminista y milita la ESI como una herramienta clave para identificar y prevenir casos de abusos.
Susana le propone a Ivana escribir juntas el guión del segundo documental sobre la historia de Abril y Mayka. Al poco tiempo Ivana muere a causa de las secuelas de los golpes de Garoglio. A esa falta se superponen otras: el suicidio de Mayka y la ausencia de un estado justo. Susana y Abril deciden continuar con la filmación. Una actriz hace el papel de Ivana. En una escena, se escucha la voz de Abril -entre otras voces que marchan y cantan-: “Mamá me dejó mucha fuerza, me dejó la militancia y una herencia enorme que es defender el derecho de las mujeres”.
Abril Rosales tomó el legado de su madre y enfrentó a un sistema judicial que opera -en su lentitud e ineficiencia- para que ciertas causas se vuelvan ilegibles y las mujeres no accedan a políticas públicas. Estas vidas marcadas por la exclusión, resignificaron el abandono y la humillación transformando al estado patriarcal desde sus márgenes.
Recién en septiembre del 2019 la provincia de Neuquén reconoció su responsabilidad estableciendo medidas reparatorias para su familia. Además, según informe del CELS, la provincia se comprometió a crear el Centro de Protección Integral para víctimas de violencia de género “Ivana y Mayka Rosales” garantizando el patrocinio jurídico, gratuito, integral y especializado para estos casos de violencia.
A la resistencia de Ivana y Abril se suma el reciente decreto del cupo laboral trans, -un reclamo histórico del colectivo LGTBQ+, empujando esa ola feminista que corre los márgenes del estado a favor de la inclusión.
Por Verónica Battaglia
Equipo de Comunicación Popular Colectivo al Margen